La economía aprieta, pero en estas fechas tan señaladas los alaveses han dejado la crisis a un lado dando un importante empuje al consumo. En la medida de sus posibilidades, claro, pero Navidades sólo hay unas al año y las familias no reniegan ni de las comidas copiosas, ni del poteo casi diario ni de los regalos, los tres vértices que en estas intensas semanas conforman el triángulo del gasto. Son días para consumir, a pesar de la escalada que han experimentado muchos precios, y para olvidar los sinsabores del año que acaba de concluir. La gente ha tomado las calles y resulta complicado encontrar comercios y bares sin colas. Todo cambiará en unos días, pero Gasteiz se asemeja ahora bien poco a una ciudad cada vez más empobrecida y castigada por el desempleo.

El dinero se va estos días fundamentalmente en alimentación y regalos, con lo que el comercio local ha tomado una buena bocanada de aire fresco para afrontar la siempre difícil cuesta de enero. La Plaza de Abastos de Gasteiz ha sido estos días un auténtico hervidero -además aún quedan por delante las cenas y comidas de Reyes- y su presidente, Manuel Rabasco, celebra que las ventas estén transcurriendo "muy parecidas a las del año pasado". "Hay que reconocer la crisis, si no sería de estúpidos, y hay gente que ha ido a por cosas más baratas, pero prácticamente estamos repitiendo cifras", insiste el veterano profesional.

En las mesas de los vitorianos no han faltado platos tan típicos en estas fechas como el cochinillo y el cordero "por su facilidad de guiso" y también otros productos más exclusivos como la perdiz, la paloma o la liebre, así como otros de temporada como el capón o la pularda, "para muchos comensales". También, por supuesto, el pescado y el marisco. "Quizá tenemos una clientela más media-alta e igual hemos acusado menos la crisis, pero querer cambiar el curso de la historia no es plan. Estos días se reúne la familia y se hace el gasto, seguimos con esa tradición, y una crisis no nos la va a quitar", zanja Rabasco.

La pareja formada por Julio y Maite está celebrando estas fechas sin grandes lujos pero sin recortes, con los mismos gastos que el año pasado. "Estos días estamos gastando en comida, regalos y las mismas tonterías del año pasado", enumera el primero. "Igual hay gente que está peor que nosotros y hay que tenerlo en cuenta. Estamos disfrutando mucho, la alegría hay que tenerla siempre", sentencia su compañera. En su mesa de Navidad no faltaron la sepia, los langostinos, ni el cordero, carne que ha vuelto a estar presente en Nochevieja junto a los embutidos.

Otra gasteiztarra, Begoña Sáez de Jauregui, ha tirado entretanto de "menús sencillos", de sopa de pescado, más pescado pero al horno, compotas y turrones en las comidas especiales de estos días. En el capítulo de los regalos, "cosas útiles", sin dar más pistas porque todo va para Reyes, y sin realizar tampoco excesivos recortes. "Ahora estoy en paro, pero en estas fechas te estiras un poco más. Estoy gastando parecido al año pasado, pero hay que tener en cuenta que los precios han subido", advierte.

El pequeño comercio y las grandes superficies también están afrontando estos días una particular época dorada, en la que a la gente le cuesta menos tirar de tarjeta de crédito, repartir regalos y también darse algún pequeño capricho con los remanentes de la paga extra -si la hay-. Alfonso Rodríguez, junto a la puerta de El Corte Inglés, reconoce que estas fiestas "son especiales y se gasta sí o sí", aunque en su caso sí ha realizado algunos recortes. "Estoy gastando como otras Navidades pero quizá un poquito menos. En regalos, si el año pasado gasté 100, ahora he bajado a 60 ó 70 euros por persona", confiesa este vecino de Miranda de Ebro. Reducción de gastos que no ha sido tanta en las comidas, donde el tradicional cordero y el "picoteo" no han faltado en su mesa. Comidas en casa, eso sí, a diferencia de años anteriores. "Sí que ha sido más barato todo porque otros años íbamos a Canarias, así que sí hemos reducido gastos", añade su madre.

Volver en rebajas Muy cerca se encuentra Pilar Peña, una venezolana que reconoce que en estas fechas es más "de bailar que de comer". Y también, de preparar el terreno para la inminente época de rebajas. "Estos días estoy comprando lo básico, no gasto mucho porque no se puede", confiesa Peña, que por suerte sí tiene trabajo pero también quiere ahorrar. "Miro cosas para volver a por ellas en rebajas y comprar más barato", reconoce. Sobre todo, porque "el valor de las cosas ha subido y todo está más caro". Al margen de la comida típica venezolana que nunca falta en su mesa en Navidad, Peña también incorpora clásicos de aquí como los langostinos y el jamón. Diez años en Gasteiz, desde luego, dan para mucho.

Las Navidades de Alberto Lazpita y Pilar Carrillo giran siempre, al menos desde que son padres, en torno a sus dos hijas. Este año no está siendo una excepción a la regla. "Tenemos dos niñas de cinco y once años y las Navidades son para ellas", reconoce la madre junto a una concurrida juguetería del centro de la ciudad. Toca ultimar las compras de Reyes y en sus bolsas no faltan los juguetes de construcción, un patín, juegos para la popular Wii... Un gasto prácticamente similar año tras año. "Nuestra situación no ha variado mucho, pero los precios suben, todo es más caro", advierte Alberto, en la línea de muchos otros encuestados.

Claro que a ellos también les gusta disfrutar de estos días señalados por todo lo alto. "A nosotros nos gusta juntarnos, comer y beber como buenos vascos que somos", reconoce Pilar. En cuanto a las comidas, "copiosas, con mucho salado y dulce", Pilar y Alberto se han repartido entre las casas de los respectivos padres de ambos, así que en este campo sí que han contenido el gasto.