Vitoria. No hay Navidad sin belenes ni guirnaldas, sin la pesadez de las machaconas supercherías importadas del país del Tío Sam, sin las luces que aspiran a adornar con gusto las calles comerciales de pueblos y ciudades y sin la profusión de manjares que hacen de estas fechas un homenaje continuado al colesterol. Sin embargo, hay usos y costumbres que definen y marcan, como el que ayer transformó la Plaza España de la capital alavesa en un mercado de condiciones sublimes. Pese a la insoportable indefinición de lo meteorológico, que provocó cierta inquietud entre los miles de visitantes del zoco, los puestos de viandas ultimadas con pasión en las explotaciones de artesanos, ganaderos y agricultores llegados desde los puntos más reconocibles de la geografía gastronómica disfrutaron dando salida a su producción. Pollos, gallinas, calabazas, pan, conservas, embutidos... Quien más quien menos picó en la trampa de la tradición para dotar a sus celebraciones de las próximas fechas de ese toque de calidad insuperable surgido del respeto a la tierra y al trabajo bien hecho.
El tradicional Mercado Agrícola, organizado por el Consistorio y la Fundación Caja Vital, posó sus reales en medio de la capital en su edición número 56. Lo hizo como dictan los cánones, es decir, el jueves anterior a Nochebuena, convirtiendo el espacio en un hervidero de gente y en una apuesta de olores y sabores difícil de obviar. La oferta gastronómica de cerca de un centenar de productores y la exposición y venta de aves de corral y productos artesanos se antojan reclamos más que suficientes para constituirse, por sí mismas, como el evento que da el pistoletazo de salida a las Navidades gasteiztarras. Así ocurrió ayer, como ocurre por estas fechas desde hace más de medio siglo. De ahí que la concurrencia tuviera arrestos para dar vida a los puestos del mercado y a los establecimientos hosteleros del centro hasta bien entrada la tarde. No en vano, la Plaza España cerró su versión comercial a las 16.00 horas tras haber puesto el cartel de Abierto siete horas antes.
Este año se dieron cita 98 expositores, que ocuparon los 124 puestos. Los mostradores, en su gran mayoría alaveses, también hablaban en euskera y castellano con acentos difusos llegados de Bizkaia, Gipuzkoa, Navarra, La Rioja, Cantabria, Castilla y León, Galicia, Aragón, Extremadura e, incluso, Francia. Ofrecieron a los visitantes una amplia variedad de productos caseros. Los compradores encontraron legumbres, verduras y hortalizas, embutidos, quesos, miel, patés, conservas, vinos, licores, pan y repostería, además de otros productos alimentarios y flores, plantas medicinales y objetos de artesanía. No faltaron tampoco elementos tradicionales como los talos o la sidra.
A lo largo de la jornada, volvió a celebrarse la tradicional exhibición y posterior venta de aves de corral en la que tomaron parte cuatro productores de diversas explotaciones alavesas. Se pudieron ver los habituales gallos, faisanes, capones y pavos. Asimismo, durante toda la jornada, la fiesta estuvo amenizada con megafonía y animación musical.
En otro orden de cosas, el Ayuntamiento de Vitoria inicia hoy la Ruta de belenes, que recorre 29 nacimientos en la ciudad. El recorrido, realizado en colaboración con la Asociación de Belenistas de Álava y la Obra social de Caja Vital, se amplía hasta 40 belenes, incluyendo los instalados en otras localidades de la provincia
Este itinerario, destacado como uno de los más significativos dentro de la programación navideña de la ciudad, supone un elemento de atracción para visitantes y una actividad de gran interés para la ciudadanía.
Iglesias, palacios de la ciudad, tiendas, hoteles o residencias de la tercera edad componen las paradas de esta ruta que cualquier persona interesada puede realizar por su cuenta. En la Oficina de Turismo municipal, en el belén de El Carmen y en todos los puntos de la ruta se puede encontrar información.