laguardia - La calle Tesoro de Navaridas vuelve a estar cerrada tanto al tráfico como al paso de peatones, tras detectarse nuevos hundimientos en las bodegas, algunos de los cuales afectan a edificios que presentan importantes grietas.

El alcalde, Miguel Ángel Fernández, recordó a DNA que, antiguamente, en todos los calados se elaboraba vino y se guardaba. Se utilizaban las cuevas y también se conservaban y se cuidaban con más atención. “Ahora muchos de estos calados ya han sido abandonados, no se cuidan, ya llevan muchos años deteriorándose e inutilizados por los desprendimientos que sufren”, señaló el representante municipal.

La cuestión es que hace años la calle estaba con tierra, lo que facilitaba que el terreno se oreara, porque permitía que la humedad saliera al exterior. Hace ya 27 años se reurbanizó, se metieron las redes de saneamiento y abastecimiento, y un año después se asfaltó.

Fue entonces cuando se vieron los primeros problemas, cuando a principios de los años noventa, El Cerrillo, la parte alta del pueblo, se pavimentó. Anteriormente era zona ajardinada, con tierra como la calle Tesoro, y siempre que llovía el agua empapaba el terreno pero se evaporaba con facilidad. Después de esa obra, las filtraciones iban para el subsuelo, se quedaban abajo y no podían salir, por lo que afectaban a los calados. Hay que tener en cuenta que la construcción de los calados es con salagón, arcilla y cal, mezcla que cuando esta seca es como el hormigón, muy dura, pero que cuando se humedece se va deshaciendo.

La documentación que se conserva en el Ayuntamiento ya confirma que en el año 1993, en abril, se produjo el primer hundimiento de un calado; y en el año 1997, otro de los calados se quedo inaccesible al venirse abajo las escaleras de acceso al mismo (todos estos casos se produjeron en la parte media-alta de la calle Tesoro, al lado de la Iglesia). Las actuaciones hasta ese momento eran simplemente colmatar los calados y cerrar los socavones de la calle sin valorar el por qué de estos hundimientos.

Pasaron unos años y hasta 2008-2009 no se vuelve a producir otro hundimiento, pero esta vez en la parte baja de la calle, afectando a los calados las aguas subterráneas. En ese mismo año un informe de Arabarri constata que estos hundimientos pudieran deberse a varias causas pero considera que es muy difícil remarcar la causa principal, porque son varias: las posibles fugas de las redes de agua y saneamiento de la calle; la humedad de los calados por el estado de abandono y falta de conservación; o las posibles filtraciones que se producen en El Cerrillo, la parte alta del pueblo.

Los momentos más complicados fueron los hundimientos del 2012 y 2013, en la parte baja de la calle Tesoro, que afectaron a las edificaciones, y fue cuando se pudo ver que el subsuelo está hueco y que por esa razón “la calle se viene abajo y por arrastre, como los edificios no tienen cimientos, también se ven afectados con desprendimientos de muros de carga y resquebrajamientos”, según Miguel Ángel Fernández. El propio alcalde confirma que al mismo tiempo que se trabajaba en dejar expedita la calle, en 2012, se hizo un estudio geológico que determinó que a quince metros, por debajo de la calle y de los calados, existe una escorrentía subterránea, un río que viene desde la sierra.

Por ello, con el apoyo de Diputación, tanto en 2012 como en 2013, se tacuñan y macizan los calados y se refuerza el firme de la calle. Al mismo tiempo, desde 2013 se solicitó la subvención del Plan Foral con la finalidad de hacer un proyecto integral de rehabilitación de la calle Tesoro, con un presupuesto de 156.000 euros en una primera fase en este año 2014, con el que se cambiarían las redes de abastecimiento, se instalarían tuberías en el subsuelo de drenaje y respiraderos en El Cerrillo con la finalidad de orear el terreno y que la humedad saliera al exterior. Asimismo, se iniciaría la recogida de aguas por medio de unas rejillas en El Cerrillo y también se repararía el desagüe localizado en la parte alta del pueblo. En una segunda fase, estaba previsto restituir el estado inicial de El Cerrillo eliminando la pavimentación.

Sin embargo, con las abundantes lluvias de estos últimos meses, el subsuelo que ya estaba derruido se quedó hueco, y se produjeron corrimientos subterráneos que provocaron nuevos daños. Desde entonces la calle se encuentra cerrada al tráfico y al paso de viandantes y se han cortado todos los suministros de agua y electricidad. Además, las obras de rehabilitación se han visto afectadas porque no se puede actuar sobre el perímetro cerrado y únicamente se ha podido trabajar en la parte exterior de este vallado.