Papel, vidrio, restos de comida, aceites, ropa, envases, animales, radiografías, secadores... No hay producto que a día de hoy se resista al reciclaje en Gasteiz. Por incómodo, trabajoso y costoso que sea, de cada cien kilos de basura que salen de casa a diario, 25 se reciclan, porque, de cada cien gasteiztarras, siete separan la basura en diferentes cubos, un alto porcentaje. “Y el que se se toma la molestia de hacerlo, no tira luego las bolsas a cualquier sitio”, apunta el jefe de servicios de gestión de residuos de la ciudad. Cierto que hay comportamientos incívicos, ciudadanos que aún sólo utilizan uno o dos cubos, otros que dejan las bolsas en la acera, a pie de contenedor e incluso empresas que esparcen lo que no les vale por el campo. Sin embargo, son “focos puntuales”. Claro que “tenemos que erradicarlos, y sólo hay dos opciones: machacar y machacar, o multar”, apunta Joseba Sánchez. “Nuestro reto es que el que ahora separa en dos partes, lo haga en cinco”. Ciertamente, posibilidades no le van a faltar en Vitoria.

El precio de ser Green Capital es grande, pero también la recompensa. A pesar de que desde el punto de vista económico, la recogida de la basura es deficitaria, puesto que sólo se financia al 50% con los impuestos de los ciudadanos, para el Ayuntamiento merece la pena. El servicio cuesta cada año 23,7 millones de euros, de los que los vitorianos pagan, vía recibos, 11,8 millones. El resto lo pone el erario público. Sin embargo, el modelo implantado coloca a Gasteiz en el top ten del reciclaje. El propio Sánchez es un fan de este “modélico” sistema. “Dentro de la ciudad somos más críticos, pero fuera nos ven como un ejemplo”, constata. “Aventajamos a capitales del entorno como Pamplona, Burgos, Donostia, Logroño y Bilbao. Incluso Barcelona nos sigue de lejos en red de recogida neumática, pese a estar posicionada en segundo lugar.

Los datos son “buenos” y constatan que los gasteiztarras, en general, saben utilizar los contenedores. Siempre hay excepciones y todavía, en pleno siglo XXI, quedan focos negros por erradicar, sobre todo en el Casco Viejo, donde la recogida neumática continúa siendo la pesadilla para los responsables del servicio. Contrasta con el óptimo uso que se hace, por ejemplo, de los contenedores amarillos (envases), azules (papel y cartón) y verdes (vidrio). Pero vayamos por partes.

El de la basura de toda la vida. El ojito derecho del servicio de recogida de residuos porque apenas da problemas. Aunque su llegada a Vitoria fue tardía -no hace tanto que las bolsas se depositaban en la acera- cuajaron rápido entre la población y, a día de hoy, es raro verlos desbordados de desechos. El contáiner gris es el más extendido: hay 1.477 por la ciudad y su vaciado cuesta a las arcas municipales tres millones de euros al año. Más cara es la factura de la moderna y cómoda recogida neumática porque funciona con electricidad y el precio de la luz no para de subir.

lgún problema más que el gris dan los contenedores amarillos y azules, a menudo a rebosar de envases, papel y cartón debido a que la frecuencia de recogida -tres días por semana- es insuficiente. En el Ayuntamiento lo saben y por eso ansían la llegada de la nueva contrata de limpieza para adecuar la oferta a la necesidad. “Ahora la recogida es igual en toda Vitoria, pero a partir de julio la ajustaremos porque igual en un barrio basta con vaciar los contenedores dos días por semana y en otros es necesario que el camión pase los siete”, apunta Sánchez. Es lo que sucede en las calles peatonales del centro y Ensanche. El poco espacio para colocar las islas de reciclaje hace que no siempre los contenedores estén ubicados donde debieran. Pero, sin duda, de entre todos, el que mejor funciona es el de vidrio, una vez solventados los problemas que hace año y medio tenían los hosteleros del Casco Viejo. “Antes tenían que salir del barrio para depositar las botellas vacías porque no tenían recipientes verdes, así que el Ayuntamiento instaló contenedores específicos, de menor tamaño, para favorecerles el reciclaje.

El contenedor naranja ha sido el último en sumarse a la vida de los vitorianos, para recoger la basura orgánica. Su instalación ha sido progresiva, pero los vecinos se han acostumbrado “muy bien” al color naranja -asegura Sánchez-. De Abetxuko y Lakua saltó a Sansomendi y de ahí al conjunto de Gasteiz para dar cabida a los restos de comida, por ejemplo. Ya son 542 los instalados y su eficiencia parece indudable, ya que el grado de pureza de la fracción orgánica supera el 90%. Igual de revolucionario ha sido el contenedor para textil y pequeños aparatos reutilizables, como radios, secadores, móviles etc. De hecho, “ahora recuperamos el triple de ropa que antes”, apunta el jefe del servicio municipal. Algo parecido sucede con los garbigunes y puntos verdes móviles donde van a parar los residuos peligrosos. O con las recogidas especiales de animales muertos, fitosanitarios... “Los ciudadanos que se molestan en acudir a estos puntos es porque ya están altamente concienciados”, reconoce Sánchez. Son adeptos al reciclaje.

“Qué más da”. ¿Quién no ha oído en alguna ocasión aquello de “Qué más da separar la basura o no si luego todos los contenedores van al mismo sitio”. Esta afirmación es un “bulo total” para el jefe del servicio de gestión de residuos del Ayuntamiento, que ya forma parte de la leyenda urbana. Así que, Joseba Sánchez recomienda a los incrédulos que se acerquen a las jornadas de puertas abiertas que se organizan cada año para que vean con sus propios ojos dónde va a parar cada fracción de la basura.

El jefe del servicio de gestión de residuos explica que en el Casco Viejo, tras cuatro campañas de concienciación en seis años, hay quien sigue dejando la basura fuera de los buzones.

en cifras

11,9

Millones de euros de déficit en la recogida de basuras en Vitoria. El erario público paga la mitad del coste total (23,7 millones). El resto (11,8 millones) lo recauda el Ayuntamiento vía recibos.

542

Contenedores naranjas se han instalado ya en Vitoria. Han sido los últimos en llegar para la recogida de la fracción orgánica. A ellos hay que sumar 1.477 grises (basura), 643 verdes (vidrio), 621 azules (papel y cartón), 609 amarillos (envases) y los blancos de textil. Y la mayor red de España, en kilómetros, de recogida neumática, con 344 buzones.