si el último plazo que maneja el Ayuntamiento de Gasteiz se cumple, la nueva estación de autobuses de la plaza Euskaltzaindia abrirá sus puertas dentro de un mes y medio, concretamente el lunes 16 de marzo. Una fecha sin duda marcada en rojo en el calendario de todos los gasteiztarras, hartos de soportar la provisionalidad de 20 años que acumula el apeadero de la calle Los Herrán, pero sobre todo en el de los usuarios habituales de sus líneas regulares, que necesariamente deberán cambiar sus hábitos cada vez que vayan a viajar en autobús desde Gasteiz o lleguen a la capital alavesa en este medio de transporte.
Para quienes residen en Lakua o sus inmediaciones, salvo los vecinos de la propia plaza Euskaltzaindia que temen un aumento importante de los niveles de ruido, el cambio tendrá casi todo de positivo, porque a nadie le amarga el dulce de tener la flamante estación a escasos minutos de la puerta de casa.
No obstante, son muchos a los que la inminente inauguración les deja sensaciones encontradas, esa parte positiva que supondrá mudarse a un edificio del siglo XXI, con parking, más servicios y espacio, pero también la negativa de tener que desplazarse hasta una zona bastante lejana del centro de la ciudad, obviando el transporte público.
Cada uno de los 8.000 viajeros que la estación recibirá diariamente cuando abra sus puertas tendrá sus pros y sus contras, pero DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA se ha acercado a Los Herrán antes de que esa ansiada inauguración se produzca para testar la opinión de algunos de sus usuarios.
Si en algo todos coinciden es en que a la estación actual le falta espacio, también en que es muy ruidosa y por momentos caótica, unos déficits que a priori la nueva terminal podrá paliar con sus amplios espacios y andenes a la espera de la reordenación del tráfico que soporta la cercana rotonda de América Latina, la más transitada de toda la capital. Se prevé que por las dársenas de Euskaltzaindia pasen 448 autobuses diarios de once compañías diferentes, una cifra que a muchos puede llegar a asustar.
A Maitane Ortiz y Nora Ruiz, dos enfermeras gasteiztarras que se trasladan a San Sebastián un mínimo de dos veces por semana para trabajar en el Hospital Donostia, en líneas generales el cambio les parece positivo, teniendo en cuenta las carencias que presenta el apeadero de Los Herrán. “Me parece un poco desastre que los buses estén en doble fila y que no haya parking. Además, yo vivo cerca de la estación nueva, así que para mí el cambio será a mejor”, explica la primera.
Su amiga, a la que en cuestión de distancias la mudanza le resulta casi indiferente, anhela que la nueva ubicación traiga al menos más comodidad a los usuarios. “Espero que allí esté todo más organizado”, advierte Ruiz, antes de remarcar que “la falta de planificación” ha sido un lastre para poder abrir la nueva estación con anterioridad. “En principio el traslado va a ser bueno”, zanja la primera.
Sensaciones que, aunque con algún matiz, también comparte Diego Alberto Juica, vecino de Zabalgana que se desplaza tres veces por semana hasta Labastida también por cuestiones laborales. El cambio de ubicación le vendrá “genial” a este joven porque la distancia de la terminal respecto a su domicilio se reducirá de forma importante, lo que incluso le permitirá desplazarse hasta ella a pie. “Ahora tengo que coger dos autobuses para venir hasta aquí”, advierte.
Como la gran mayoría, Juica también celebra que el cambio servirá para que los usuarios disfruten de una instalaciones más acordes con una ciudad como Gasteiz. “Esta estación es muy precaria, aunque las he visto peores... Parece como si fuese más de paso”, describe. En ese mismo sentido, el joven se refiere también al caos de vehículos que acostumbra a organizarse tanto en Los Herrán como en José Mardones y la confusión que eso genera entre los usuarios. “Siempre que vengo tengo que estar preguntando dónde sale mi autobús”, reconoce. Saber que si todo va bien la nueva estación abrirá sus puertas el 16 de marzo es, sin duda, la mejor noticia para Juica. “Ni siquiera sabía que iba a ser tan pronto, así que muy bien”, celebra.
“en la otra punta” Ainara Dalama, vecina de la localidad guipuzcoana de Bergara, también observa con buenos ojos la mudanza a la moderna terminal de Euskaltzaindia, aunque sólo a medias, habida cuenta de que tiene que desplazarse a Gasteiz prácticamente a diario para estudiar en Ciudad Jardín, en la calle Álava, donde está ultimando un módulo superior. “El cambio está bien para acabar con la falta de organización, porque esta estación es una locura, se juntan muchos autobuses y hay jaleo, pero por otra parte la nueva me va a pillar en la otra punta”, lamenta esta joven.
Si actualmente la estación no está demasiado cerca de su centro de estudios, lo que obliga a Dalama a tomar un autobús urbano para acercarse hasta allí y, por ende, realizar un gasto adicional, llegar a la plaza Euskaltzaindia le va a seguir forzando a rascarse un poco más el bolsillo. “En ese sentido mal, pero no queda otra... Los autobuses de Pesa sí que paraban antes en la zona de las universidades, pero de eso hace ya igual ocho años”, advierte con cierta resignación. Sin duda un agravio comparativo respecto a los cientos de alumnos universitarios que se desplazan a Gasteiz diariamente desde Bilbao y que, pese al cambio de ubicación de la estación de autobuses, seguirán teniendo una parada junto al campus.
Otra de las usuarias habituales de la estación de autobuses de Los Herrán, aunque por motivos distintos, es Edurne Magunacelaya, vecina de la cercana localidad de Arrasate y que suele acudir a la capital alavesa con su marido prácticamente todos los fines de semana para visitar a su hija, ya que reside aquí. Esta veterana usuaria opta por ver el vaso medio lleno al ser cuestionada por el traslado dejando al margen la ubicación de la nueva terminal. “Esperemos que vaya a mejor y que tenga mejores servicios. Esta estación está desfasada. No suele haber sitio para todos los autobuses, que se ponen en segunda fila, y si te descuidas un poco te quedas sin autobús”, advierte Magunacelaya.
También hay a quienes la nueva ubicación no les ha gustado nada de nada, como es el caso de las jóvenes Izaskun Antón y Amaia Martínez de Gereñu, vecinas de Araia que tienen que desplazarse diariamente a Gasteiz para acudir al instituto. Ambas creen que la nueva terminal de autobuses se encuentra “mucho más lejos de todo”, no sólo para acercarse entre semana para ir a clase sino, por ejemplo, a la hora de venir a la capital el fin de semana para salir de fiesta. “Parece que quieren que la gente use más el transporte público”, advierte Martínez de Gereñu.
Su amiga, entretanto, hace cuentas: “El bus a Araia ya nos cuesta 3,70 euros, así que tener que coger el urbano va a ser una ruina total”, asegura, convencida de que deberán utilizar más frecuentemente el tranvía o el autobús, que ofrecen bastantes servicios cerca de la nueva estación. Una terminal “demasiado grande” a juicio de Antón, quien cree que el tránsito de autobuses que soporta Gasteiz no requería semejante inversión: 15,3 millones de euros costeados al 90% por la Diputación y el Gobierno Vasco.