gasteiz - "No es una situación de alarma, pero sí una situación que no podemos descuidar". Este es el mensaje que el gobierno de Javier Maroto transmitió ayer a los gasteiztarras a cuenta de las peleas entre bandas de jóvenes que tienen lugar en Vitoria, como destapó DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, y en respuesta a una pregunta del PNV. El concejal del PP Alfredo Iturricha admitió que en la ciudad se mueve un "germen de seis grupitos de menores", ya identificados por la Policía Local. Se trata de cuadrillas de chavales mixtas, formadas por gasteiztarras, latinos y magrebíes, de 14 a 17 años, que, imitando a las bandas juveniles violentas de Estados Unidos o Sudamérica, se citan cuando salen del colegio para pegarse. El Ayuntamiento trabaja ya de forma preventiva con estos chavales, en colaboración con Educación del Gobierno Vasco y la Fiscalía de Menores -explicó el edil- negando la existencia de bandas juveniles como tal.
A pesar del esfuerzo del gabinete de Maroto por restar alarmismo, el hecho de que haya un "germen" de bandas juveniles en Gasteiz dejó sumamente preocupada a la concejala jeltzale Blanca Guinea porque "ahora son menores de edad de 14 a 17 años, pero también hay movimientos entre chavales de 10 y 12 años que imitan estos comportamientos violentos", sostiene. "Violentos y de trato desigual entre chicos y chicas, a las que utilizan como trofeos". La obligación del Ayuntamiento -para Guinea- pasa por trabajar con estos menores en situación de riesgo, pero no sólo desde el ámbito policial sino mediante programas de educación de calle -el Ayuntamiento dispone de ellos- desde una perspectiva social y educativa para que el problema no vaya a más. Y con la idea de que estos chavales entiendan que las metas no se consiguen con violencia sino con esfuerzo.
Toda esta polémica llega a raíz de los últimos sucesos ocurridos en Gasteiz en mayo en el aparcamiento de la calle Ramón Rubial, junto a Telefónica. Este periódico tuvo acceso a un vídeo, del que se han extraído las imágenes de la derecha. En él, dos grupos de adolescentes se disponen en círculo. Dentro, una chica se prepara para la pelea. Con un gesto arengador, reta a otra. La aludida irrumpe en el plano y se abalanza sobre su contrincante. La tira al suelo. Le arranca el jersey. Golpea su cabeza con los puños. Le agarra del pelo. Vuelve a golpear su cabeza. Ahora, contra el cemento. Una, dos, tres... Hasta nueve veces. La joven abatida trata de zafarse. Grita. Pero no tiene escapatoria. Ha sido anulada. Ha perdido. Ella lo sabe. Todos lo saben. Los espectadores, testigos y árbitros, separan a las adversarias. La batalla ha terminado. El vídeo se interrumpe.
Y no es el único testimonio gráfico. También corren imágenes de otra contienda en Santa Lucía. Son disputas programadas por sus organizadores, marcadas por leyes no escritas, que solamente ellos conocen, pero que ya han saltado a Whatsapp. Así es como se emponderan los vencedores y los perdedores buscan la revancha.
Fuentes conocedoras de los hechos consultadas por DNA explicaron entonces que "son adolescentes de entre 14 y 17 años. Los chicos son latinos, pero entre ellas hay muchas chicas vitorianas. No son bandas como tal, tipo Latin Kings, pero copian sus patrones. Se organizan por zonas". Una versión que coincide con la dada ayer por el Ayuntamiento. Los grupos identificados hasta ahora se mueven por Lakua, Sansomendi, Arriaga y Zabalgana, y su causa es, según esas mismas fuentes, la territorialidad. Luchan por marcar fronteras, para definir su espacio y a veces también se enfrentan para dirimir conflictos personales. Aseguran que nunca son peleas espontáneas y se suele buscar la igualdad de fuerzas, el uno contra uno. Esto es, un grupo acude a la salida de un colegio y le avisa a un chico del otro grupo que mañana quedarán a tal hora en tal sitio. Luego graban las peleas y las pasan por whatsapp ya que, al parecer, el hecho de saber que puede verlas mucha gente les envalentona. Es su manera de demostrar que son fuertes. La estructura de las bandas se ha ido consolidando desde hace tiempo. De hecho, ya tienen nombre: Los lobos y Combo Lakua, por ejemplo. "Otros grupos incluso están haciendo cantera entre chavales de diez y doce años que no participan como tal de las andanzas de los mayores, pero son aleccionados", advierten. Representan el futuro.
Además, detrás de cada enfrentamiento suele haber una preparación previa. En el caso de Zabalgana es seguro que la banda queda para entrenarse. Luego se citan para pelearse con otros grupos, aunque no siempre les sale bien. Si se entera demasiada gente es posible que aparezca la Policía, como les ocurrió en el parking de caravanas de Lakua, junto a los centros regionales, donde se presentaron patrullas secretas de la Policía Local y de la Ertzaintza. Los agentes pararon la trifulca nada más iniciarse, identificaron a seis chavales y en las inmediaciones encontraron un bate de madera, que podría pertenecer a alguno de los adolescentes.
'Modus operandi'. Los grupos están organizados por barrios (Arriaga, Lakua, Sansomendi, Zabalgana...) y sus disputas son territoriales. Las peleas no son espontáneas, los jóvenes se retan entre sí fijando día y hora, y tratan de buscar la igualdad de fuerzas, al estilo de las bandas juveniles americanas.
Grabaciones. Los jóvenes graban las peleas y las pasan por Whatsapp para mostrar su fuerza y envalentonarse. La Policía investiga a estos grupos de chicos y chicas de 14 a 17 años.