La exclusión social no entiende de nuevas tecnologías. Cuando una gran parte de la población avanza hacia delante, algunos grupos se quedan atrás. Recuperar el tiempo y la distancia perdida es una labor que requiere trabajo y compromiso. En una sociedad en la que la informática y el acceso a Internet forman parte de nuestra vida desde hace años, quedarse fuera de este mundo, verse abandonado al otro lado de lo que se conoce como la brecha digital es ahora mismo una de las desigualdades sociales menos visibles, pero no por ello menos importantes.
Desde personas de la tercera edad a gente con escasos recursos a los que el paro y la crisis económica les ha llevado a reducir sus gastos al mínimo, convirtiendo un ordenador y una conexión a Internet en un lujo y abriendo esa brecha digital a uno y otro lado. "El concepto surgió a mediados de los años noventa para hacer referencia al riesgo de exclusión social como consecuencia de las dificultades de acceso a la tecnología y a Internet. Hoy en día no disponer de un ordenador u otro dispositivo conectado puede generar pérdida de oportunidades, además de que cada vez se habla más de la exclusión que genera no estar presente en la web social", explica Ainara Larrondo, profesora del Departamento de Periodismo de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
Para esta docente experta en medios digitales "superar la brecha digital y conseguir que los beneficios de la Sociedad de la Información lleguen a todos por igual, independientemente de su nivel de renta, sigue siendo uno de los principales retos de los gobiernos del mundo desarrollado". Según un informe del Eustat publicado hace dos semanas, en Álava sólo el 13,5% de las personas con estudios primarios accede a Internet de forma más o menos habitual, un porcentaje que se eleva al 95,1% entre los vecinos con estudios superiores. Además, sólo la mitad de los hombres y mujeres de Álava mayores de 45 años se atreve a adentrarse en el mundo on line. En el otro extremo, para el 96% de los jóvenes alaveses de entre 15 y 24 años Internet es parte intrínseca de su vida.
Para que el salto de una parte a otra del desfiladero digital sea cada vez más estrecho, en Vitoria hay varias asociaciones que trabajan desde hace años con los colectivos que mayores dificultades encuentran para integrarse en la era digital. Una de las más veteranas es sin duda el centro Saregune que, por cierto, acaba de ser galardonado con un premio europeo por su labor de buenas prácticas en la lucha contra la exclusión tecnológica. Ya en 2012 se llevó un premio a la mejor iniciativa sin ánimo de lucro por la Asociación Estatal de Usuarios de Internet. "Nosotros enfocamos el aprendizaje de las nuevas tecnologías desde un punto de vista totalmente social. Alguien que ahora mismo no tiene acceso a un ordenador o no tiene conocimientos está fuera", lamenta Ainara Pérez, coordinadora de Saregune, desde su local en el Casco Viejo gasteiztarra, por donde en los últimos cinco años han pasado más de 6.500 personas de 38 nacionalidades diferentes dispuestos a aprender a utilizar un ratón, escribir un word o buscar algo en Google.
gastos desorbitados De hecho, el 45% de las personas que acuden a apuntarse -sólo necesitan un nombre y un número de teléfono, nada más- lo hacen para inscribirse en su "curso estrella". "El de iniciación a la informática lo llevamos dando diez años, tres veces al día, y siempre está lleno. Es lo que nos piden los usuarios, quieren empezar de cero. 'Es que no sé ni coger un ratón', nos dicen", subraya Ainara. Y es que, entre otras cosas, hoy en día buscar un empleo se ha convertido en una labor más pegada al ordenador que al asfalto. "Muchas empresas de trabajo temporal tienen sus propias plataformas y aplicaciones informáticas en las que te piden que introduzcas tus datos directamente en lugar de mandarles el currículum. Otras empresas te piden que sólo los mandes por e-mail en lugar de entregárselos en mano...", explican desde Saregune antes de recordar que, en estos casos, las personas con menos recursos se topan con dos barreras de inicio.
