Vitoria. El recurso al tópico es esta vez obligado. Ibrahim y Nagore, los primeros alaveses que han venido al mundo en este 2014, ayer 1 de enero, lo han hecho con un pan bajo el brazo. Más bien, con 365 barras. Un año más, y van ya cuatro, la Asociación de Panaderos de Álava visitó a los primeros recién nacidos del año para comunicarles que durante todo un año no tendrán que bajar a la panadería o que, al menos, no tendrán que pagar un céntimo por este alimento básico en una dieta equilibrada.

Ibrahim, hijo de Nezha Tarra y Youness Ambuaji, y hermano del pequeño Mohammed, nació a las 2.15 horas de la madrugada, ocho horas después de que su madre ingresará en el hospital Universitario de Álava y mediante un parto provocado que se desarrolló sin complicaciones, pero que dejó a su madre muy fatigada. Ayer prácticamente no podía pronunciar palabra, pero sí lo hicieron su marido, Youness, y su hijo mayor, el dicharachero Mohammed. "Ahora ya somos cuatro personas en la familia, pero el pan lo comeremos tres porque éste -que, por cierto, nació rozando los cuatro kilos de peso- todavía no puede", señalaba en tono jocoso Youness, que vino a Gasteiz en el 2004, y a quien se sumó su mujer cuatro años después. La familia Ambuaji Tarra viene de Saji, una ciudad cercana a Marrakech, y a ellos la crisis también les ha pasado por encima. Youness lleva tres años en paro, así que el pan que trajo Ibrahim les ayudará un poco a capear el temporal.

En una jornada normal en la maternidad del HUA, en la que el turno de noche atendió cinco partos, la primera chica en hacer acto de presencia fue Nagore, primogénita del asesor comercial Iñigo García Díaz y segunda hija de Raquel Gil Campo, que ya tiene a Danel, de 8 años, y que el próximo 22 de enero también celebra su cumpleaños. "Hemos hablado por teléfono con él por y está emocionado, luego ya veremos", explicaba su madre.

Si a Nezha el parto la dejó agotada, Raquel parecía dispuesta a coger los bártulos e irse a su casa de Salburua apenas dos horas después de haber parido. "Si la veis montando muebles de Ikea hace cuatro días entenderíais porque está así de fresca", bromeaba Iñigo.

Raquel contaba como fue la Nochevieja más especial de su vida. "La fecha de parto era el día 1, pero estuvimos cenando tranquilamente, y como no podíamos ir de fiesta nos íbamos a ir a la cama, pero a las tres y pico rompí aguas, recogimos un poco todo, nos duchamos y vinimos tranquilamente", señala. De hecho, incluso les dio tiempo a dormir unas horas antes de pasar al paritorio. A las 10.10, Nagore vino al mundo con sus 3.140 gramos de vitalidad.

De Zaramaga a Salburua Raquel e Iñigo, vecinos de Salburua, pero "del Zaramaga profundo", reflexionaban sobre el hecho de que el pan de todo el 2014 les haya caído del cielo cuando surgió una idea. "Ostras, se lo podríamos ceder a alguien, al que haya nacido después, a alguno que esté en paro, nosotros curramos los dos. Eso sí, si lo quieren, que no se lo tomen a mal", lanzó Iñigo. La pareja se miró a los ojos y el gesto se materializó. El pan de Nagore será para la familia de otro bebé a la que le haga más falta.

Y es así por su generosidad, pero también por la de los panaderos alaveses, que ayer explicaban por qué desarrollan esta iniciativa anual. "El pan es un elemento nutricional que nos acompaña desde hace miles de años, un producto sano y necesario para que nuestro organismo funcione como un reloj", señaló Garro.