gasteiz. El impulso de la familia, de las redes sociales, de los medios de comunicación y, sobre todo, de la novia de Borja Lázaro, Danny Sánchez, han intensificado en los últimos días la búsqueda del joven gasteiztarra, en paradero desconocido desde el pasado 7 de enero, aunque de momento sin resultados. 24 largos días han pasado ya desde que se perdiese la pista del ingeniero informático y fotoperiodista de vocación en la localidad colombiana de Cabo de la Vela, en la norteña región de La Guajira, y la Policía sigue trabajando en la reconstrucción de los últimos movimientos del vitoriano para obtener nuevas pistas que ayuden a su localización.
A la vista de que la declaración de su amigo alemán Lion Beharkremer, la última persona que lo vio antes de desaparecer, ha ofrecido elementos relevantes para desentrañar este caso, las autoridades locales tratan ahora de localizar a todas las personas que estuvieron con Borja en las horas previas a su desaparición para tomarles declaración, según informaron ayer fuentes policiales. Una misión a priori complicada, habida cuenta de que algunos de ellos ya han abandonado el lugar donde se precipitaron los hechos.
Durante la noche en la que desapareció Borja se celebró una fiesta junto al hospedaje Jupuru donde se alojaba y en la que, además del vitoriano y Beharkremer, al menos estuvieron también dos turistas chilenas y otros dos colombianos. La declaración de Beharkremer ha puesto a la Policía tras la pista de dos desconocidos que les ofrecieron una bebida "fuerte y con hierbas" y que conducían un vehículo "color vinotinto" -granate-. Las autoridades centran sus esfuerzos en dar con unos y otros, mientras siguen sobrevolando la zona con un helicóptero y rastrean por tierra las decenas de rancherías que ocupan la región. Los agentes también buscan pistas a través del teléfono móvil del afectado, para saber si realizó alguna llamada horas o días después de haber sido visto por última vez con vida.
Danny Sánchez, que permanece en Colombia siguiendo de cerca la investigación, y la familia de Borja viven con angustia la falta de novedades que apunten hacia una rápida resolución del caso. Roberto Martínez, primo de Borja y portavoz familiar, confía no obstante en que la intervención de la Fiscalía General del Estado de Colombia, que se ha hecho cargo del caso en las últimas horas, acelere la investigación. "Esperamos que ahora coja fuerzas renovadas. Quizá ahora la investigación se tome más en serio a nivel institucional, aunque en ningún momento se haya dejado de investigar allí", advirtió ayer Martínez en declaraciones a este periódico.
Al margen de los movimientos policiales que tratan de encontrar a esos dos desconocidos o nuevas pistas sobre el paradero de Borja, la familia, que departe diariamente con los investigadores, no tiene "ninguna novedad más, ni relevante ni no relevante", lo que incrementa esa sensación de incertidumbre. Martínez confía en que la Policía y la Fiscalía "consigan algún hilo que les conduzca a estas personas" y pronto pueda haber un desenlace positivo. "Nos dicen que están investigando y trabajando y que están en ello", advirtió el portavoz de la familia. La Policía Nacional de Colombia, a buen seguro con la intención de hacer ver también que se toma en serio este caso, ofrece una recompensa económica a cambio de cualquier información relevante sobre el paradero de Borja.
hipótesis abiertas Aunque en ciertos momentos de la investigación unas han ganado peso sobre otras, a día de hoy todas las hipótesis en torno a la desaparición del gasteiztarra siguen abiertas, desde que murió ahogado en el mar -el día de su desaparición había fuertes corrientes en la zona-, pasando por que se perdió en la oscuridad de la noche y ahora estaría deambulando por alguna ranchería cercana, hasta que fue secuestrado. La asociación Reporteros Sin Fronteras, que trabaja en defensa de la libertad de prensa, de hecho exigió anteayer que se tome "en serio" la posibilidad de que Borja haya caído en manos de las Bacrim, bandas criminales nacidas tras el desmantelamiento paramilitar en el país sudamericano y que, incluso, actúan con el apoyo y "complicidad" de ciertas autoridades locales.
Danny Martínez recibió ayer también el apoyo de la Embajada española en Colombia para tratar de colaborar en la resolución del caso, un gesto, tardío eso sí, que llega tras la reunión de la familia de Martínez con el subdelegado del Gobierno en Álava, Antón Sáenz de Santamaría.