"Primero, las herramientas, como tener un ordenador y una tarifa de Internet en casa. Y segundo, los programas informáticos que deben usar, que si son legales cuestan mucho dinero. De ahí la importancia de apostar por el software libre como hacemos nosotros", argumenta la coordinadora de Saregune, donde combaten la brecha digital entre todas las personas de Vitoria en riesgo de exclusión social, aunque "estamos abiertos a todo el mundo".
Entre sus usuarios, la mitad tienen entre 31 y 50 años, y de hecho otro 30% es mayor de 51 años. "Todavía tenemos más hombres que mujeres, entre un 60% ellos y un 40% ellas", distingue antes de concluir que "estamos cogiendo un ritmo abrumador en todo lo relacionado con las tecnologías e Internet, pero al mismo tiempo estamos dejando atrás a muchas personas". "En una sociedad en la que hablamos de pobreza energética o de pobreza infantil, en muchas familias pensar en tener un ordenador con Internet es algo totalmente inasumible", incide.
datos en álava Según los datos de la encuesta del Instituto Vasco de Estadística, en Álava el territorio que cuenta con menos usuarios habituales de Internet es la zona de la Montaña Alavesa, con un 55,4% de personas que se conectan a la Red. El lugar en el que más personas acceden al mundo on line no es en realidad Vitoria, con un 69,7%, si no el área de Estribaciones del Gorbea, con un 71,2% de usuarios. De hecho, de las 23 zonas de Euskadi en los que el Eustat divide su estudio, la Montaña Alavesa es donde hay menos usuarios de Internet, y en el otro lado de la balanza la zona de Estribaciones es la segunda que más tiene, sólo superada por el 73,5% de Plentzia-Mungia.
En Vitoria, las personas de más de 60 años, probablemente el sector con mayor riesgo de quedarse apeado tras esta brecha digital, cuentan con ofertas de cursos informáticos a cargo de asociaciones como Las Cuatro Torres o la Obra Social de Caja Vital. "Todos los años tenemos cursos a los que van unas 75 personas, y tienen un éxito terrible. Es un programa que hacemos gracias a la Diputación y del que estoy muy orgulloso porque es un dinero muy bien gastado. Ves cómo viene gente con ochenta y tantos años y los profesores nos dicen que están encantados con el interés que muestran", sostiene Antonio González, presidente de la asociación de jubilados y pensionistas Las Cuatro Torres, donde ofrecen estos programas a través del Instituto Europa.
"La gente mayor va rompiendo el miedo y nosotros mismos en la asociación nos estamos quedando alucinados. Uno me decía hace poco que su nieto antes no le dejaba ni acercarse al ordenador y ahora le pica porque sabe más que él", relata Antonio entre risas. Desde la Obra Social de Caja Vital también intentan "romper" la brecha digital, "o al menos hacerla más pequeña", como bien explica José Félix Aspizua. Por sus clases pasaron el año pasado unas 1.200 personas, la mayoría de más de 60 años, para empaparse de las nuevas tecnologías. "Ahora los cursos más demandados empiezan a ser los de cuestiones más concretas, como Facebook o Twitter, usar un GPS, usar aplicaciones específicas para el móvil... Además algunos se animan incluso a hacer cursos no sólo de software, sino también de hardware para saber cómo es un ordenador por dentro", explica Aspizua. "El que salta la brecha digital ya no vuelve atrás. Ven que se ha abierto un telón y ante sí tienen un mundo de posibilidades", asegura. Y es que, cuantas más personas crucen el desfiladero digital, mayor será el beneficio para toda la sociedad.
Internet en Álava. Según el Eustat, el 69% de los alaveses mayores de 15 años accede a Internet de manera habitual, frente al 67% de Bizkaia y Gipuzkoa.
Colectivos en riesgo. En la provincia sólo el 13,5% de las personas con estudios primarios se atreve a adentrarse en el mundo digital, frente al 95% de los que cuentan con estudios superiores.
Zonas. En Álava, el territorio donde menos se accede a Internet es la Montaña Alavesa (55,4%). En el que más, las Estribaciones del Gorbea (71,2%).