en época de precariedad el ciudadano se cuestiona si los políticos destinan el dinero a l0 que es realmente necesario. dna pide a los vitorianos que se pronuncien

tRAS el estallido social que ha sacudido Burgos, y por extensión todo el Estado, se ha puesto de manifiesto que la gente de la calle ha superado su capacidad de aguante en lo relativo al despilfarro del dinero público en obras que muchas veces esconden detrás comisiones ilegales, tratos de favor y sobreprecios. Lo sucedido en la capital castellana es, en cierta medida, uno de los últimos coletazos de los tiempos en los que el dinero salía alegremente de las administraciones para levantar todo tipo de obra pública, algo que la ciudadanía en general veía como algo normal. Luego se constató que se hicieron aeropuertos y autopistas de más, que sobraban auditorios, plazas de toros y palacios de congresos, y luego, años más tarde, empezaron a aflorar las pruebas de que no todo se hizo ni en interés del ciudadano ni de la mejor forma posible. Los casos de irregularidades en el gasto del dinero público han sido tantos, sobre todo en el ámbito municipal, que han extendido la impresión de que toda la clase política es igual, una circunstancia por la que el alcalde de la capital alavesa, Javier Maroto, ha expresado su preocupación en más de una ocasión.

¿Existe en Vitoria un malestar con la clase política en relación al gasto en obras públicas? ¿Cree la gente que las infraestructuras y obras de todo tipo que se han construido en los últimos años y las que se están desarrollando en la actualidad son útiles y necesarias? Un sondeo callejero con el azar como factor corrector de la estadística refleja que los gasteiztarras no creen que en la capital alavesa haya grandes chanchullos, más allá de lo que el sufrido ciudadano entiende como inevitable.

José Bao es una de las personas para quien hay obras que sobran y otras que faltan. "Hay zonas que están muy abandonadas en Vitoria, y por otra parte creo que lo que se está haciendo en la Avenida es una tontería grande, la fachada del Palacio Europa es desastrosa, en fin, no le gusta a nadie y al final van a tener que rectificar y quitarlo", augura. José no piensa que todas las grandes obras que se llevan a cabo en la ciudad sean, por definición, un despilfarro, pero sí cree que hay prioridades, menos visibles pero más necesarias, que no se atienden mientras se sigue con los grandes proyectos.

"Habría que analizar un poco en detalle en qué obras se despilfarra y en cuál no, pero luego los servicios sociales cada vez son más deficientes, las ONG cada día andan peor, en cuanto a las carreteras la Diputación tiene abandonados a muchos pueblos...", detalla. Además, este vecino de Txagorritxu cree el Ayuntamiento descuida los exteriores de Vitoria, zonas "bastante abandonadas, con baldosas que se mueven y cosas de estas".

Eso es hoy, en la nueva era de precariedad económica en la que vive sumida toda Europa. Antes, a todo lo explicado había que añadir, señala José, los "amiguismos". De aquellos tiempos a este vecino de Vitoria le escuece especialmente el Iradier Arena (plaza de toros), que "no funciona; ahora mismo hablan de llevar allí el Festival de Jazz y no pueden porque no se oye, ha sido un despilfarro".

En todo caso, para José el principal problema de Vitoria no es que se tire el dinero público, es más bien, y no es la primera vez que se oye esta queja en la ciudad, que "aquí se tiran más tiempo discutiendo que haciendo cosas, lamentablemente no se ponen de acuerdo en nada". Como ejemplo, que en este caso trasciende de la capital alavesa e implica a los políticos de todo el territorio, José señala el cierre del aeropuerto de Foronda durante doce horas al día, y a nivel local, algunas de esas obras sin relumbrón, pero necesarias. "En el camino de Santa Teresa iniciaron las obras, luego lo abandonaron, ahora han vuelto a empezar... En Armentia, la carretera que va a Lasarte está completamente abandonada, con todas las aceras levantadas", explica.

Jon Ugarabe reflexiona, en plena hora del bocadillo y junto a sus compañeros de estudios, sobre cómo se gestiona el dinero en la capital alavesa. "Hay muchas cosas en las que se despilfarra el dinero, a mí me parece que las obras de la Avenida, por poner un ejemplo, son innecesarias, se puede arreglar porque se haya quedado obsoleto, vale, perfecto, pero gastarse tanta pasta me parece desproporcionado. Es demasiado", explica el joven, que pone como ejemplo de la Avenida porque es quizá la obra más llamativa del momento, pero "hay muchas otras cosas en los barrios que no son necesarias". Quizá, se corrige a sí mismo, "no es que sean innecesarias, pero se hace demasiado, se pueden adecuar las calles con bastante menos dinero, tirando menos del Presupuesto". Jon cree que en el fondo todo es una cuestión de prioridades, de primar lo que realmente importa, y por eso, insiste, no entiende la inversión que se está llevando a cabo en la Avenida. "Es lo que más me choca, la verdad", asegura.

Mari Jose Delgado discrepa de José y de Jon. Aunque cree posible "que sí se gaste en cosas que no se debe, en comparación con otros sitios creo que lo están haciendo bastante bien, siempre hay obras que sobran, o que vienen bien para mangonear más de la cuenta, pero en comparación con otras provincias estamos superbien", asegura. Así pues, para Mari Jose "el alcalde lo está haciendo bastante bien", aunque en el caso concreto de las obras de la Avenida (cuyo coste, por otro lado, asume prácticamente en su totalidad el Gobierno Vasco), con diferencia las más visibles de la ciudad a tenor de lo que opina la gente por la calle, "quizá el dinero se podría emplear en otras cosas, porque no estaba mal".

Obras y empleo Ernesto Parandelli viene de Paraguay, pero vive y trabaja desde hace cinco años en Vitoria, una ciudad en la que ha encontrado su hogar y que ha visto cambiar mucho a lo largo del último lustro, en parte debido a esos proyectos municipales por los que pregunta DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA en las calles de Gasteiz. "Yo aquí la verdad es que vivo bastante bien, y es bueno que haya obras para que la gente tenga trabajo, porque se precisa mano de obra para llevarlas a cabo". En cuanto a la utilidad misma de esos proyectos municipales, Ernesto entiende que, por ejemplo, "la estación de autobuses es una obra bastante necesaria, porque eran muchos años con la provisional y ahora por fin se está haciendo". Por ello, el joven asegura que, "en general", está "muy contento con el alcalde Javier Maroto".

Ernesto habla, además, con conocimiento de causa cuando alaba la ciudad en la que ha decidido vivir. "Yo he viajado mucho en estos cinco años y veo que en Vitoria se hacen bien las cosas; tengo familiares en el sur y notan que aquí las cosas están mejor, y están mejor porque se hacen mejor que en otros sitios", asegura.

Maite Olano, por su parte, cree que el debate sobre si las instituciones despilfarran con sus obras y proyectos hay que enmarcarlo, antes de nada, en la situación que se vive hoy en día. "No sé si las obras son innecesarias, pero con todo el tema de la crisis es lógico que la gente se abalance sobre estas cuestiones", apunta. Eso por un lado, porque visto desde otro punto de vista, "las obras le dan vida a la ciudad, es bueno hacerlas para que Vitoria se vaya modernizando, que ya es hora".