Madrid

Ser un destino turístico señalado cuando se comparte el mundo con casi dos millones de ciudades no es tarea fácil. Ni siquiera resulta sencillo conseguirlo en la gran Feria Internacional del Turismo, capaz de encoger el globo terráqueo en 200.000 metros cuadrados. Municipios, provincias y países compiten entre sí a lo largo de colosales pabellones donde están permitidas toda clase de armas, ya sean escenarios de ensueño, mojitos en hamacas, masajes con los pies, maletas de regalo o recauchutadas azafatas. Aun así, Vitoria no se amilana y saca pecho desde el stand que le ha regalado la capitalidad gastronómica para tratar de embelesar, emborrachar, relajar, transportar y seducir a los profesionales del sector y los miles de visitantes de Fitur con sus bondades culinarias. Una tarea en la que pone empeño, a pesar de las dificultades que conlleva ser una pequeña localidad de interior. Basta con charlar con quienes estos días recorren el microcosmos del Ifema para constatar que la mayoría de personas no conoce Gasteiz ni había oído hablar del galardón más sabroso.

"Nunca hemos ido a Vitoria, no se ha dado la circunstancia. Hay tantos sitios por ver que lo normal es empezar por los que más renombre tienen, ¿no?", reflexionan Carlos Pomareda, Alberto Cinto, Ginebra Gómez y María Estellés. Los cuatro son estudiantes de la Escuela de Hostelería y Turismo de Alcalá de Henares, por lo que reaccionan con interés cuando miran hacia el stand que reza en letras grandes Capital española de la Gastronomía y descubren que pertenece a Vitoria. "No, no sabíamos que le habían dado ese premio ni que existía, pero suena bien", apuntan, "y seguramente si lo tiene será por algo". Los chavales se miran y no tardan en ponerse de acuerdo. Tal vez ya ha llegado la hora de marcar rumbo al norte y conocer esa urbe de la que sólo saben que es la capital del País Vasco. "La buena cocina es un revulsivo a la hora de viajar", opinan, dando la razón a esos informes que manejan los promotores del título y que sostienen que el 10% de los turistas que visitan los distintos rincones de España lo hace movido por su arte en los fogones. Una tendencia que, además, va en aumento.

Puede que muy pronto Fernando Pérez, Consuelo Hueso, Santi Rico y Alfonso Molina también pasen a formar parte de la lista de nuevos turistas de la Capital española de la Gastronomía 2014. Madrileños y viajeros empedernidos desde que llegó la jubilación, a los cuatro les vale cualquier destino "con algo por descubrir" para salir despavoridos de casa. Y el puesto gasteiztarra les ha hecho pensar que, tal vez, éste sea uno de ellos. "Yo ya sabía lo del título, lo he visto por la tele, y que antes había sido Capital Verde Europea", asegura Fernando, mientras su esposa y el otro matrimonio admiten que desconocían la existencia del galardón. Tampoco saben qué decir de Vitoria, salvo que es "muy ecológica", puesto que jamás la han visitado. "Yo la conozco desde arriba... Desde el cielo. Y el aeropuerto, que una vez hice allí un transbordo", recuerda Alfonso, sorprendido cuando DNA le explica que Foronda ya sólo es un aeródromo de carga. "No me lo puedo creer... Pues eso sí que es un problema para el turismo, ¿no?", apostilla.

A escasos metros del stand de Vitoria, en el pabellón número 7, se levanta la tienda de El Tiemblo, un municipio perteneciente a Ávila que en apenas 75 kilómetros cuadrados atesora un magnífico patrimonio cultural y natural. Al otro lado del mostrador, atendiendo a los visitantes, está su técnico de turismo, María Blázquez, una joven risueña que sabía de la existencia del premio gastronómico pero no de que este año había recaído en Vitoria. "Hasta que he llegado a Fitur y he visto el puesto", confiesa. Desde el punto de vista que le da trabajar en el sector, la profesional está convencida de que el título "puede suponer un aliciente para fomentar el turismo, aunque la fama de los pintxos en todo el País Vasco es de sobra conocida". Lo sabe bien porque conoce la zona, aunque en Gasteiz sólo ha estado en una ocasión. "Iba de camino para Francia e hice parada allí", explica. Una decisión de lo más acertada. "Tengo el recuerdo de una ciudad bonita, con palacetes, limpia, verde, tranquila...", dice. Y sí, comió "muy bien", aunque tan sólo fuera un menú del día.

La excelente relación calidad-precio de la gastronomía gasteiztarra es una de sus grandes virtudes, aunque José Ávila podría destacar muchas más. El director del hotel Tryp Ceuta visitó Vitoria hace dos años por curiosidad, en un viaje de placer que le había llevado a La Rioja. Y quedó muy sorprendido. "No es por hacer la pelota, pero no me esperaba lo que vi. Todo me encantó, su arquitectura, la cultura, la gastronomía, sus paseos, la gente... Volveré, como decía Terminator, y ahora con nuevos motivos", sostiene. A su juicio, Gasteiz ganará proyección con el título, un premio que al menos el sector turístico sí conoce. "Ya me gustaría que lo tuviera Ceuta", asegura, "porque ayuda bastante a la promoción y favorece la especialización, factores que son tan importante en este ámbito en el que nos movemos".

Algo más escéptica es Ada González, responsable del stand que promociona la sobrecogedora, ventosa, mágica e imponente Costa da Morte. "Los títulos en sí no valen de mucho. Hay que trabajar duro para sacarles provecho y ver resultados", considera la profesional. Además, ella es de las que piensa que la promoción que se lleve a cabo tiene que ir mucho más allá de la exhibición gastronómica y enfatizar el resto de valores de la ciudad. "Yo, por lo menos, necesito que el destino tenga muchas más cosas que sólo las que alegran el estómago", opina, "ya que comer bien se puede en muchísimas partes". Esa filosofía es la que explica que, por ahora, la joven no haya visitado Vitoria. Apenas le ha llegado información sobre las bondades gasteiztarras y, por tanto, a priori no le resulta un destino especialmente atractivo. "Sinceramente, no sabría aún que me podría encontrar", dice.

Trabajo, mucho trabajo, le queda todavía al Ayuntamiento por hacer para cumplir con su objetivo de posicionar a Vitoria en el mapa. Ganas, eso sí, no faltan. Ayer, un día más, instituciones, asociaciones y hosteleros pusieron toda la carne en el asador de Fitur. La Diputación llevó queso Idiazabal, cerveza, aceite arróniz, txakoli, morcilla de Montaña Alavesa y crema de morcilla, mientras que Slow Food se lució con la degustación de algunas de sus creaciones. Además, el jefe de cocina del Ikea, Iñaki Moya, sacó chispas green a tres platos de su nueva carta de invierno y el bar Vittoria dio a conocer algunos de sus mejores combinados. La conquista del estómago ya empezó.