Vitoria - La sentencia de muerte de Errekaleor comenzó a escribirse hace nueve años. Fue entonces cuando el Ayuntamiento de Vitoria inició el proceso para sacar a los vecinos de sus viviendas y llevarlos a otros barrios de la ciudad. Su objetivo era borrar del mapa el alfiler de 192 viviendas construido en los sesenta con el impulso del Obispado para integrarlo en Salburua con un proyecto de derribo y reconstrucción. Y al final ese momento ha llegado, aunque sólo en parte, porque desde que la crisis pinchó la burbuja inmobiliaria los planes se redujeron a echarlo abajo. Un último capítulo que se escribirá con el comienzo del nuevo año. En enero, las pocas familias que se resistían a marcharse de sus hogares, atrincherados entre casas tapiadas, están llamadas a aceptar la condena por las buenas o las malas. Entre los días 12 y 19, deberán personarse en las oficinas de Ensanche 21, donde se procederá al levantamiento de las actas de pago y la ocupación de los bienes afectados. Al desalojo definitivo para poder meter las excavadoras.

El Consistorio gasteiztarra dispondrá de una reserva de suelo con la que todavía no sabe que hacer. Tampoco parece importarle. Le sale más rentable que mantener los servicios mínimos de un barrio obrero donde sólo residían ya trece familias. Poca gente aunque, eso sí, resistente. Allá por diciembre de 2012, mediante un decreto del concejal de Urbanismo, se suspendió el mismo acto que tendrá lugar el mes que viene para intentar llegar a acuerdos voluntarios de expropiación y realojo con los afectados por el proyecto. Algunos de los que por entonces todavía se oponían a marcharse acabaron aceptando interesantes trueques a coste cero, pero otros mantuvieron su negativa. Una posición inalterable a la que el gabinete de Javier Maroto ha dicho basta en cuanto ha dispuesto de la valoración definitiva del Jurado Territorial de Expropiación Forzosa de Álava. Ese dictamen le permite reanudar la tramitación del expediente, sin perjuicio del resultado final de los procedimientos contencioso-administrativos planteados por algunos de los residentes de Errekaleor ante el TSJPV.

La banca siempre gana. El pasado 27 de noviembre, el concejal de Urbanismo relanzó el proceso. Y ya no hay marcha atrás. Si no acuden en los días que han sido citados al edificio Gure Txokoa, no aceptan el justiprecio que se ha establecido para sus viviendas o no aportan los títulos suficientes indicados (se les exige el DNI, el título de propiedad de la casa, el último recibo del IBI y el número de cuenta, entre otros documentos), el importe del mismo será consignado en la Caja General de Depósitos y ese trámite habilitará al Ayuntamiento para la inmediata ocupación de los pisos. Obviamente, el resultado será el mismo si pasan por el aro. El final del barrio que un día fuera bautizado como El Mundo Mejor ya está aquí.

Último decreto. El concejal de Urbanismo, Miguel Garnica, firmó un decreto el pasado 27 de noviembre para retomar el proyecto de expropiación tras no alcanzar acuerdos con las últimas trece familias que seguían residiendo en Errekaleor.

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Trece familias están citadas para la expropiación, residentes en los números 1, 2, 8, 13, 15, 24, 27, 30 y 31, además del secretario diocesano del edificio parroquial, unos bajos comerciales e Iberdrola (con su centro transformador, almacén y fábrica).