no están en contra de que se mejore el trazado de un vial que, desde el año 2008, ha visto perder la vida de una docena de personas. Todo lo contrario, consideran que la reforma de la A-625, en el tramo de poco más de tres kilómetros que separa Amurrio de la ciudad vizcaína de Orduña, "es una necesidad urgente". En lo que ya no están tan de acuerdo es en el diseño auspiciado por la Diputación Foral de Álava. Para mostrar su rechazo, la plataforma Saratxo Bizirik 2.0 llevó a cabo ayer una marcha informativa a la que se sumaron más de trescientas personas procedentes de municipios de todo el Alto Nervión. Bajo el lema "Ayúdanos a salvar nuestro pueblo", recorrieron los mojones que indican el trazado previsto de la nueva carretera.
La intención no era otra que "informar y denunciar las dimensiones de este macroproyecto", explicó la presidenta de esta junta administrativa de Amurrio, Lourdes Cuadra, que aseguró que "si la superficie a expropiar prevista ya era inmensa -en torno a 8 hectáreas de terreno de uso ganadero y agrícola, así como un caserío y un molino considerado patrimonio rural- al ver los primeros mojones colocados por la Diputación es aún más llamativo el terreno que se va a destrozar. Nos anula como pueblo y ha saltado la alarma, porque si no tenemos terreno, no podemos tener vacas u ovejas, y sin ellas nos quedamos sin forma de vida", subrayó.
Los citados mojones fueron unidos con cinta de plástico por los vecinos de Saratxo para que sus convecinos de comarca pudieran apreciar mejor la invasión de hormigón que se aproxima si no se convence a los responsables forales de que escuchen a las localidades afectadas para buscar una alternativa "menos agresiva para todos que ahora mismo está en manos de los políticos, porque si quieren se puede minimizar el impacto apostando por una solución más amable y económica", subrayaron los vecinos antes de opinar que el Ejecutivo foral "va a sepultar 35 millones de euros que no tenemos" en el pueblo de Saratxo, por lo que se niegan a quedarse de brazos cruzados ante lo que califican de "una inasumible autopista que acaba en un paso de cebra" y "un despropósito". En definitiva, "una obra faraónica e injustificable" que va por fases. "Ahora comienzan con 20 millones de euros y al final serán más de 35, a los que hay que sumar los imprevistos por errores de proyecto y otras causas -el incremento medio del costo de la Obra Pública en España es de 27,6%- para una mala solución", insistieron.
diseño consensuado En la marcha pidieron a los responsables forales que "escuchen a la ciudadanía y no dejen hacer como si no fuera con ellos". "Queremos que nos arreglen la carretera actual, que ya es hora. Llevan 30 años sin hacer nada serio en ella. El último accidente grave con un fallecido se podría haber evitado con la colocación de una bionda que pusieron dos días después de ocurrir el accidente. Debemos permanecer atentos a lo que nos quieren hacer, luego no valdrá con lamentarlo. Al restaurante Dani, por ejemplo, le dejan sin aparcamiento, lo que es equivalente a la ruina del negocio", remacharon.
No obstante, Saratxo no arroja la toalla, y aunque hace tiempo que terminó el plazo de alegaciones confían en llegar a una solución entre todos "porque ahí esta el mandato de las Juntas Generales, tendrán que hacerle caso porque esta locura no se puede permitir. ¿Queremos un país de hormigón o una buena carretera con un diseño consensuado?".
La plataforma sacó a colación un acuerdo tomado a finales del pasado mes de febrero por el que la Cámara alavesa instaba al ente foral a tener en consideración las alegaciones efectuadas por Amurrio y Saratxo al proyecto de modernización y mejora de este punto negro de la red viaria alavesa, que data de 2010 y "no está actualizado a la nueva realidad del futuro desarrollo urbanístico de Amurrio, sigue condicionando el acceso a los polígonos industriales, tiene carencias en su impacto al medio ambiente, no contempla su afección al proyecto de desarrollo del Parque Lineal del Nervión, supone una gran ocupación de tierras, un coste sobredimensionado de recursos públicos y dificulta la movilidad de los vecinos y vecinas de Saratxo, entre otras apreciaciones realizadas por los representantes de las Entidades Locales", manifestaron.
falta de información Otro asunto importante que se trató ayer fue "el maltrato constante al que se nos ha sometido a la hora de facilitarnos la documentación". "El técnico encargado de este proyecto es un prepotente que no escucha a nadie", valoraron los vecinos. En concreto, el acuerdo por el que la Diputación Foral de Álava aprobó el proyecto de lo que sería la primera fase de mejora de esta polémica carretera que une Amurrio con Orduña, así como el listado de bienes y derechos afectados por el mismo, fue publicado el pasado 26 de agosto en el BOTHA, tras haber considerado dividir el proyecto inicialmente aprobado en dos fases de ejecución. Los tres kilómetros en los que se va a actuar, frente a los 5,4 kilómetros previstos inicialmente, son "los más peligrosos y accidentados", y el Gobierno Foral justificó su decisión en que "el deterioro de las finanzas públicas exige la reconsideración del gasto público y por eso se aborda la obra en dos fases".
El proyecto recibió un recurso de reposición por parte del Ayuntamiento de Amurrio en septiembre de 2013, que fue rechazado en diciembre por la Diputación. Posteriormente, Amurrio optó por no recurrirlo de nuevo a pesar de considerarlo mejorable "por la necesidad del mismo y para no retrasarlo más". En líneas generales, la alternativa amurrioarra estima necesario eliminar el tráfico pesado por el barrio de Los Mesones porque tiene viviendas que se verán afectadas, y asegurar al menos una distancia de 50 metros desde la carretera al río Nervión. Además, Amurrio considera que con su propuesta se podría asegurar la continuidad del parque lineal del Nervión, que ahora no está contemplada, así como comunicar los polígonos industriales, ya que el proyecto foral no resuelve la conexión con las fábricas de la zona Sur. Muchos vecinos coincidieron también en lamentar ayer la cantidad de fincas de pasto que, de no darse cambios en el diseño, sucumbirán próximamente a las máquinas de no mediar una salida consensuada.