hay gente a la que la Navidad le sienta muy mal y no hace nada para disimularlo. Si además toca trabajar cuando todo el mundo está de fiesta, doble cabreo, y si a la ecuación le sumamos un puesto de cara al público... Sálvese quien pueda. Algo así le debió ocurrir el pasado día de Reyes, justo cuando las fiestas navideñas tocaban a su fin, a un conductor de Tuvisa que esa jornada festiva cubría la línea 5, y parece que no precisamente de muy buen humor.
Encontronazos con los usuarios, gritos a los conductores de otros coches, arreones dignos de la Fórmula 1 e incluso amenazas con bajarse del autobús y dar una paliza al conductor de otro coche fueron algunas de las actuaciones que llevaron a algunos de los gasteiztarras que osaron subirse ese día al autobús a ponerse en contacto con el Ayuntamiento de Vitoria para denunciar con pelos y señales la actitud del chófer. Uno de ellos trasladó al Consistorio un escrito en el que detallaba todo lo sucedido en apenas un corto intervalo de tiempo desde que tomó el bus alrededor de las 13.45 horas en la zona de Salburua, describiendo además el físico del conductor para que al Ejecutivo local pudiera identificarlo sin problemas.
Tras conocer lo ocurrido, al Ayuntamiento no le ha quedado más remedio que pedir disculpas -de aquella manera- y “lamentar los inconvenientes ocasionados” a los usuarios. Por ahora, el Consistorio se ha limitado a trasladar las quejas recibidas al citado conductor “para que dé una explicación y alegue lo que estime pertinente en defensa de sus intereses” e intentar “evitar que estas circunstancias se repitan”. Según explicaron ayer a este periódico fuentes municipales, el enfurecido conductor todavía no ha aportado su versión de los hechos ni ha dado explicaciones por lo sucedido, aunque lo habitual en estos casos es que no se produzca sanción alguna.
En el escrito de reclamación que el Ayuntamiento ha entregado al conductor, el usuario de Tuvisa enumera de forma pormenorizada los arranques de ira de un chófer que parecía salido de la mítica Un día de furia, aquella película con Michael Douglas en la que el protagonista sucumbe a la tensión del día a día y pone la ciudad patas arriba. Según el relato de los hechos del ciudadano sobre los que el Consistorio quiere conocer más detalles, el chófer empezó el trayecto “discutiendo con un padre acompañado de su hija pequeña que, tras pedir cinco veces que les abriera la puerta, el chófer se hizo el sordo”.
versión del conductor Después, y tras dejar en la parada a una usuaria que ni tocando en la puerta con los nudillos consiguió que le dejara entrar, llegó el que el denunciante relata como uno de los puntos álgidos de su corto trayecto. Fue frente a la gasolinera de Reyes Católicos, donde un coche parado “que dejaba espacio suficiente para que pasara el bus” se convirtió en el objeto de su ira con largos pitidos, y según relata el usuario, gritos del “malhumorado” chófer al conductor del vehículo. Y todo cuando, al parecer, el citado coche, que no obstruía el paso al autobús, se había detenido en ese punto para que “una abuela con movilidad reducida bajara del vehículo ayudada por su hijo”. El chófer empezó “a amenazar al hijo con bajarse del autobús y darle de hostias”, en lo que el usuario define como “un espectáculo bochornoso”. El denunciante narra también cómo el conductor de Tuvisa “salía disparado” sin que las personas que subían tuvieran tiempo de ocupar un asiento “haciendo que las personas mayores corrieran serio peligro de caerse”.
En definitiva, el conductor que este día de Reyes cubría la línea 5 y que provocó una jornada festiva un tanto acelerada a sus usuarios tendrá ahora que dar explicaciones y aportar su versión de los hechos para no recibir carbón de sus majestades municipales en forma de sanción, algo poco probable pues el Ayuntamiento no acostumbra a convertir en sanción este tipo de reclamaciones de los usuarios.
campaña de publicidad Hace unos meses, allá por julio, el Ayuntamiento lanzaba una campaña en los autobuses de Tuvisa bajo el lema Sonriendo, marchamos mejor para “mejorar el reconocimiento social” de los conductores y pedir “la colaboración de la ciudadanía para facilitar las labores del personal de conducción, porque conseguir un transporte urbano más amable es cosa de todos y todas”.
De cualquier forma, las quejas relacionadas con la labor de los conductores no copan ni mucho menos las reclamaciones municipales, pues en Tuvisa son mayoría los chóferes que realizan su labor con respeto hacia los usuarios gasteiztarras, excepciones enfurecidas aparte, o casos como el del chófer que protagonizaba en noviembre una sonada polémica al decidir por su cuenta y riesgo recoger firmas para prohibir el paso a los autobuses a mujeres con velo integral. Por cierto que, en aquel momento, el alcalde de Vitoria, Javier Maroto, inmerso ya en plena vorágine electoral con la inmigración entre ceja y ceja, tardó poco en salir a decir que el conductor no debería ser sancionado por dicha acción, además de mostrarle todo su apoyo.
Reclamación. Un usuario de Tuvisa trasladó al Ayuntamiento un escrito de denuncia por la actitud de un conductor de Tuvisa el pasado día de Reyes, en el que según asegura, y entre otras cosas, amenazó entre gritos con bajarse a pegar a un conductor de otro vehículo.
Ayuntamiento. El Consistorio ha trasladado ya la reclamación al chófer, que aún no ha respondido aportando su versión y sus explicaciones. En principio, no es probable que el Consistorio sancione al conductor.