se acabó el periodo de prueba. Circular en bici por las calles peatonales de Gasteiz en el horario restringido es motivo de sanción económica y al que le pille la Policía Local vulnerando la normativa tendrá que asumir que se puede llevar a casa una receta de 45 euros. Los ciclistas de la capital alavesa, en general, no conocen el detalle de la normativa, pero sí que el centro está lleno de carteles indicativos y que las libretas y los bolis están prestos a cumplir con su función coercitiva.
Pedro Suescun, ciclista de los bien equipados, con casco, chaleco, el vehículo con sus correspondientes elementos de seguridad, comparte la idea de que se restrinja el paso por el centro, pero cree que las cosas se pueden hacer mejor. "En principio estoy de acuerdo con que haya momentos en que no se pueda circular con la bicis, pero yo cambiaría los horarios (el decreto del alcalde Maroto establece la prohibición de 11.00 a 13.00 horas, y de 17.30 a 21.00 en invierno, y 22.00 horas en verano). Me imagino que habrán hecho los estudios pertinentes -explica-, pero mi impresión es que hay más meneo al mediodía, a horas en las que se puede circular en bici".
Por ello, Pedro propone que la restricción se traslade a la franja que va del mediodía a las 15.00 horas, "que está la salida de las tiendas y hay mucha gente". Como ejemplo de su tesis, Pedro explica que a la hora a la que fue abordado ayer por DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA, las 11.00 horas, la Plaza de la Virgen Blanca, el corazón de la ciudad, estaba completamente despejada.
En todo caso, insiste, la regulación no es mala en sí, y tampoco tiene por qué ser incómoda. "Una vez que te organizas te arreglas, yo me muevo todo el día por el centro y tampoco te limita tanto, por las calles de alrededor del centro se puede circular, por las calles del tranvía también".
Josu Bustamante y David Abad acaban de candar sus bicis en la plaza General Loma. Ni uno ni otro está de acuerdo con el veto a sus vehículos en el centro de la ciudad. "Me parece que al final nos impiden andar, si tienes que ir de Zabalgana a Zaramaga, como voy yo muchas veces, con prisa, pues no te facilita las cosas tener que bajarte aquí, sobre todo cuando yo por el centro no voy como por otros barrios, voy más despacio porque hay más gente, tengo más cuidado", afirma Josu. El joven confiesa que en general no cumple la ordenanza, "sólo si aparece un policía".
A Josu todavía no le han multado. "Me han parado una vez, en los primeros días, para avisarme, porque aún no conocía la normativa, pero sí conozco bastante gente, amigos míos, que les han puesto ya la multa", afirma el ciclista, que dice no conocer el detalle de la normativa y que, ante la duda, tiene los carteles indicativos colocados junto a las calles peatonales. Eso sí, no siempre esos paneles ofrecen la información adecuada. En plena Plaza de la Virgen Blanca, un frondoso árbol tapa justo la parte del poste indicativo donde figuran los horarios en los que no se puede circular en bici por el centro.
David, por su parte, dice llevar bien la restricción, pero "resulta que hay carriles bici por todos lados, vienes aquí y de repente te tienes que bajar". Él no suele hacerlo -"me paro si me encuentro al municipal"-, afirma el joven, a quien ya le han parado una vez, sin sanción económica "porque eran los primeros días, así que de momento me he librado".
Bicicleta y trabajo Oier Iñigo es mensajero, mensajero en bicicleta. Por ello, para él la nueva ordenanza es un obstáculo casi insalvable para desarrollar su trabajo. La única alternativa que le queda es saltarse las normas y cuidar de que no le pillen en el intento. "Para mí es imposible, no tiene sentido", afirma Oier, que dice tratar de "no pasar por el centro en horas punta, pero más por comodidad mía que por respetar la norma, es lo que he hecho desde siempre por sentido común, no avanzo nada y me busco mis alternativas, pero cuando puedo entrar entro". Según este repartidor, en su gremio está "todo dios igual, y los de las furgonetas también", y aunque él todavía no ha recibido ninguna sanción, sí le ha parado la Policía Local varias veces. "Andamos como el gato y el ratón, esquivándonos, pero alguna me va a caer", señala Oier, que explica cuál es su estrategia para poder trabajar sin que le cueste dinero hacerlo. "Yo vigilo, él no me ve (el agente), yo le veo, y me doy la vuelta".
El caso de Patxi García es muy similar. Este trabajador decidió en su día aparcar para siempre la furgoneta y coger la bici, un vehículo que considera mucho más cómodo. Hasta que llegó el decreto de Alcaldía. "Yo lo respeto porque no queda más remedio, y además está todo muy vigilado, aunque pasas a estas horas, a las once, y todavía hay furgonetas, en cambio con la bici no te dejan", señala Patxi, cargado con su cubo para limpiar cristales. "Al final lo que interesa es que la gente utilice al máximo la bici, ¿no?, pues yo creo que poniendo límites de horarios coartas su uso, y yo la necesito para trabajar. Antes con la furgoneta -prosigue- tenía que estar pendiente de la OTA, y ahora a las once te tienes que ir, en fin, que es un lío, hay que acatarlo, pero no lo veo lógico para nada", critica.
El trabajador explica que a día de hoy no ha sido sancionado económicamente por circular en bici por las calles peatonales, principalmente porque evita hacerlo, y si alguna vez le sorprenden haciéndolo se limitará a hacer caso a los agentes. "Si te dicen te bajas y punto", apunta Patxi, que pide a los políticos que antes de implantar una medida de este calado piensen en soluciones "más reales y normales". ¿Por ejemplo? "Más que nada tenían que penalizar al que vaya con una cierta velocidad o genere riesgo, pero no deberían generalizar, se pueden hacer las cosas de otra manera, por ejemplo habilitando un carril pintado y al que se salga que le multen". En todo caso, Patxi dice quedarse con la bici si tiene que elegir entre trabajar a pedales o volver a subirse al volante de la furgoneta. "La bici es mucho mejor", concluye.
Propuestas ciudadanas Como Patxi, Josu, David, Oier o Pedro, son muchos los vitorianos que han elegido la bicicleta como medio de transporte por la capital alavesa, hasta el punto de que en un lustro la presencia de estos vehículos se ha multiplicado en la ciudad.
Durante meses, el Ayuntamiento ha trabajado codo con codo con los bicicleteros en la elaboración de las nuevas políticas de tráfico (no sin muchas fricciones). Así, se han implantado con éxito las zonas 30 y se han consensuado una serie de obligaciones para los ciclistas sacadas adelante con más o menos aceptación popular.
Sin embargo, la restricción al paso de las bicicletas por el centro no ha despertado sino críticas. La principal de ellas es que antes de blindar el centro se debían haber establecido vías alternativas para la circulación de las bicicletas, una actuación posible pues ya existe un proyecto para la construcción de varios nuevos bicicarriles que además no implica importantes inversiones económicas, salvo en el caso de la calle Los Herrán.
Por otro lado, recientemente un usuario de este medio de transporte planteó al PNV una propuesta que este partido trasladó al gobierno municipal. Se trata de implementar carriles bici y zonas 30 en las calles Florida y Manuel Iradier, dos vías paralelas que permitirían cruzar Vitoria de este a oeste y salvar por tanto el obstáculo de las calles peatonales. El PP aceptó estudiar esta solución, aunque no adoptó compromiso alguno al respecto.