vitoria - La eliminación de la simbología franquista aún presente en distintas edificaciones de Gasteiz constituye una de las principales reivindicaciones de los colectivos que trabajan por restaurar la memoria de las víctimas de la dictadura. Una lucha contra la impunidad que todavía rodea al régimen fascista que en los últimos días parece haber dado sus frutos, al menos en un hecho puntual. El Obispado de la capital alavesa ha decidido tapar el enorme escudo que preside el interior de la Catedral Nueva, inaugurada en persona y bajo palio por Francisco Franco en 1969, y su intención es que este emblema ya no vuelva a estar visible al público. “Se va a quedar así para siempre”, aseguran fuentes de la Diócesis de Gasteiz a este periódico.

Esta inédita medida coincide con la ceremonia de beatificación del sacerdote Pedro de Asúa, fusilado por milicianos antifascistas en Liendo (Cantabria) en agosto de 1936, que tendrá lugar hoy en el propio templo de María Inmaculada. El Obispado niega que haber ocultado en este momento el escudo, una de las peticiones más recurrentes de los colectivos en favor de la memoria histórica, guarde relación con la celebración de esta cita, sino que supone dar cumplimiento a un reciente mandato de las Juntas Generales de Álava que exigió la retirada de toda la simbología franquista de las calles del territorio.

Han sido varias las mociones aprobadas en este sentido por la Cámara foral, la última el pasado 16 julio. Las Juntas se comprometieron entonces “a eliminar cualquier vestigio de simbología franquista que pueda existir en todo Álava” y exigieron también a la Diputación alavesa que pusiese en marcha “todos los medios a su disposición para retirar los símbolos que permanecen” en el territorio o, en su defecto, “instalar placas en lugares visibles” con el objeto de contextualizar la historia. Otra moción, la 33/2013 de 22 de abril, también había puesto en su punto de mira a la simbología franquista dispersa en el territorio e incluso estableció unos plazos para su eliminación.

Para la Plataforma vasca contra los Crímenes del Franquismo, la eliminación del escudo de la Catedral “puede ser una señal de cómo poco a poco se va consiguiendo romper ese muro de inmovilismo e impunidad”, y considera además que “no es casualidad que ocurra justo ahora”. El colectivo basa esta afirmación en tres motivos, la propia beatificación de Pedro de Asúa, un acto donde sería “un contrasentido” la presencia de este escudo, el impulso que de un tiempo a esta parte ha tenido la llamada querella argentina contra los crímenes del franquismo y los trabajos que desde hace sólo unas semanas se están desarrollando en el Ayuntamiento de Gasteiz para dignificar la memoria histórica.

Precisamente la semana pasada llegaron “noticias importantes” en torno a la causa que investiga la magistrada María Servini al otro lado del Atlántico, ya que el fiscal general Ramiro González solicitó a la propia Servini las órdenes de detención internacional y extradición de 15 destacados exponentes de la dictadura. Entre ellos se encuentra el vitoriano Jesús Quintana Saracíbar, uno de los responsables de la masacre del 3 de marzo de 1976 en Zaramaga, ya que por aquel entonces era capitán de la Policía Armada. El requerimiento del fiscal argentino también se dirige al Vaticano y a los arzobispados españoles, a los que solicita que le remitan a la causa toda la documentación que consta en sus archivos relativa a la colaboración de la Iglesia con la dictadura.

En lo que respecta a la iniciativa Memoria-Gasteiz que ha comenzado a desarrollarse en el Consistorio y que busca restañar las heridas de la represión franquista con la instalación de nuevos espacios de recuerdo y la eliminación de simbología, uno de sus objetivos pasaba precisamente por intervenir en la Catedral Nueva con su escudo franquista.

La propuesta solicitaba, en concreto, señalizar los exteriores de María Inmaculada para explicar el contexto en el que se esculpió ese escudo, una forma de publicitar el régimen, ante la dificultad de eliminarlo por sus características constructivas. Finalmente, la Iglesia ha optado por una solución distinta y, según promete, permanente. Memoria-Gasteiz también exige una actuación similar en la Cruz de Olárizu, colocada en 1951 por la Santa Misión de Vitoria y en cuya base se esculpió un texto con los nombres de los religiosos alaveses que murieron en el frente de guerra golpista o que fueron fusilados en la retaguardia republicana.

“condiciones insostenibles” Lander García, miembro de la Plataforma contra los crímenes del franquismo y coordinador de la iniciativa Memoria-Gasteiz, cree que el movimiento del Obispado se debe a la “presión social” de los últimos años y no a su propia iniciativa. “Se han dado unas condiciones insostenibles que le hacen sentir incómodo. Dentro de lo que estamos avanzando, es una pequeña victoria más. En el último año y medio hemos avanzado más que en los últimos 40”, asegura García en alusión a la propia querella argentina y a los trabajos iniciados en el Ayuntamiento.

García cree que los colectivos que trabajan en favor de la memoria histórica “no tienen nada que agradecer” a la Iglesia por el paso que acaba de dar porque “encima de la mesa todavía hay muchas cosas” en su condición de “pilar de la dictadura”. “Lo que tenemos claro es que esta maniobra no oculta ni puede ocultar la necesidad de socializar la relación directa que mantuvieron durante décadas la jerarquía de la Iglesia católica española y la dictadura”, sintetiza el activista.