Llevan cuatro años trabajando intensamente y con ilusión para sacar adelante el proyecto de huertos comunitarios de Zabalgana. La parcela ya está acondicionada y la primavera al caer. Sin embargo, el Ayuntamiento aún no les ha adjudicado el terreno. Así que, hartos de esperar el final de los tediosos trámites burocráticos, los propulsores de la iniciativa, los miembros de la asociación Zabalortu, han decidido tomar las riendas del proyecto e iniciar el reparto provisional de las huertas entre los interesados a la espera de que el Ayuntamiento les adjudique el solar, para que un año más no se les pase la época de plantación de verduras y hortalizas. Y es que, Zabalortu no contempla de ninguna forma que, finalmente, el proyecto no sea para ellos, porque se trata de “su” iniciativa, explica Juan Ibarrondo.
Los huertos de Zabalgana han despertado un gran interés en el barrio. De hecho, más de un centenar de personas acudió a la asamblea en la que hace dos lunes Zabalortu explicó a los vecinos los pasos que tenían que dar para hacerse con una de las 43 huertas de cincuenta metros cuadrados situadas entre las calles Salvador Dalí e Iruña-Veleia, y el calendario que la propia asociación se ha marcado con el fin de tenerlo todo listo para cuando obtengan el visto bueno del Ayuntamiento, si finalmente así ocurre.
A diferencia de los huertos de Abetxuko y Olarizu, los de Zabalgana van a ser comunitarios, esto es, autogestionados por la propia asociación y por los adjudicatarios, que tendrán que comprometerse a acudir a las reuniones, participar en las actividades que se realicen, implicarse en las tareas de limpieza etc. Una filosofía que va más allá de la mera utilización de las huertas como afición. “Queremos que sean huertos del barrio y para el barrio, gestionar nosotros el espacio y que sea una labor colectiva, no que cada uno haga lo que quiera con su parcela una vez que consiga la adjudicación para tres años”, explica Ibarrondo. Teniendo en cuenta este punto de partida, Zabalortu ha elaborado ya unas bases para el reparto de las huertas mediante un sistema de puntos y en las que el único requisito imprescindible es tener residencia en Gasteiz. A partir de ahí, los interesados irán ganando puntos en función de otros criterios como residir en Zabalgana, tener una diversidad funcional, ser familia monoparental, socio de Zabalortu o participar de forma activa en alguna de las asociaciones del barrio (vecinos, AMPA...). esto en el caso del abanico de huertas destinadas a ciudadanos que tendrán que presentarse dentro de un colectivo, ya sea una familia, una cuadrilla de jubilados, una sociedad gastronómica o un equipo de fútbol, por citar algunos ejemplos. Porque ésta es otra de las señas de identidad de los huertos de Zabalgana que, al ser comunitarios, no se entregan a particulares sino a colectivos formados por unas cinco personas. Además, se reserva otro paquete de parcelas para asociaciones ya con identidad propia, como Apdema, Aspace, la asociación de padres y madres del colegio, la asociación de vecinos Zabalgana Batuz etc., que ya trabajan por el barrio en otros ámbitos. En este caso, a la hora de baremar las solicitudes se tienen en cuenta criterios como la promoción de la agroecología, que sean colectivos que trabajan por la inserción social o con objetivos educativos y terapéuticos.
En una semana el número de interesados ya supera el centenar, el doble de las huertas disponibles, y eso que aún quedan quince días de plazo para formalizar las solicitudes, ya sea por Internet o entregando los formularios en mano en la asociación de vecinos del barrio. A partir del día 16, Zabalortu procederá al reparto provisional de las parcelas a quienes obtengan mayor puntuación. “Nos sorprendió la cantidad de gente que acudió a la asamblea y después también la cantidad de solicitudes recibidas, lo que demuestra el interés que se ha despertado en Zabalgana”, señala este portavoz de Zabalortu. Y, precisamente, este interés de la ciudadanía es lo que les ha llevado a tomar las riendas e ir adelantando trabajo con la vista puesta en la primavera. “Veíamos que si no, de nuevo se nos pasa la época de cultivo y perdemos otro año más, porque los ritmos de la Administración a veces son lentos, pero los de la naturaleza, no”, sostiene Ibarrondo.
La génesis de esta novedosa experiencia está en el congreso de creadores Inmersiones, que en 2011 se plantó en Zabalgana con una mulilla mecánica, roturó el terreno donde ahora se preparan los huertos y lo sembró, con el fin de trabajar el concepto de la ecocultura. Los vecinos, algunos de los cuales ya habían dado alguna vuelta a la idea de cultivar los solares vacíos del barrio, vieron que era posible. Zabalortu surgió y comenzaron los contactos con los técnicos del Centro de Estudios Ambientales (CEA), que acogieron de muy buen grado la iniciativa. Tanto es así que la presentaron en Bruselas en un congreso de ciudades sostenibles. Luego, el Ayuntamiento les ofreció dos o tres opciones de terrenos y en la asociación eligieron el que mejor se adapta al proyecto por su orientación y horas de sol.