hAY conceptos que sirven para un roto y para un descosido. Provisionalidad es uno de ellos, y si no que se lo digan a la estación de autobuses de Gasteiz. Inaugurada en 1993 como solución intermedia tras el derribo de la vetusta, pero bonita, antigua terminal de la calle Francia, han tenido que pasar más de dos décadas para que los gasteiztarras tengan por fin un nuevo escenario para acoger sus idas y venidas. Curiosamente, tras años y años de bonanza económica es en plena crisis cuando, de una vez por todas y con Lakua como hogar, los autobuses tendrán unas dársenas adecuadas en las que dejar y recoger a los viajeros. Y es que, para los vitorianos que cogen el bus a otras localidades habitualmente, las incomodidades y problemas de la estación de Los Herrán han pesado sobre sus hombros más que a Atlas la bola del mundo. Afortunadamente eso se acabó -se acabará- cuando el próximo verano quede inaugurado el recinto de la plaza de Euskaltzaindia a cambio de casi dieciséis millones de euros, de los que catorce han sido desembolsados por el Gobierno Vasco y dos por la Diputación.
Al Ayuntamiento, por su parte, el turno para poner el bote le pilló mirando hacia otro lado y ha podido escaquearse sin poner prácticamente ni un euro, como el que se va al baño cuando toca pagar entre todos la comida. Así, tras 21 años, los trabajadores y usuarios de la aún abierta estación de Los Herrán chocan sus copas para celebrar el cada vez más próximo traslado. "Esta estación está ya saturadísima, con los autobuses ocupando todos los carriles en doble fila", apunta de forma certera Aurora Arín Velasco, usuaria habitual de la línea de autobús que une diariamente Gasteiz con Izarra. Ella es uno de los muchos viajeros que recurren a las líneas regulares para desplazarse a los diversos pueblos de Álava, así que tiene bien claro cuál es su deseo para la nueva estación.
"Pediría más horarios para ir a los pueblos, porque los que no tenemos coche estamos muy limitados. El autobús que me lleva a Izarra, por ejemplo, tiene su última salida de Vitoria a las 18.00 horas, así que a partir de esa hora no nos queda más remedio que coger el de Murgia y que luego venga un taxi del pueblo subvencionado por la Diputación a recogernos", explica Aurora, que recuerda cómo "antes teníamos muchos más horarios, pero acabaron recortándolos". Mientras ella aguardaba ayer a su autobús dentro de la estación, Mari Luz Parte hacía lo propio fuera, en la dársena de la calle José Mardones.
"Esto ha estado siempre fatal, sobre todo cuando tienes que venir a recoger gente o para dejar a alguien. Hacía falta un nuevo lugar en el que todo sea más amplio, aunque tendrán que adecuarlo para que todo el mundo se pueda trasladar allí sin problemas desde cualquier parte de la ciudad", confía esta usuaria. En principio, la estación de la plaza de Euskaltzaindia contará con un parking subterráneo con 307 plazas para vehículos, 86 para bicicletas y ocho para motos, además de una parada de taxi entre las calles Jorge Guillén y Dámaso Alonso junto a sendas paradas de bus y tranvía en Bulevar de Euskal Herria. Los buses que partan lejos de Vitoria saldrán por esta calle y, tras pasar por la rotonda de América Latina, enfilarán el camino a Portal de Foronda.
Para entrar en la estación se habilitará un carril específico que, al contrario que para salir, evitará la rotonda, especialmente propensa a los embotellamientos. Así las cosas, parece que serán las salidas de los vehículos las que más problemas puedan causar al tráfico de la zona.
