Gasteiz. Sin novedades sobre el terreno, los allegados del joven alavés desaparecido en Colombia, Borja Lázaro, confían en la colaboración ciudadana para avanzar en su búsqueda. Han pasado ya 21 largos días desde que el ingeniero informático vitoriano de 34 años, que se encontraba en el país sudamericano realizando un fotorreportaje, fuese visto por última vez en el departamento de La Guajira, en la pequeña localidad de Cabo de la Vela. Las labores de rastreo continúan su curso en esta zona, lamentablemente todavía sin resultados, y todas las hipótesis abiertas, aunque la probabilidad de que el joven sufriese un accidente y se ahogase en el mar haya perdido fuerza con el paso de los días al no haber aparecido su cuerpo. La Policía y el Ejército trabajan con la posibilidad de que Lázaro haya sido retenido por algún grupo, aunque evitan hablar todavía de secuestro porque ningún extorsionador ha solicitado un rescate.
En este escenario, la familia pide a cualquier persona que tenga la más mínima noticia sobre el joven que contacte con ella o con las autoridades locales para tratar de dar con su paradero. Lo hace en varios frentes, con el reparto de carteles por la zona en los que aparece la foto de Lázaro -la Policía, el Ejército y una ONG se están encargado de ello- y también a través de Internet. Los allegados del joven han habilitado un blog, www.paraderoborja.org, y varias vías de comunicación diferentes para posibilitar un contacto inmediato con ellos, una dirección de e-mail y sendos perfiles en Facebook y Twitter, al margen del teléfono. "Sabiendo que las redes sociales tienen tanta fuerza, vamos a tratar de aprovecharnos de ellas", aseguró ayer en declaraciones a este periódico el portavoz de la familia y primo del joven desaparecido, Roberto Martínez. La incertidumbre sigue golpeando a la familia, "sin ninguna novedad", aunque no pierde la esperanza porque la búsqueda en la zona está siendo intensa. Cerca de 300 gaulas, los Grupos de Acción Unificada por la Libertad Personal de Colombia -agentes de elite especializados en secuestros-, peinan la zona por tierra y mar.
En otro orden de cosas, una delegación vasca se ha desplazado a Colombia para seguir de cerca el caso y tratar de colaborar en lo posible en la búsqueda de Lázaro. Se trata de varios integrantes de la dirección de Derechos Humanos del Gobierno Vasco, una delegación parlamentaria y de varias ONG que viajaron este pasado domingo al país para reunirse con distintas asociaciones locales e instituciones con el objeto de denunciar las vulneraciones de Derechos Humanos que allí se cometen. Constituye un viaje ya planificado con anterioridad, pero que ha coincidido con la desaparición del joven gasteiztarra, lo que será aprovechado por ellos para seguir el caso. El delegado de Euskadi en la zona, además, telefoneó en la noche del domingo para mostrarle su apoyo a la familia, que por ahora no tiene pensado desplazarse a Colombia por sus obligaciones laborales.
La última vez que se vio al joven, en la noche del 7 al 8 de enero, acababa de realizar un fotorreportaje sobre una comunidad indígena en una ranchería wayúu. La noche anterior a su desaparición la pasó en compañía de un grupo de amigos, dos chilenos, dos colombianas y dos alemanes, a los que la Policía ya tomó declaración en su día para que ayudaran a reconstruir las últimas horas antes de la desaparición.
Pasada aquella medianoche, todos regresaron al hostal, ya que al día siguiente habían quedado temprano para ir de excursión en lancha a Punta Gallinas. A primera hora de la mañana se presentaron todos menos Lázaro, pero nadie consideró que había que alertar a las autoridades en ese momento. Fue su hermano quien, preocupado al no tener noticias y no poder contactar con él, decidió posteriormente poner una denuncia en la comisaría de la Ertzaintza de la capital alavesa.