LO veníamos anunciando hace tiempo pero el pasado día 20, vía BOTHA (Boletín Oficial del Territorio Histórico de Álava), se hizo oficial: Amurrio ha aprobado de forma inicial una ordenanza reguladora del uso de lonjas para ocio recreativo juvenil, y las personas que lo crean oportuno disponen, aproximadamente, hasta finales de enero para presentar alegaciones o sugerencias. De no darse ninguna reclamación, la nueva normativa entrará en vigor y habrá un plazo de seis meses para que estos espacios se adapten a la misma.

Y es que los requisitos y documentación a presentar son muchos y, a la gran mayoría de los jóvenes usuarios de estos locales, la aprobación de esta normativa les ha pillado por sorpresa. "Llevábamos tantos años oyendo que se iba a hacer que, como con la fábula del lobo y las ovejas, no te lo esperas hasta que se te echa encima", reconoce Lander a DNA. Un joven que, junto a otros 18 chicos y chicas de entre 25 y 35 años de edad, tiene alquilado el local que, hasta no hace muchos años, ocupaba una panadería en la calle José Madinabeitia, junto al bar Mirandés de Amurrio.

En el interior del local, sus compañeros Asier, Karmele y Jon se encuentran, precisamente, leyendo con atención la nueva norma en una gigantesca pantalla de televisión conectada a Internet, y respiran francamente aliviados al darse cuenta de que su lonja cumple con casi todo lo que se exige en materia de habitabilidad, higiene, comodidad y seguridad. "Tenemos contrato de alquiler por gestoría, seguro de responsabilidad civil, baño, luz, y agua corriente, somos menos de 20 personas para 40 metros cuadrados, no hemos instalado cocina y disponemos de hasta falso techo, para evitar ruidos; pero cumplir todo esto a rajatabla para el 90% de los locales va a ser imposible y, o los dueños invierten en arreglos que dudamos les salga rentable, o se cerrarán todos", vaticinan.

De hecho, "nuestra puerta de acceso no se si tendrá los 90 centímetros de ancho exigidos como mínimo, porque se trata del antiguo escaparate con cristalera y madera del comercio anterior. ¿Le vamos a tener que pedir al dueño que nos la cambie para cumplir la normativa?", preguntan. No obstante, sí ven con buenos ojos que se exijan un mínimo de infraestructuras a la hora de poder alquilar una lonja para ocio recreativo juvenil, "porque hay algunas que están en muy malas condiciones", aseguran; aunque como en todo, se trata de un arma de doble filo, ya que "si afrontan mejoras, subirán los alquileres, y aquí ya pagamos en torno a 4.000 euros anuales", matizan.

Lo que consideran "absurdo" es que la nueva norma no permita abrir más de una lonja juvenil por portal "porque ya existen y a ver quién es el que renuncia a la suya", apuntan; así como otras cuestiones en materia de horario o higiene. "Aquí hay gente a todas horas. Muchos parados, otros que trabajan a relevos y que salen de trabajar de noche y se quedan viendo películas. Tenemos ya una edad para que nos pasen lista, esto se supone que es una lonja privada, aunque también es verdad que las hay de gente mucho más joven, menores de edad, de cuyas acciones tendrán que responsabilizarse sus padres, madres o tutores", explica Asier, mientras que Lander se pregunta si es necesario regular cuestiones de limpieza que ya aplican. "¿Me van a decir cuando tengo que sacar la basura o recoger vidrios rotos?. Ya somos suficientemente ordenados y limpios por pura lógica", remacha. De sus palabras da fe lo organizado del local, con bidones en los que se avisa con un letrero de que sólo se echen latas, por poner un ejemplo.

Régimen sancionador En lo que ya no están de acuerdo en absoluto es en el régimen sancionador. "Eso del sistema parecido al del carnet de conducir por puntos, las infracciones leves, graves y muy graves, y las sanciones de 200 y 300 euros que llevan parejas algunas de ellas, es una pasada. No sé hasta qué punto se puede juzgar a un grupo por dos liantes, y si tengo yo la culpa no sé por qué tiene que pagar el resto. Deberíamos haber acudido a las reuniones, somos unos huevones, pero también echamos en falta que no se nos haya avisado por carta de lo aprobado, porque somos los principales afectados. Muchos ni se han enterado y, en cierto modo, se está invadiendo nuestra privacidad", opinan.

Y es que, efectivamente, cada licencia de apertura de lonja juvenil -que se deberá solicitar al Ayuntamiento, para crear el respectivo registro- irá acompañada de cinco puntos que, con base en las infracciones que se registren, se irán restando, y para los usuarios o responsables de los locales que se queden sin ellos conllevará la inhabilitación para solicitar u obtener una nueva autorización para este uso durante el plazo de un año. Incumplir alguno de los apartados sobre molestias ocasionadas por ruido, horario de apertura y cierre, y medidas de higiene se consideran leves y restarán un punto, pero en caso de que se produzcan tres infracciones por ruido en un espacio de tiempo de seis meses se procederá al cierre cautelar de la lonja por un período de un mes.

Un ejemplo de infracción grave -una supondrá la perdida de dos puntos, y dos una sanción de 200 euros- puede ser el consumo de sustancias ilícitas en el interior de los locales o suministrar bebidas alcohólicas a menores de edad; mientras que una muy grave -que lleva pareja la perdida de la totalidad de los puntos y una sanción de 300 euros- será superar el aforo máximo autorizado cuando se produzcan situaciones de grave riesgo para las personas, incumplir las medidas de seguridad, o las injurias, improperios, amenazas, insultos o agresiones reiteradas demostrables hacia el vecindario del entorno, por citar alguna.

Algo que consideran "de risa" los jóvenes es que, a la hora de solicitar la apertura de una lonja juvenil, y una vez comprobado que la documentación reúne todos los requisitos exigidos en la norma, el Ayuntamiento cumplimentará un trámite de notificación personal a los vecinos inmediatos del local afectado, otorgándoles un plazo de diez días para presentar alegaciones, que también se tendrán en cuenta a la hora de estimar o denegar la solicitud. "La mayoría se va a negar a que lonjas debajo de sus casas sean alquiladas a jóvenes para su ocio, ya tenemos experiencia en eso. Llevamos en José Madinabeitia tres años y nunca hemos tenido problemas con ningún vecino, pero antes estuvimos en otra lonja de la Avenida Ayala, de la que nos marchamos por voluntad propia para no meter en líos al dueño que se había portado muy bien, porque la vecina de arriba insistía en que no soportaba el ruido. Estuvimos hasta en el servicio de mediación y convivencia municipal, pero no hubo manera de convencer de ninguna forma a la señora, así que nos fuimos", aseguran.

Y es que antes de optarse por regularizar este fenómeno social mediante la rigidez de una ordenanza, Amurrio intentó que se cumpliera la guía de recomendaciones que, para la buena convivencia entre usuarios, vecinos y propietarios de lonjas juveniles, aprobó el Ayuntamiento en enero de 2010. Sin embargo, el proyecto resultó "insuficiente" para poner fin a los "escasos" problemas de convivencia que se venían sucediendo entre los usuarios de lonjas y algunas comunidades de vecinos en las que están ubicadas, aunque "sí es evidente que ha influido positivamente en la puesta al día de la dotación de la mayoría de estos locales y en el comportamiento de las personas que los ocupan", informan desde el Consistorio.