el entorno del palacio Urrutia de Amurrio fue invadido ayer por más de 150 personas que parecían llegadas de otra época. Un médico con txistera a bordo de una bicicleta con bocina, una maestra con un libro de aritmética y una pesada regla de madera, un ama de cría con cofia empujando un cochecito de bebé, un alcalde con capa con su seria señora del brazo, y hasta un cura de los de sotana larga y alzacuellos, se confundían entre decenas de hombres, mujeres y niños ataviados con txapelas, pañuelos, abarcas, fajines, faldas largas, corpiños o mandiles, que se iban colocando en orden de importancia tras un enorme carro cargado hasta los topes de colchones, muebles, ropa, y utensilios de cocina, tirado por una imponente pareja de bueyes uncidos a un colorista yugo. Algo se cocía.

"Se casa nuestra sobrina de Euskati con un baserritarra de Ugarte. Hemos venido desde Boisse en Idaho, y como buenos tíos ricos indianos les vamos a pagar la boda encantados, aunque aquí es todo tan diferente", explicó a este periódico, con un marcado acento estadounidense, una pareja que sobresalía del resto, por su colorido atuendo, parasol de encaje incluido. De repente, el sonido de los cencerros que pendían de las fuertes espaldas de un grupo de zanpantzar hizo que la comitiva se pusiera en marcha hacia el parque, siguiendo a una pareja de novios de allá por 1931, que fueron personificados por Iker Gauna e Iraia Aspuru. Tomando buen registro de todo ello, no solo iba un estirado notario, sino también un fotógrafo de época, aquellos que cargaban con enormes cámaras de fuelle, para negativos de vidrio, con un trípode de madera incorporado.

el notario Una vez en el recinto verde, novios, familiares e invitados (en la escenificación de esta Euskal Ezkontza tomaron parte 152 vecinos del municipio) fueron convidados a vino y rosquillas elaboradas por las amigas solteras de la novia. Las mismas que obsequiaron a la pareja con infinidad de manteles, ropa y sábanas, primorosamente bordadas, con las que confeccionar el ajuar que transportaban los bueyes.

Y es que, "antiguamente, antes de casarse, los novios firmaban una especie de contrato, ante notario y con el permiso de sus padres y familia directa, en el que el hombre aportaba normalmente el caserío y el dinero y la mujer el arreo", explicó Isabel, del grupo de danzas local Aiara Dantza Taldea que, con esta iniciativa, celebraba el 30º aniversario de la formación del grupo, enmarcado en una Euskal Jaia organizada con la colaboración de la asociación cultural Ohiturak, las escuelas municipales de Música y Trikitixa, y el propio Ayuntamiento, a la que fue invitada toda la población.

La firma del contrato matrimonial en sí tuvo lugar en torno a una lujosa mesa de madera antigua, colocada sobre una tarima a los pies de la escalinata de la plaza del Ayuntamiento. Ante ella se sentó el notario que procedió a leer el listado de bienes aportado por cada cónyuge, que luego fue aprobado por la firma de los padres y tíos de la pareja. No hubo beso, que en eso Euskadi también tiene que preservar sus costumbres, pero sí un aurresku de honor y un paseo bajo arcos engalanados que acompañó al feliz ya matrimonio hasta las puertas de su nuevo hogar.

el banquete Con ello no acabó la fiesta, ya que también hubo un gran banquete en Matías Landaburu del que dieron buena cuenta 210 comensales y que prosiguió a la tarde, en la plaza Juan Urrutia, primero con un dantza plaza, a cargo de Patxi eta konpainia, y después con una romería, a cargo del grupo Izargi. En definitiva, una jornada euskaldun redonda que, como explicó la alcaldesa, Josune Irabien -también presente entre el largo centenar de vecinos ataviados de caseros que escenificó la boda vasca- "ha resultado inmejorable para dar a conocer y preservar las costumbres vascas". La trayectoria de Aiara dantza taldea dio inicio en enero de 1984, y su primera actuación tuvo lugar en julio en la localidad ayalesa de Zuhatza.

A partir de ese momento comenzó una carrera que les ha llevado a actuar por toda Euskal Herria y España, e incluso Portugal, Francia, Argentina o Eslovenia. De este largo recorrido dieron fe las fotografías que, el pasado mes de febrero, acompañaron a la exposición de trajes tradicionales "Aiara dantzan, aunitz urtez!", que organizaron en La Casona. Otras actividades para celebrar la efeméride han consistido en la elaboración de un graffiti, que decora la pared exterior del frontón municipal que da a la calle Larrinaga, así como la edición de 450 calendarios de pared que el grupo ha puesto a la venta al precio de 10 euros, para recaudar fondos. De forma paralela están llevando a cabo el sorteo de un traje de aldeana o aldeano a medida para la persona que resulte agraciada. Tampoco faltarán actos conmemorativos especiales en las fiestas patronales y "realizaremos una gala especial en el Amurrio Antzokia", sentenció Iraia Aspuru que aunque le tocó representar el papel de novia, en realidad es la actual presidenta de este grupo de folklore .