TODO empezó cuando una investigadora de una universidad andaluza cuya beca predoctoral sufraga el Gobierno Vasco fue, hace unos pocos días, a renovar su contrato. Según el Boletín Oficial del País Vasco, estos investigadores, jóvenes de todas las disciplinas académicas y en un 80% adscritos a departamentos de la UPV, debían percibir en 2014 18.185,16 euros brutos, frente a los 15.545 que han ganado este año, también antes de impuestos. La sorpresa de esta investigadora fue mayúscula cuando comprobó que le iban a pagar 14.545 euros brutos, 1.000 euros menos que lo percibido este año y 4.000 menos de lo que debería cobrar según el BOPV.
Este cambio significa que buena parte de los investigadores financiados por el Gobierno Vasco pasarán de percibir 964,38 euros al mes a 889,37, cuando según lo previsto por el propio Gobierno debían superar con el nuevo año la barrera psicológica del mileurismo y percibir 1.046,31 euros al mes.
La afectada llamó por teléfono al Ejecutivo autónomo y se le explicó que la bajada era una especie de retención para posibilitar que en lugar de tener tres años de contrato los becarios disfrutaran de uno más. Sin embargo, no hay ningún compromiso formal al respecto y la decisión final dependerá de la disponibilidad presupuestaria y de la autorización de la Dirección de Política Científica, previo informe favorable de la comisión académica responsable del programa de doctorado que corresponda. Una vez conocido el caso de Andalucía, otros afectados han preguntado y en algunas ocasiones la respuesta ha sido distinta. Sencillamente se les ha dicho que no hay dinero.
En este punto hay que señalar que no todos los becarios predoctorales del Gobierno Vasco están en esta situación. Aunque todos hacen básicamente lo mismo (elaborar su tesis, dar clases y publicar), hay contratos A, C, AE, B y AK. De estos, los A y B son diferentes porque su duración es de tres años en lugar de cuatro y porque esos tres años son a jornada completa, o sea, cotizando. Los demás contemplan dos cursos en prácticas (sin cotizar) y dos a jornada completa. Los afectados por el recorte son los A y B de segundo año o que van a empezar ahora su beca, y hasta la fecha quienes están organizando la respuesta a la decisión del Departamento de Educación han contabilizado 72 afectados, todos de universidades públicas y de segundo año (a cuyos correos se puede acceder y que por ello han sido localizados), y un 80% de ellos de la UPV. En los centros privados puede que haya más y probablemente los haya, y luego está el caso de quienes van a iniciar ahora su beca predoctoral, también imposibles de localizar pero ya contabilizados. Son otros 92 investigadores.
El perjuicio de la nueva normativa, por otro lado, no es sólo económico. A partir de ahora, por ejemplo, varían los baremos para puntuar a quien quiera realizar estancias en otras universidades, y el máximo, cinco puntos, se concede en la tercera renovación, que evidentemente un becario cuyo contrato dura tres años no va a realizar en ningún caso. A esta circunstancia piensan apelar los afectados para llevar su caso al Ararteko, al entender que se les discrimina, pues las posibilidades para acceder a ayudas para estancias en el extranjero siempre serán mayores para quienes hayan firmado un contrato C, AE o AK.
dar clase gratis Cuando se conoció lo ocurrido en Andalucía y la noticia se propagó por Internet, esta misma semana, se empezaron a conocer las particularidades de cada caso. Muchos becarios no han recibido aún su nuevo contrato y no tienen noticia oficial del recorte salarial (la UPV, de hecho, no ha sido informada, según apuntan los afectados), y a otros se les ha enviado una carta en la que se les dice que en breve recibirán su contrato.
Una de esas becarias a las que se va a recortar el sueldo es Zuriñe, una joven tan molesta con la reducción de salario como con el trastorno que va a ocasionar la medida en la planificación de su investigación. "Nosotros nos habíamos preparado para realizar nuestro trabajo en tres años, ahora ofrecen cuatro pero sin garantías", señala la investigadora, quien explica que para acceder a la fase postdoctoral "necesitas hacer la tesis y dar horas de clase, necesitamos dar esas clases, pero la única opción es darlas gratis". Además, se exige a los investigadores una formación en idiomas "que te tienes que pagar", al igual que ocurre, en la mayoría de los casos, con los viajes que realizan para completar su trabajo. Todo ello con menos de 900 euros al mes. Con estos condicionantes, Zuriñe cree que la consecuencia inmediata de la reducción de salario va a ser que no se va a poder llevar a cabo "una investigación de calidad". Hay además un agravante. La exclusividad que se les exige les impide a estos investigadores buscar trabajos alternativos con los que completar el salario, a no ser que decidan optar por la economía sumergida.
Por todo ello, Zuriñe y el grupo de becarios a quienes da voz exigen que las condiciones de sus contratos sean iguales para todos. "El otro día en ETB el lehendakari dijo que no había recortes en Educación y no es cierto. Es verdad que no se reduce personal, pero las condiciones cambian para personas que hacemos el mismo trabajo que profesores con muy buenos sueldos", critica.
Este periódico se puso ayer en contacto con el Departamento de Educación del Gobierno Vasco para recabar su versión de los hechos, pero al cierre de esta edición no había obtenido respuesta.