vitoria - Nervios, sonrisas de felicidad, ir y venir de maletas, inquietud por la espera, colas en el mostrador, repaso a los billetes, facturación de equipaje, incómodos controles de seguridad etc. Lo vivido ayer por los 203 pasajeros que cogieron el vuelo de Foronda a Nueva York no es nada diferente a lo que cada día acontece en un aeropuerto, eso sí, en un aeropuerto con tráfico de pasajeros. Por ello, lo habitual se tornó ayer noticia en el aeródromo alavés al que los recortes de Madrid han dejado sin salidas ni llegadas de viajeros. Las desiertas pistas de aterrizaje y despegue cobraron vida por unas horas para dar salida al avión que las instituciones vascas han fletado a Nueva York; un vuelo que ha resultado más fracaso que otra cosa puesto que ha supuesto un déficit de 200.000 euros para las arcas públicas, dinero que sale del bolsillo de cada uno de los contribuyentes. Pero no sólo eso, ya que tampoco se ha cumplido el objetivo de traer a Euskadi turistas neoyorquinos puesto que el vuelo entre la gran manzana y Foronda tuvo que cancelarse de antemano dado el nulo interés de los estadounidenses por aterrizar en Vitoria. Aun así, insisten en que todo no está perdido. Otro revés más para un aeropuerto que agoniza.
No obstante, Foronda sí se conectó ayer con Nueva York. A las 12.30 horas partió el vuelo con destino JFK de Iberia en el que se acomodaron los afortunados a los que ahora les espera una semana de vacaciones en la ciudad de los rascacielos. El día 11 regresarán de madrugada a Vitoria. No es de extrañar, por tanto, que los pasajeros sintieran ayer una emoción especial. Antes de subir las escalerillas del avión, todos coincidieron en la comodidad que supone una conexión directa desde la capital alavesa sin tener que desplazarse a Madrid o Barcelona.
El precio del billete es otra de las ventajas que los pasajeros encuentran en un vuelo que, aseguran, es una pena que no tenga continuidad. Además de alaveses, en el A330 de Iberia viajaron también guipuzcoanos a los que también les gustaría que Foronda despegara de una vez, dada la cercanía a su lugar de residencia.
Y mientras las maletas van camino de la bodega del Airbus 330, los pasajeros comienzan a acomodarsen en los asientos de turista y business. El avión no viaja lleno, no se han vendido todas las plazas, de ahí el agujero económico que ha supuesto, ya que las instituciones tendrán que asumir el coste de los billetes no comprados. Y es que a los 65.000 euros que costará la suspensión del vuelo Nueva York-Foronda, hay que sumar 135.000 euros derivados de la no venta de billetes, según desveló el diputado José Zurita. VIA pagó inicialmente 275.000 euros por el vuelo, pero no ha sido capaz de recuperar esta cantidad con la comercialización, así que el déficit final será de 200.000 euros para una conexión puntual, que no parece que vaya a tener continuidad a corto plazo. Las dificultades para llenar el avión también han obligado a tirar los precios. El billete de ida y vuelta tuvo un coste inicial de 879 euros cuando se puso a la venta en junio. La semana pasada se redujo hasta los 599. Así que cada billete ha supuesto un coste de 1.675 euros, de los que 985 son pérdidas que han acabado en el limbo. - DNA