Con todo, para los usuarios de la terminal de Los Herrán cualquier cosa será mejor que prolongar la provisionalidad de la actual. "Aquí tienes que preguntar a la gente para saber dónde sale tu autobús. Nadie sabe nada, casi todas las ventanillas están cerradas... Es todo muy primario para una infraestructura como ésta", lamenta Mari Luz, que ayer viajaba a la localidad alavesa Leza, un destino al que suele llegar "con puntualidad" y sin grandes problemas.
hombre orquesta Precisamente, uno de los pocos encargados de mantener al día a los centenares de usuarios que día a día llegan y se van de las dársenas de la actual estación es el joven Jon Catediano. El término "hombre orquesta" se inventó para definir a trabajadores como él, que albergan más información en su cabeza de la que entra en el disco duro de un ordenador, que por cierto no tiene en su mostrador. "Como no tenemos uno me he aprendido prácticamente todos los horarios de todos los destinos", admite Jon, que lleva más de siete años atendiendo las preguntas "y las quejas" de los viajeros. Pocos como él tienen tantas ganas de empezar a trabajar ya en la plaza de Euskaltzaindia, que contará con 25 dársenas.
"Aquí el gran problema ha sido siempre el espacio para los buses. No hay suficiente sitio para las líneas regulares y para los clientes es complicadísimo encontrar de dónde sale su autobús, especialmente si es la primera vez que están en Vitoria", subraya Jon, que acumula caras de sorpresa de viajeros cuando les explica que, si quieren tomar un café o comprar la prensa, no les queda más remedio que salir de la estación y buscar en los bares y comercios de los alrededores. "A la gente le sorprende mucho que no haya nada de eso, así que yo me conformo con que en la nueva estación cumplan todo lo que se ha prometido y tenga los servicios y las zonas previstas inicialmente", confía desde detrás de su mostrador, donde en siete años ha visto cómo el recinto ha cambiado "a mejor".
"Cuando empecé veía a gente fumando y bebiendo dentro. Teníamos muchos problemas. Ahora la cosa ha cambiado afortunadamente y espero que siga así en la futura estación de Lakua", incide. Aunque Jon Catediano es el encargado de informar a los viajeros, al final el resto de empleados de la terminal acaba también ejerciendo más de panel informativo que de lo que le corresponde, como los conductores de las diferentes compañías. "La gente no sabe si su autobús sale de una calle u otra, no encuentra el suyo y muchísimas personas se acaban quedando en tierra. Aquí a los conductores no nos ha quedado más remedio que hacer de informadores, y espero que en la nueva ubicación estas cosas no pasen", valora Pedro Murillo, conductor de Pesa Vitoria.
vehículos en doble fila Encargado de conducir su vehículo desde la capital alavesa hasta Donosti y Eibar, Pedro lamenta los años de "incomodidad" que han sufrido vecinos y turistas, porque lo único bueno de la terminal de Los Herrán ha sido "que está cerca del centro". "A partir de ahora nos ahorraremos los más de quince minutos para entrar y salir de Vitoria, y de eso los grandes beneficiados serán los usuarios", concluye poco antes de subir de nuevo a su autobús, uno de los ocho que ayer por la mañana estaban estacionados sólo en el lateral de la calle José Mardones, casi la mitad en doble fila. "Éste ha sido el gran problema de esta estación desde el primer día: las dobles filas. La gente sale, no ve que el bus está detrás del que está aparcado en primer lugar y lo pierde. Sólo por la cantidad de usuarios que ya no van a perder sus autobuses el cambio va a merecer mucho la pena", se felicita María Jesús Musitu, taquillera de la compañía Alsa, que a partir de este verano trabajará en un nuevo espacio que, al contrario del actual, contará con oficinas, una cafetería y un restaurante.
Desde luego, con un espacio total de 15.600 metros cuadrados levantados, los usuarios de la nueva terminal de transportes interurbanos van a tener espacio suficiente para no tener que esperar pegados a la pared para no molestar a los viajeros que van de aquí para allí con sus grandes maletas. "Veremos qué tal nos va allí. Afortunadamente la gente ya no se volverá loca yendo de un lado a otro en busca del autobús que le toca", augura finalmente María Jesús. Con cinco o seis meses por delante antes de poder cortar la cinta, la futura terminal de Lakua podrá vanagloriarse de ser ya, 21 años después, la estación de autobuses de Vitoria.