vitoria
Los políticos todavía no han inventado un impuesto que grave los buenos deseos de los ciudadanos, ésos que tan fácilmente afloran en Navidad. Así que, cada vez que se acercan estas fechas de celebración, encuentros y nuevos propósitos, se multiplican los anhelos. Los hay particulares, resumibles en salud, dinero y amor, pero también colectivos. Qué será de Vitoria y Álava depende en gran parte de sus dirigentes y por eso, para ellos, DNA ha preparado un listado de aspiraciones. Nadie quiere otro año marcado por conflictos políticos, discriminaciones sociales, dramas laborales, sospechas de corrupción, disputas en el ámbito educativo, recortes en cultura, obras fallidas, políticas de escaparate, gestiones alejadas de las prioridades reales de la población... Son bastantes las cuestiones que toca enmendar y muchas en las que deberán embarcarse los que llevan el timón y quienes fiscalizan su rumbo desde las trincheras de la oposición para devolver la esperanza a la sociedad. Por qué no, unos y otros podrían empezar por procurar el entendimiento para llegar a acuerdos. Pero de los de verdad, más allá de intereses partidistas y juegos de cromos, tan típicos hoy en día.
más entendimiento
Un presupuesto y cero órdagos
La práctica de la política no sólo puede sino que debe conciliarse con el imperativo de la honestidad. Y ése debería de ser el valor que condujera a los acuerdos entre diferentes. Por desgracia, es habitual que las alianzas acaben sucediéndose por intercambios de intereses que no siempre benefician a los ciudadanos o por efectos dominó iniciados en las altas esferas de los partidos. Se dice que este último supuesto es el que ha favorecido la consecución de un presupuesto en la Diputación alavesa que sólo gusta a sus autores, el PP y el PNV. Y puede que ese pacto acabe repercutiendo también en las Cuentas del Ayuntamiento gasteiztarra, a pesar de que el primer edil haya asegurado que su intención es buscar el máximo consenso posible. Pase lo que pase, la alianza deberá sustentarse en unos mimbres que tengan en cuenta las verdaderas necesidades de la ciudad. La gente reclama más políticas a favor del empleo y de amparo social a las personas que se encuentran en peores condiciones.
Ese deseo de más y mejor entendimiento debería ayudar también a acabar con los órdagos que ha lanzado Javier Maroto al Gobierno Vasco generando tanta incertidumbre en buena parte de la sociedad vitoriana. El caso del Conservatorio de Danza José Uruñuela ha resultado sangrante. Ya da igual quién tiene la razón porque, mientras uno y otro discuten sobre quién debería llevar la gestión, las familias están viendo cómo peligra la formación de sus hijos. La intención del alcalde es subir un 525% las tasas como medida de presión para que Lakua se implique en el centro, pero el envite todavía no ha tenido éxito. El primer edil espera, confiado en repetir el triunfo que ya obtuvo con la polémica de la formación profesional. Y los afectados desesperan. No es una situación justa para ellos.
más transparencia
Sin tratos de favor
La ciudadanía confía en sus dirigentes cuándo éstos son pulcros en su gestión, pero ese esmero sólo puede ser evaluado debidamente cuando se lleva a cabo con transparencia. El problema surge en el momento en que las nubes empiezan a tapar el sol. El Consistorio de Gasteiz ha sido escenario este año de dos polémicas por presuntos tratos de favor que han aumentado el hartazgo de los vitorianos hacia la clase política. Ahora, el deseo de los contribuyentes es obtener respuestas y, depuradas las responsabilidades, recibir el compromiso de un futuro más luminoso. ¿Pero será posible? La comisión de investigación del alquiler del local de San Antonio, el enredo político de la temporada, lo mismo avanza que retrocede mientras los grupos acuerdan la comparecencia de nuevos sujetos y la reaparición de otros que ya dieron su versión de los hechos. Grosso modo, el objetivo es esclarecer por qué Alfonso Alonso, siendo alcalde de Vitoria, suscribió a través de un procedimiento poco habitual un onerosísimo contrato con el empresario Gonzalo Antón por el arrendamiento de unos locales que les han estado costando a los vitorianos 50.000 euros al mes con una claúsula de ruptura leonina.
