Nueva escenificación ayer en el Ayuntamiento. La oposición dejó, una vez más, solo al PP en su insistencia por frenar la apertura de nuevos locutorios y kebabs en Vitoria. El PNV, que había enmendado 14 puntos de la ordenanza para intentar suavizarla, votó finalmente en contra al negarse el gobierno a eliminar el capítulo de las distancias: los 600 metros que deben separar un establecimiento de otro para obtener la licencia de apertura. Consideran los jeltzales que esta imposición es discriminatoria, ya que no se exige a otros comercios de la ciudad. Aun así, su decisión no sirvió para que la norma decayera, ya que socialistas y EH Bildu plantaron al equipo de Maroto abandonando el debate antes de emitir su voto. Todo ello propició este pequeño triunfo del alcalde que, pese a la minoría de su gobierno, salvó el primer escollo. No obstante, y aunque la tramitación sigue adelante, dada su aprobación inicial de ayer, será el Pleno quien tenga, con una segunda votación, la última palabra.

Todo hacía presagiar al inicio de la comisión de Medio Ambiente que el PNV, con sus enmiendas, rebajaría las exigencias que Maroto pretende imponer a estos establecimientos y daría su apoyo a una ordenanza edulcorada. De hecho, así lo explicó la edil Blanca Guinea. "Por supuesto que el de los locutorios no es el problema más importante que tiene Vitoria, pero es un debate que está sobre la mesa y no lo vamos a rehuir". Y dejó claro su grupo apoyaría la ordenanza siempre que se respetaran unas reglas de juego claras e igualitarias para todos los comercios, sin discriminación a locutorios y kebabs.

Antes, socialistas y EH Bildu ya habían expuesto su rotunda oposición. Ambos grupos -muy duros en su exposición contra el PP y con llamamientos al PNV para que reflexionara- están convencidos de que esta regulación no es necesaria y sólo responde a criterios políticos, al afán del alcalde por ganarse un puñado de votos arremetiendo contra los inmigrantes, como viene haciendo desde que asumió la Alcaldía: primero prohibiendo la apertura de una nueva mezquita en Zaramaga, después acusando a los jóvenes perceptores de AES de gastarse el dinero en zapatillas de marca, y ahora prohibiendo que se abran más locutorios. Esta caza del diferente es para el socialista Juan Carlos Alonso el ejemplo más claro de "un gobierno que se muestra fuerte con los débiles y débil con los fuertes". Para Iratxe López de Aberasturi, de EH Bildu, la política del alcalde va aún más allá. "Es un intento de Maroto por desprestigiar y criminalizar al diferente, que raya la xenofobia. Pero la jugada le ha salido mal -advirtió- porque todos los locutorios de la lista negra que elaboró para luego inspeccionar, siguen abiertos".

Acusaciones de PSE y EH Bildu que como no podía ser de otra forma negó la titular del área. Idoia Garmendia defendió que el objetivo de la ordenanza no es otro que lograr una calidad del servicio adecuada para los clientes, tanto en higiene, como accesibilidad y ruidos. "Otros ayuntamientos como Bilbao, Portugalete y Sestao ya lo han hecho antes, y no están gobernados por el PP", indicó.

Y es que los populares siguen defendiendo que en la calle hace falta una regulación porque "en los locutorios hay incompatibilidades y ruidos, al margen de cuestiones delictivas", dijo en octubre Maroto. De ahí, la redacción de un proyecto de ordenanza -hay 47 locales de estas características- que prohíbe más de un establecimiento de este tipo en un radio de 600 metros y pretende obligar a estos comerciantes a despejar sus escaparates de elementos que impidan ver lo que pasa dentro, bajo sanciones que van desde los 750 a los 3.000 euros.

Además, los las lonjas habilitadas deberán medir como mínimo 60 metros cuadrados y será obligatorio, si la ordenanza sigue adelante, que se habilite una sala de espera de 20 metros. La aprobación definitiva o no depende ahora de los 27 votos del Pleno.