Vitoria. Javier Maroto está cocinando una Vitoria muy distinta de aquella pequeña urbe que se dio a conocer por su perfil social. Las políticas solidarias están dando paso cada vez más a grandes eventos promocionales que venden eso que ahora se llama imagen de ciudad. Y esa transición está teniendo lugar justo cuando más altas son las cifras de pobreza. Las pruebas descansan en el borrador presupuestario del PP, un documento que ha puesto en pie de guerra a la plataforma por los derechos sociales de Gasteiz. "Mientras se destruyen todos los avances históricos logrados en el campo de los derechos sociales, se sigue destinando dinero público a campañas y actividades que podrían estar bien si las necesidades de los gasteiztarras estuvieran cubiertas pero que, en la situación actual, venden imagen, celofán sin contenido, un moderno pan y circo romano", criticó ayer el colectivo en la entrada a la Plaza Nueva, con una protesta que parodió al alcalde con un puchero en un guiño a la capitalidad gastronómica.

Ese cambio en el modelo de ciudad denunciado por la plataforma está, a la vez, "camuflado". El PP "ha inflado" el departamento municipal de Asuntos Sociales con 2,216 millones de euros procedentes de los seguros de toda la plantilla de trabajadores municipales, cantidad que hasta el año pasado se situaba en Función Pública. A juicio del colectivo, así se pretende enmascarar los 2,282 millones "que se recortan en la práctica totalidad de los servicios y convenios" del área. De hecho, al tomar como referencia el gasto de los capítulos 2 y 4, correspondiente a servicios, el gasto resulta "inferior al del año 2008", con 5,153 millones. Y eso que desde aquel ejercicio, según los datos del Eustat, la pobreza en Gasteiz ha aumentado más de un 40%.

El equipo de gobierno suele hablar de la necesidad de aplicar políticas de austeridad, pero a la plataforma no le encaja esa filosofía con la apuesta por proyectos "que más tienen que ver con el merchandising y el titular mediático que con las necesidades reales de los gasteiztarras". En esa categoría incluye los abultados convenios con el FesTVal, el Alavés o el Baskonia, las partidas para promoción de la ciudad o de difusión turística. "Pan y circo como la capitalidad de la gastronomía, título que hasta hace no más de un mes ninguno conocíamos ni sabíamos que Burgos lo había ostentado en 2013", reprochó. Un reconocimiento que obliga a gastar 125.000 euros de canon y otros 200.000 para actividades y propaganda. Frente a estas apuestas "de una ciudad escaparate", los manifestantes abogan por un presupuesto "donde las personas sean la prioridad absoluta" para que todas sus necesidades queden cubiertas.