Otra historia que va camino de culebrón es la de la planta de residuos de la construcción de Gardelegi. A la vuelta de las vacaciones, el PSE denunció que la construcción y la explotación de esta infraestructura pudo utilizarse para financiar irregularmente al PP. Y cuando todavía se sigue investigando si esta operación pudo formar parte de la trama Gürtel, la empresa que gestiona la planta ha reclamado al Ayuntamiento 24 millones de euros. La cifra responde, según dice, a las cantidades perdidas desde que la instalación empezó a funcionar en 2007. El Consistorio se ha negado y por ahora Sacyr no ha recurrido, un alivio para las arcas locales.
más dinamización económica
Proyectos que funcionen
La reactivación económica es una de las obsesiones de las políticas forales y municipales desde que llegó la crisis, al menos sobre el papel. La ciudadanía está cansada de ver cómo algunos de los proyectos anunciados no terminan de ver la luz y otros se limitan a hacer ruido mientras la tasa de paro no deja de crecer. Qué menos que desear que las actuaciones de dinamización de los polígonos prometidas por el equipo de gobierno de Vitoria, pilares de su campaña electoral, por fin salgan adelante. Jundiz se muere y Gamarra languidece porque decenas de empresas han bajado la persiana o han tenido que despedir trabajadores. En una ciudad industrial como Vitoria sería fundamental que esos negocios recibieran un empujón, como también lo es que el comercio se refuerce. La batalla del alcalde contra los bazares chinos para "impulsar" los negocios tradicionales no hace sino poner aún más evidencia que son las acciones institucionales las que más hacen peligrar al sector. En el centro, el gremio ruega por que el Ayuntamiento encuentre un plan de revitalización antes de que las oficinas municipales se trasladen a San Martín. En los barrios, mira con recelo el apoyo institucional a la implantación de grandes cadenas de supermercado.
El título de capital española de la gastronomía promete riqueza a través de un aumento del consumo y la atracción de turismo. Y los vitorianos anhelan que esas previsiones se cumplan, aunque haya quienes piensen de antemano que premios como el recién obtenido sólo sirven para dar forma a políticas de escaparate que obligan a gastar más de lo que se recibe. Hay voces que ya hablan de una inversión de alrededor de 450.000 euros sólo para poner en marcha la agenda de actos. Una cantidad lo suficientemente abultada como para confiar en que los responsables políticos la utilicen de forma adecuada y acertada.
En el territorio, las miradas se vuelven hacia Arasur. Gracias al acuerdo foral PP-PNV, la infraestructura dispondrá de 2,3 millones de euros, de los que 200.000 corresponden a 2014 y el resto se reservará para 2015, cuando deberán empezar las obras. Las partidas reservadas permitirán construir el acceso ferroviario al puerto seco, que tanta esperanza genera en el sector del transporte. Su deseo, que la infraestructura resucite el recinto de Rivabellosa y devuelva el oxígeno a muchas empresas alavesas. Por contra, son muchas las personas que esperan que la Diputación y el Gobierno Vasco se olviden del proyecto del fracking en Kuartango.
más sensibilidad
Ayudas y cultura
La sensibilidad es crucial en el desarrollo de la actividad política, aunque a veces los dirigentes la usen como máscara. Las crecientes dificultades económicas por las que atraviesa gran parte de la sociedad alavesa deberían de obligar a las instituciones a aumentar las cuantías destinadas a ayudas sociales, al Banco de Alimentos, a los comedores... Los colectivos que trabajan para cubrir las necesidades de los más desfavorecidos aseguran estar desbordados y solicitan una mayor implicación institucional, aunque los hay cuya labor no se ve recompensada con ese apoyo por muchas peticiones que realicen. En Vitoria, por ejemplo, Eginaren Eginez ruega un año más por que el equipo de gobierno reconsidere los recortes a las personas discapacitadas. Su situación, no obstante, es la tónica general del movimiento asociativo de la ciudad, que sufre la tijera en detrimento de otras políticas. Segadora, en el caso del tejido cultural.
La Film Office ha pasado 2013 sin un euro, Artium ha funcionado con un 25% menos de presupuesto, Montehermoso sigue haciendo virguerías con su exigua partida, la Banda Municipal ha tenido que despedir músicos... Los colectivos culturales lamentan la recortada mientras ven cómo los proyectos pomposos, al estilo del FesTVal o el aniversario de la Batalla de Vitoria, reciben cuantiosos apoyos. Y del euskera ya ni hablamos. El pacto PP-PNV en la Diputación alavesa justo contempla el mantenimiento de la partida económica.
más cabeza
Sólo obras necesarias
Muchos ciudadanos sienten que los políticos utilizan el dinero de todos sin tacto, impulsando proyectos que acaban guardados en un cajón tras invertir millones o realizando obras pomposas que no siempre se necesitan. Por eso, y dada la crisis, es el deseo de todos que los dirigentes prioricen e inviertan con cabeza en proyectos realmente demandados por los contribuyentes, tratando de conseguir el mayor ahorro posible. Entre las obras necesarias, queridas y pendientes están los huertos urbanos, el centro cívico de Zabalgana, la pasarela de Borinbizkarra y la ampliación del tranvía por el este o por el sur. Una lista a la que se suman todas esas actuaciones ya puestas en marcha que los ciudadanos esperan ver concluir en plazo, ya sea por las molestias que están ocasionando o por los beneficios que traerán, como la reforma de la Avenida de Gasteiz, la estación de autobuses, las oficinas de San Martín, el centro cívico de Salburua, la haurreskola de Mariturri o la urbanización de los nuevos sectores de Arkaiate y Larrein.