qUE la regulación del tránsito de bicicletas por el centro de la capital alavesa iba a encontrar resistencias por parte de los usuarios de este medio de transporte no era ningún secreto para nadie. El pasado lunes la concejala de Medio Ambiente, Idoia Garmendia, compareció en el Foro de Movilidad para explicar el decreto que iba a aprobar ayer el alcalde, y que establece los horarios en los que se vetará el uso de la bici en las calles peatonales. Se lo tuvo que guardar hasta el próximo viernes ante la reacción de los ciclistas, que ahora cuentan con un par de días para trabajar junto con el CEA en el modo de aplicar la medida.
En todo caso, no es ésta una cuestión de blancos o negros. Gasteizko Bizikleteroak, la asociación que representa a los usuarios del vehículo estrella en la ciudad, dice no oponerse a la regulación de las calles peatonales (tampoco la defiende), pero sí entiende que las cosas se debían haber hecho de otra manera. De hecho, el colectivo aplaude el diseño de una completa red de alternativas a esas calles del centro, y que en buena medida se ha redactado siguiendo sus indicaciones, pero cree que primero deben ponerse a disposición de los ciclistas esas vías, y después aplicar la prohibición que se crea oportuna. Es exactamente ahí donde están las discrepancias, y el retraso de cuatro días en la "precipitada" aprobación del decreto no va a solventarlas.
"Consideramos que hay un conflicto y una demanda social, como dicen ellos, pero hay unos meses para trabajar antes de que el flujo de ciclistas se incremente de forma notable, y en ese tiempo se puede conseguir que muchas de las alternativas entren en vigor", señala Rubén Rodríguez, portavoz de Gasteizko Bizikleteroak. Rodríguez recuerda que buena parte de esas medidas pasan simplemente por pintar la calzada o colocar señales, que ya hay presupuesto y proyectos redactados para habilitar esas alternativas, y que por ello en un par de meses el 60% de la nueva red podría estar en funcionamiento. "La que más problemas tendrá será Los Herrán, porque viene condicionada a que la estación de autobuses se mueva a Lakua, pero el resto de las alternativas son sencillas, aunque haya que adecuar algunas aceras", explica.
Los bicicleteros creen, por otro lado, que la regulación en las calles peatonales no va a evitar que quienes no se saben comportar sobre la bicicleta vayan a convertirse de golpe y porrazo en cívicos usuarios de la vía pública. "En las franjas horarias permitidas el que no circulaba de forma adecuada va a seguir haciéndolo aunque sea con menos presión sobre los peatones, si no se le ha puesto coto hasta ahora", explica Rodríguez, que por otro lado señala que la restricción no debería aplicarse por igual en todas las calles y tramos. ¿Por qué? "Es imposible circular de forma continua en bicicleta el sábado en la Plaza Nueva, por ejemplo, eso lo entendemos, pero la normativa la extendemos hasta las diez de la noche en verano y las nueve en invierno, y no todas las calles son Postas. En la zona sur de Dato en ciertos horarios no hay tránsito, y en la misma Plaza España de lunes a jueves a partir de las ocho en invierno casi no hay gente", explica.
En ese sentido, los ciclistas vitorianos agradecen que el Ayuntamiento esté dispuesto a modificar sus posiciones si la experiencia les dice que se han equivocado. Así, en un par de meses el equipo de gobierno revisará el resultado de esta primera experiencia y lo someterá al escrutinio de los colectivos sociales, pero por esa misma predisposición los bicicleteros no entienden la forma en que se han precipitado los acontecimientos esta semana. "No puedes plantear una reunión en la que dices que vas a contar con la opinión de la gente el día anterior a que salga la ordenanza", reprocha Rodríguez, quien insiste en que los usuarios de la bicicleta son los primeros interesados en que se regule el tráfico en la ciudad, pero siempre que las dos ruedas no salgan perjudicadas. No habría problema, afirma, en vetar completamente la bicicleta en Postas, por ejemplo, la calle con más flujos de peatones, si la alternativa existe y funciona. "Los ciclistas -afirma- lo que queremos es poder circular sin problemas, las aceras muy llenas de gente no son las más agradables para circular en bici", y por ello si al bicicletero se le ofrecen otras posibilidades "tenderá a usarlas".
El equipo de gobierno pretendía aprobar un decreto que contemplaba la prohibición de circular en bicicleta de 11.00 horas a 13.00 horas y de 17.30 horas a 21.00 horas (22.00 horas entre abril y noviembre) por 16 calles de la ciudad. Las plazas de España, Virgen Blanca, General Loma, Celedones de Oro, Arca y Provincia; y las calles Lehendakari Agirre, Estatuto de Gernika, Postas (desde Paz hasta la calle Prado), Independencia (desde la calle Fueros hasta la plaza de los Celedones de Oro), San Prudencio, Dato (desde la Plaza España hasta la calle Manuel Iradier), Fueros (desde Ortiz de Zárate y hasta General Álava), Diputación, Siervas de Jesús, y Portal de Arriaga (entre Herrería y Cubo) son las vías elegidas.
Extensión de las zonas 30 Se aplique antes o después, los ciclistas urbanos insisten en que el plan para reconducir la circulación de las bicis es interesante y completo, hasta el punto de que estos vehículos van a ser los preferentes en casi todo el centro, y "en el 90% del barrio de Zaramaga", explica Rodríguez. Según el portavoz de los ciclistas, "eso influirá mucho sobre la seguridad vial, me gustaría ver el nivel de accidentabilidad de las zonas 30, en otros países europeos hasta los propios comerciantes las piden porque incrementa el flujo peatonal, es más agradable y las ventas suben", explica.
No hay aún datos sobre la accidentabilidad en estas vías, pero sí hay encuestas realizadas por el Ayuntamiento sobre la aceptación que ha tenido su implantación que arrojan resultados curiosos. Según explicaron los técnicos municipales en la reunión del Foro de Movilidad, el 62% de los vitorianos cree positiva la medida. Los sorprendente es que la mayor aceptación se produce, en iguales proporciones, entre ciclistas y conductores, y son los peatones los que no lo ven tan claro.
Es sorprendente pero tiene su posible explicación. "La velocidad media en la ciudad es de 17 kilómetros por hora, y en las calles 30 es de 25 kilómetros por hora, son menos necesarios los semáforos porque se respetan más los pasos de cebra y por eso es positivo para los vehículos, aunque algunos crean que van a ir más despacio, los datos demuestran que no, y para los viandantes, ciclistas y vecinos es mucho mejor", afirma Rodríguez.