Vitoria - Vitoria amaneció ayer con decenas de portales luciendo un alarmante cartel que a más de uno seguro que le hizo pararse un segundo y tragar saliva. Bajo el título “plan de evacuación”, un supuesto bando oficial en castellano y euskera recomendaba, a instancias del Gobierno y Nuclenor, y como parte del Plan de Emergencia Nuclear, poner en marcha en cada comunidad de vecinos unas directrices de evacuación para llevar a cabo en caso de que Santa María de Garoña, en pleno proceso de reapertura, sufriera algún contratiempo. Aunque no contaba con ninguna firma oficial, el documento despertó ciertas dudas en algunos vecinos, como confesaba ayer a este periódico el presidente de una comunidad del centro de la ciudad.
En los carteles se expresaba que “ante la próxima reapertura de la central nuclear de Garoña” la “comunidad de vecinos debía saber que el Plan de Emergencia Nuclear Exterior de la central nuclear de Garoña, competencia y responsabilidad de la Administración General del Estado, en colaboración con Nuclenor, señala que los accidentes que se originen en la central pueden dar lugar, en determinados casos y circunstancias, a situaciones de grave riesgo colectivo, catástrofe o calamidad pública, a las que se refiere la Ley 2/1985 sobre protección civil, lo que a obliga a los titulares de estas instalaciones y a los poderes públicos a disponer de planes de emergencia para atender dichas situaciones”. El supuesto bando finalizaba con un llamamiento a plantear en una reunión de vecinos la puesta en marcha de “un plan de emergencia y evacuación del edifico”. Con semejante advertencia a ver quién era el valiente que cogía el papel y lo tiraba a la papelera.
A la espera del CSN En realidad, la colocación de estos carteles de evacuación que tantos sustos despertaron ayer formaba parte de una iniciativa de colectivos antinucleares para protestar por la posible reactivación de Santa María de Garoña. Participada a escote por las eléctricas Endesa e Iberdrola, el beneplácito del gobierno de Mariano Rajoy ha contribuido a allanar el camino de la reapertura del complejo atómico, ubicado a unos cuarenta kilómetros de Vitoria. Una distancia que, por cierto, dejaría fuera por poco a la capital alavesa del área de evacuación necesaria en caso de catástrofe nuclear, que establece una distancia de treinta kilómetros a la redonda de la planta burgalesa. El círculo sí alcanzaría sin embargo a Miranda de Ebro.
A la espera de que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) dictamine si el pulgar de Garoña apunta finalmente hacia el cielo o hacia el suelo, los colectivos antinucleares se han visto obligados a retomar una lucha que muchos confiaban en no tener que recuperar nunca.
Entre otras acciones, la plataforma Araba Sin Garoña ha convocado una gran manifestación en Vitoria el 28 de febrero para que la ciudad muestre su rechazo a la decisión de reactivar la central. La fecha de la concentración precederá a una efeméride concreta, el 2 de marzo, día en el que se cumplirán 44 años de la puesta en marcha de la planta.
Mientras tanto, Nuclenor mantiene más vivos que nunca sus planes para abrir Garoña nada menos que hasta 2031, fecha en la que cumpliría sesenta años de vida. La petición oficial, realizada en mayo, está ahora a la espera de que el CSN analice toda la documentación enviada por los propietarios de la planta nuclear y avale con su firma el futuro de la central más vetusta del Estado. Por aquellas fechas colectivos ecologistas calificaron la decisión como “delirante”, en palabras de Ecologistas en acción, porque “la central está en muy malas condiciones de seguridad y los cambios impuestos por el CSN para su reapertura no son suficientes para llevarla a unos niveles de seguridad aceptables, y menos para operar durante 17 años más”.
Protesta. Colectivos antinucleares colocaron carteles en decenas de portales de Vitoria en los que a instancias del Gobierno y Nuclenor se solicitaba a las comunidades de vecinos a poner en marcha un plan de evacuación en caso de catástrofe nucelar en Santa María de Garoña.
Futuro. La posible reapertura de la planta burgalesa ha reactivado las protestas contra Garoña. El 28 de febrero está convocada una gran manifestación en Vitoria para protestar contra la decisión de Nuclenor.