gasteiz. El gasteiztarra Dani Reguera es profesor e investigador en Mondragon Unibertsitatea. Especializado en el ámbito del desarrollo web y móvil, son muchos los alumnos que pasan por su aula ansiosos por adquirir conocimientos para diseñar aplicaciones.
¿Conocen realmente los usuarios de smartphones las posibilidades que tienen en la palma de la mano?
No. Para mucha gente son todavía cosas del futuro, y al contrario, es algo del presente. Muchas ciudades importantes, sobre todo las que quieren atraer turismo, tienen sus aplicaciones oficiales para que los ciudadanos o los visitantes las descarguen y sepan por dónde moverse, qué planes pueden hacer, dónde dormir o comer... No sólo es que según las estadísticas haya ya tres móviles por persona, es que todo el mundo tiene un smartphone con una tarifa de datos, que cada vez son más baratas. Hasta la gente mayor tiene uno. Por eso las instituciones tendrían que adaptarse desde ya a este tipo de dispositivos para fomentar el turismo, el comercio, actividades de ocio...
Pero no parece que en Vitoria se esté impulsando mucho esta tecnología.
No, y eso a pesar de que las páginas web de las instituciones son un caos y un martirio. Todavía no le dan ninguna importancia. Imagina que quieres reservar ahora mismo una pista de pádel o una cancha de baloncesto en unas instalaciones deportivas del Ayuntamiento de Vitoria. No lo consigues porque es muy lioso, y además la mayoría de esas páginas no están optimizadas para los móviles. A través una aplicación se podría hacer eso al momento, desde cualquier lugar. El problema es que los desarrolladores se encuentran un poco atados porque las administraciones no quieren liberar los datos públicos. Si lo hicieran, la comunidad de desarrolladores podría realizar proyectos mucho más importantes que darían mucho juego aquí en Vitoria.
Al final, la mayor parte de estas aplicaciones, que como dice surgen como una herramienta para facilitar la vida a los ciudadanos, se crean de forma altruista a manos de personas que las lanzan gratis al mercado.
Sí, sobre todo por dos cuestiones. Primero porque la persona que diseña una aplicación de su ciudad tiene un gran conocimiento tanto de su propio entorno como de la tecnología, y detectan una carencia que quieren cubrir. Además, eso conlleva que a día de hoy las aplicaciones se realicen de forma altruista, porque los desarrolladores no buscan monetizar y ganar dinero cobrando por ellas a los usuarios.
Un turista llega a Vitoria y la oficina de turismo está cerrada, busca una aplicación para móvil que le permita buscar restaurantes o lugares a visitar, pero no hay ninguna oficial.
Hay que tener en cuenta que estas aplicaciones no son un fin, son un medio. Una herramienta que se pone a disposición de los ciudadanos o turistas para que puedan informarse y realizar diversas acciones, por eso el Ayuntamiento o la Diputación deberían fomentarlas mucho más. Como dices, la gente llega a una ciudad como Vitoria y quiere hacer cosas como ir a un restaurante. Si estoy en la calle y tengo una aplicación para el móvil me facilita notablemente el acceso, el interés por lo que hay en la ciudad, de forma sencilla y rápida. Ahora obligas a la gente a meterse en la página web, que encima ni siquiera está adaptada para móviles, o directamente buscar en las páginas amarillas. Barcelona, Madrid, Londres, Munich... muchas ciudades ya han dado el paso, pero aquí las administraciones no sólo no se animan ellos, sino que limitan que lo hagan los desarrolladores al no liberar los datos públicos.
¿Por qué ese miedo?
Tienen miedo a que si liberan los datos puedan tener problemas de seguridad, pero hablamos de temas como datos de tráfico, de carreteras, de mapas, de parkings, de agenda... No son datos con los que tú como desarrollador vas a interactuar, o vas a modificar, son sólo datos de consulta. Si quiero saber cómo está el tráfico al momento en una calle de Vitoria, o si hay plazas de parking en tal aparcamiento, necesitas como desarrollador acceso a un archivo público en formato abierto, no vale con tenerlo colgado en una página web sin más.
Pero en realidad son datos públicos a los que todo el mundo debería poder acceder.
Son datos por los que nosotros como ciudadanos pagamos, pero las administraciones no los facilitan a la comunidad de desarrolladores para que lleven a cabos sus ideas y diseñen aplicaciones de transporte público, agenda, información... lo que sea. Además eso es una forma de fomentar el emprendizaje, la creatividad de los profesionales del sector, y aportar un valor a la ciudad y a los ciudadanos que no existe ahora mismo.
¿Cómo afrontan aquí en Vitoria el Ayuntamiento o la Diputación esa cuestión?
Hay muchos datos que no están liberados y que no los facilitan, o los liberan pero ni ellos mismos saben si puedes tener acceso libre a esos datos o tienen copyright. El Gobierno Vasco mejoró muchísimo en este sentido cuando salió la plataforma Irekia, pero el problema es que en Álava y en Euskadi tenemos Ayuntamiento, Diputación, Gobierno Vasco... Si unos me dan datos de transporte o de carreteras, por ejemplo, y los otros no, me limitan muchísimo las posibilidades de la aplicación. Si liberan datos públicos, gana todo el mundo.