la técnica es sencilla, perfeccionada en muchos casos hasta alcanzar la precisión milimétrica. El objetivo es siempre el mismo, un hombre o mujer de avanzada edad, y el método tan certero como aparentemente inofensivo: acercarse a la víctima para darle un abrazo. Las excusas son diversas pero el fin es único. Roban collares, colgantes, pulseras o cualquier objeto de valor que los ancianos luzcan a simple vista. A veces se acercan asegurando que conocen al hijo o al nieto de la víctima. Otras lo hacen para pedirles una simple firma de apoyo a alguna causa inexistente de una ONG real o ficticia. Una vez han conseguido que la víctima firme, se lo agradecen abrazándolas, momento que aprovechan para cometer el robo con celeridad. Un pequeño tirón y pies en polvorosa. Otra muesca más para el revólver.
Casos como los citados suceden más a menudo de lo que pensamos en Vitoria, aunque en muchos casos los hombres y mujeres de la tercera edad que sufren los asaltos optan por no denunciarlos al tratarse muchas veces de pequeñas joyas. Una elección que la Policía Local insta a los ciudadanos a cambiar en beneficio de todos, de forma que cada caso pueda ser investigado en busca de sus responsables. En la capital alavesa el último caso de esta peligrosa variación del abrazo del oso tuvo lugar el pasado lunes a plena luz del día en las inmediaciones de un ambulatorio.
La víctima, de 88 años, salía del centro médico alrededor de las 11.00 horas cuando una joven se le acercó para saludarla porque conocía a su nieta. Era mentira. En un visto y no visto, y aunque la anciana intentó zafarse de ella, la mujer consiguió abrazarla y arrancarle las joyas que llevaba encima justo antes de salir pitando del lugar de los hechos. El lunes fue con la excusa de una amistad con su nieta, pero hace tres meses un hombre de 73 años fue víctima de otro abrazo criminal cuando dos mujeres se acercaron a él para decirle que se parecía mucho a su abuelo.
Cualquier cosa les sirve para sorprender y hacer dudar por un segundo a las personas mayores. Y un segundo es todo lo que necesitan. En su caso, este anciano se encontraba de hecho sentado en un banco del parque de Aranbizkarra, y cuando se dio cuenta de que las dos mujeres que le acababan de abrazar se habían llevado su cadena de oro, éstas se encontraban ya lejos de su alcance. Dos personas fueron también las que protagonizaron otra forma similar de asaltar a otro anciano de Vitoria hace unos meses. Por si fuera poco, este hombre tuvo la desdicha de sufrir el robo aunque ni siquiera había salido de casa. Fue en su propio hogar donde, haciéndose pasar por dos voluntarias de una ONG, dos mujeres llamaron a su puerta y le pidieron una rúbrica en favor de su causa. Conseguido su objetivo le agradecieron el gesto con un abrazo, y por el mismo precio se llevaron el collar que el hombre lucía al cuello.
Tras el suceso acaecido el pasado lunes en las inmediaciones de un ambulatorio gasteiztarra, la Policía Local recordaba ayer la necesidad de que las personas mayores estén al tanto de la proliferación de tan cariñoso como peligro método de robo, cada vez más frecuente en la capital alavesa. No es casualidad que los asaltantes eligieran los alrededores de un centro médico para cometer su robo, pues desde la Policía alertaban ayer de la necesidad de estar especialmente atentos al pasar por lugares en los que los ancianos acudan habitualmente y puedan encontrarse solos.
De cualquier forma, en caso de que un ciudadano observe que se está cometiendo una acción de este tipo tiene a su disposición el teléfono 092 para denunciar los hechos. En Vitoria, las acciones delictivas contra las personas mayores de 65 años son desde hace tiempo una constante a erradicar. Sólo durante la primera mitad de 2013 se registraron un 20% más de delitos que en todo 2012.
Las cifras son especialmente altas si tenemos en cuenta que las personas de la tercera edad representan apenas un 18% de toda la población vitoriana. Son sin duda el colectivo más vulnerable, y por eso se sitúan en lo más alto de la lista de preferencias para los amigos de lo ajeno. Informar a las posibles víctimas y alertar al resto de vecinos de Gasteiz para que mantengan los ojos abiertos y avisen a la Policía si ven un comportamiento sospechoso son las mejores armas para acabar de una vez por todas con esta lacra.
Un menor herido En otro orden de cosas, un niño de ocho años resultó herido leve cuando viajaba como pasajero en un autobús urbano de Vitoria. El suceso tuvo lugar a las 19.55 horas del pasado lunes en la confluencia de las calles Portal de Betoño y Madrid. El autobús en el que viajaba chocó lateralmente contra una furgoneta cuando ésta se incorporaba al carril por el que circulaba el bus de Tuvisa. El golpe provocó heridas leves al menor, aunque no fue necesario trasladarlo a un centro hospitalario.