vitoria - En estos tiempos en los que uno puede comprar una merluza con un solo clic, los comerciantes que apuestan por el trato cercano, por el “buenos días señora” y por el “¿qué tal está su hijo?”, caminan hacia el futuro con el objetivo de captar adeptos entre las nuevas generaciones y aquellas personas cuyo ritmo de vida les ha llevado a llenar el frigorífico a base únicamente de grandes superficies. La tarea es complicada, pero como demuestra la Plaza de Abastos, no será por no intentarlo. Inmersa en pleno proceso de reforma, abierta al público con su nueva piel desde julio pero a la espera de alzar el telón con todos los cambios dentro de unos meses, el reluciente recinto comercial gasteiztarra cumple hoy mismo cuarenta años desde que se inaugurara en su actual ubicación.
Varias generaciones de vitorianos han crecido comiendo y bebiendo los productos de los comerciantes allí instalados, y ellos están dispuestos a que sean muchas más. Por ahora, según explica Eloy López de Foronda, gerente de la plaza, no “se realizará ningún acto” de celebración de la efemérides “hasta que inauguremos la reforma”, para cuya puesta de largo resta aún que se complete la instalación de las escaleras y el ascensor que comunicarán la parte baja con la azotea, además de la pasarela con El Corte Inglés, los nueve gastrobares y la terraza.
Escaleras mecánicas Tal día como hoy hace cuarenta años la Plaza de Abastos abrió sus puertas al público apenas dos días después de bajar la persiana al anterior recinto, ubicado en la plaza de Los Fueros y construido en 1889. El 13 de enero de 1975, el espacio ocupado tiempo atrás por los cuarteles de artillería dejaba pasar a los clientes por primera vez con una sorprendente novedad en la ciudad: las escaleras mecánicas. Abastos fue el primer edificio de la capital alavesa en instalarlas.
Su pistoletazo de salida coincidió con el primer día de la semana. Un lunes en el que, según recuerdan los veteranos del lugar, la plaza se llenó para disfrutar de los productos, de las escaleras mecánicas, de la calefacción y del hilo musical. Diseñado por el arquitecto Ángel Esteve Jaquotot, de cuyo lápiz surgió también la antigua plaza del ganado -germen del actual Buesa Arena-, el mercado del centro de Vitoria estaba ideado para que ningún puesto sobresaliera por encima del resto ni en espacio ni en accesibilidad.
Para evitar que las personas que se acercaban a hacer la compra tuvieran que coincidir en los pasillos con los proveedores que llevaban el género a los puestos -como sucedía en su anterior ubicación-, el arquitecto diseñó unos anillos exteriores separados de la zona comercial. Un arquitecto que, por cierto, mostraría después su disconformidad con la forma en la que el edificio se había ido reformando, decantándose por pintar el hormigón en lugar de limpiarlo. Sin embargo, el paso del tiempo y el deteriorado aspecto exterior que la fachada inyectaba a la plaza se convirtieron, ya desde hace una década, en motivo de reclamo por parte de los dueños de los locales, que reclamaban una renovación profunda en el mercado para relanzarlo.
8,7 millones de euros Iniciadas hace un año, las obras de reforma, que han alcanzado un montante total de 8,7 millones de euros, han supuesto un soplo de aire fresco para un espacio que ha recibido también un nuevo compañero de viaje con la amplia sección de deportes de un referente como El Corte Inglés. Sufragados casi en su totalidad por los propios comerciantes, que aportan ocho millones de euros -el Gobierno Vasco ha puesto los 700.000 restantes-, los cambios deberían servir para recuperar el componente de recinto moderno y novedoso del que la plaza gozaba hace cuarenta años tras su inauguración, como contraste a la tradición de unos productos que nunca pasan de moda.
13 de enero de 1975. Apenas tres días después de echar el cierre al recinto ubicado en la plaza de Los Fueros, la actual Plaza de Abastos abría sus puertas en su ubicación actual con novedades como las primeras escaleras mecánicas que se instalaban en Vitoria.
Redes Sociales. A falta de la colocación de la pasarela con El Corte Inglés y la apertura de la terraza o los gastrobares, la Plaza acaba de abrir una cuenta de ‘Twitter’ para unir tradición y modernidad en las redes sociales.