dE unos años a esta parte las ciclogénesis explosivas visitan Euskadi casi todos los inviernos. Los vientos intensos y la lluvia hacen pensar en fenómenos extraordinarios, quizá consecuencia de la acción del ser humano, pero lo cierto es que se trata de episodios que siempre han estado ahí. La novedad tan sólo estriba en que el explosivo nombre de esta manifestación de la Naturaleza se ha colado en nuestro imaginario.
Miguel Ángel Manjón, téncico de Aemet en Euskadi, se dedica a confeccionar las previsiones meteorológicas de la comunidad autónoma, asegura que la ciclogénesis explosiva es un fenómeno perfectamente normal y habitual en estas latitudes. "El Atlántico es un oceáno muy activo y genera continuamente depresiones de todo tipo, unas más sencillas y menos intensas, y otras como éstas, más fuertes, pero que tampoco lo son tanto, no son como los huracanes de los mares tropicales", explica. ¿Y qué es entonces una ciclogénesis explosiva? Como su propio nombre indica es la "génesis de un ciclón". Según explica Miguel Ángel, este fenómeno se caracteriza porque cae la presión muy rápidamente, lo que genera vientos muy intensos, mientras que la precipitación no tiene por qué ser significativa. Esos vientos "generan mucho oleaje y hacen que las ciclogénesis explosivas sean muy vistosas, pero hay otras depresiones atlánticas mucho más extensas en cuanto a su área geográfica y que producen más lluvia", señala el meteorológo de Aemet.
Así pues, parece que al final se trata de vientos del noroeste acompañados de precipitaciones; el tiempo de Euskadi de toda la vida. Pues no. "Lo primero que nos viene a la cabeza es eso, pero realmente, y ésta es mi opinión, lo característico del País Vasco, curiosamente, es el viento sur y la gran influencia oceánica, eso hace que tentamos un clima sumamente suave, con temperaturas muy agradables, comparado con otras zonas de la Península con climas mucho más extremos", afirma Miguel Ángel.
"Si cogemos la rosa de vientos de Igeldo -indica-, al lado de mar, vemos que los sures son muy frecuentes en todo el País Vasco, aunque también se registren los oestes y noroestes que conforman la España verde de la que se hablaba cuabdo yo era crío. En todo caso, los sures son muy importantes para tener en cuenta el tiempo del País Vasco".
Por otro lado, el experto explica que la influencia del mar en Euskadi es "importantísima", la corriente del Golfo nos trae a los vascos, y también a los alaveses, que al fin y al cabo vivimos también bajo la influencia oceánica, "una bocanada de aire húmedo que dulcifica la temperatura, es un reservorio de aire cálido". Miguel Ángel insiste en que su opinión es sólo su opinión, pues en la meteorología, como en todos los campos del saber, "cada maestrillo tien su librillo", pero en general se puede decir que la Península Ibérica, y sobre todo la franja Cantábrica, gozan de un clima benigno. "El clima de Gasteiz o de Madrid es más extremo a lo largo del año que en la costa, pero no hablamos de Siberia, entra dentro de unas temperaturas suaves, aunque podamos estar a bajo cero en invierno y pasemos de cuarenta grados centígrados en verano", señala.
un otoño normal En ese clima suave nos hemos movido en Álava en este otoño recién concluido. De los datos recogidos por Aemet se obtiene la fotografía de un otoño con temperaturas por encima de lo normal y de precipitación normal para la zona de Álava, y quizá con "un poquito más de insolación de lo habitual", según Miguel Ángel. La tónica del territorio ha sido la misma que en el resto de la comunidad, de normalidad, aunque eso sí, con muchos bandazos. Octubre fue muy cálido, noviembre empezó con registros normales y concluyó algo más frío, y en diciembre ha habido un poco de todo. Al final, el balance del mes arrojará datos normales, tirando a fríos, unos valores muy similares a los del año pasado por estas fechas, con la diferencia de que en 2013 ha habido más lluvias. Efectivamente, entre enero y junio los vascos sólo vieron el sol por televisión o tras volar rumbo a las Canarias.
Día tras día la previsión era la misma, lluvia, lluvia y más lluvia. Los meteorólogos lo tuvieron relativamente fácil, y además hoy en día las herramientas con las que cuentan los expertos cada vez afinan más, pero que nadie piense que llegará el día que que la meteorología prediga el tiempo para dentro de un mes sin fallos.
Como explica Miguel Ángel, "las ecuaciones no se pueden resolver de una manera determinista, no hay vuelta de hoja, estamos inmersos en un fluido, la atmósfera, que no se puede explicar de una manera matemática, por muchos desarrollos que hagas, la esencia del problema seguirá siempre ahí", constata. Así, "a partir de cierto tiempo, tres días, cuatro, o dos, segun la situación atmosférica, vas a patinar. Generas un error que va creciendo y al cabo de los cuatro días no sale lo que tú pensabas". Estos errores son más frecuentes en primavera y otoño, estaciones cambiantes por definición, meses en los que "los cambios son tan intensos y frecuentes que te vuelves loco", señala el meteorológio de Aemet.
Aún así, el público demanda predicciones cada vez más ajustadas a los profesionales, algo que Miguel Ángel entiende lógico porque sucede así en todos los órdenes de la vida, pero asegura que parte de su trabajo consiste también en "ser sinceros. Hay páginas de Internet -prosigue- que te dan el tiempo clavado en Murcia para dentro de quince días... en fin, sería interesante poner una nota que diga que la predicciones son aproximaciones sometidas a error".
En todo caso, por mucho que se afine con la predicción y que los materiales y tecnologías para enfrentarse al mal tiempo progresen, la Naturaleza siempre dará al ser humano la medida exacta de su potencial, que tampoco es para tanto. "Cuando te enfrentas con una ciclogénesis explosiva, por ejemplo, por mucho velero superequipado que lleves puedes tener un problema muy serio, al final la Naturaleza te pone en tu sitio, la meteorología te da una dosis de humildad", concluye Miguel Ángel Manjón.