descrédito que sufre la política hoy en día es fruto de muchos años de abono y riego constante por parte de muchos de sus protagonistas, cuyos abusos pagan además los representantes públicos honestos, que los hay y muchos. Las promesas incumplidas son el menos grave de los pecados partidarios, la corrupción y el abandono del interés general en beneficio del de unos pocos es el peor de ellos, y entre medias hay todo un catálogo de errores que nos han llevado a todos al lugar en el que hoy en día se encuentra la cosa pública en el Estado. En todo caso, ante este panorama la ciudadanía reacciona, y en Euskadi lo ha hecho desde el ámbito local, aquel al que puede acceder más fácilmente.

Es en los pueblos y ciudades donde los representantes públicos se cruzan en la calle con sus vecinos, donde más allá de ideologías la evaluación del político se mide objetivamente, en el estado de las aceras, en el tráfico, en la seguridad y, sobre todo, en el bienestar de sus gobernados. Es en ese ámbito donde han nacido diferentes plataformas ciudadanas a lo largo de los últimos años, movimientos integrados por políticos no profesionales o gente que ha salido de sus partidos y que han llegado a gobernar en 39 pueblos vascos, además de contar con 359 concejales en más de 80 pueblos.

Ahora, esas plataformas han decidido unirse bajo un paraguas común, y el resultado de ese proyecto es Ikune, la Iniciativa Ciudadana de Participación que toma su nombre de la palabra en esperanto Kune, conjuntamente. El proyecto tiene una particularidad, su base es digital, es un proyecto cuyo cauce de comunicación es Internet, y se basa en tres únicos principios en los que caben ciudadanos de ideologías dispares. El primero es la llamada glocalización, el pensar en global y actuar en local. Por otro lado está el concepto de participación ciudadana, de tal manera que los representantes de Ikune toman sus decisiones en función de lo que dicen sus representados, y no al revés. Por último está la idea de que el respeto a los derechos humanos es el único límite a esa participación.

Ikune nació en junio de este mismo 2013, tras más de dos años de trabajo en un foro de grupos independientes de Euskadi. Fue la Agrupación de Electores Omnia, de Llodio, la que lanzó el reto, tras analizar todos los pros y contras de dar un paso colectivo.

Así lo explica Álvaro Barrios, portavoz de Omnia y ahora también de Ikune. "Hemos estado haciendo política de otra forma en nuestros pueblos durante más de 20 años y consideramos que esta forma de hacer democracia directa, conviviendo con los ciudadanos, debía de ser ofrecida a la sociedad, más si cabe en estos tiempos donde la democracia no pasa por sus mejores momentos", explica Barrios.

Una condición previa que todos tuvieron clara antes de lanzarse a la aventura fue la de que "este paso no podía romper la independencia de los grupos locales para pensar por y para el ciudadano, y no asumir órdenes de cúpulas", y con esas reglas de juego el colectivo ha ido creciendo. "Ikune no es un proyecto estático, sino todo lo contrario. Lo promueven una serie de grupos y día a día, semana a semana, se van sumando más, una vez participada dicha cuestión en sus asambleas locales. Entre los promotores se encuentran los grupos de Etxebarri, Abadiño, Zambrana, Muskiz, Mungia, Llodio, Aiala, Plentzia, Gorliz... Otros grupos están valorando dar el paso, pero muchos de sus integrantes ya se han asociado como personas dentro de Ikune", explica su portavoz.

En ese sentido, apenas dos semanas después de su lanzamiento, los grupos independientes de Gallarta y Getxo ya se habían sumado a la iniciativa, "aunque lo más destacado es que se han promovido y creado ya grupos independientes nuevos en Amurrio, Barakaldo o Portugalete, y hay personas promoviendo grupos en Bilbao, Vitoria y algunos otros pueblos". La idea, por tanto, no sólo es unir fuerzas entre las plataformas que ya existen, sino promover la creación de otras nuevas. La forma de hacerlo es prestar experiencia, asesoramiento legal y marketing a quienes quieren crear una plataforma en su pueblo o ciudad, y además se mantienen contactos con partidos que llevan años tratando de lograr representación, como PUM+J, Equo o Pacma.

Por otro lado, sin Internet las posibilidades de crear un foro como Ikune habrían sido mucho más limitadas. Barrios explica que "la tecnología de hoy en día se ha aplicado a todos los sectores de la economía y la sociedad, pero las posibilidades que da para canalizar la inteligencia del colectivo, no han sido exploradas aún en la política", y eso es lo que persigue Ikune. "Nuestra única arma de comunicación en igualdad con el resto de partidos tradicionales son Internet y los nuevos medios de comunicación, de ahí nuestra apuesta por la creación de una red social participativa propia, euskadi.ikune.org".

Sin embargo, advierte Barrios, la brecha digital aún existente es un lastre para lograr esa ciberparticipación. Por ello, Ikune también tendrá presencia física, y así el programa participativo se irá refrendando y consultando en diferentes "asambleas participativas presenciales" que irán rotando por diferentes pueblos y que complementarán la participación digital.

¿Y qué hay de la ideología en un movimiento de esta clase? Barrios, que cree que la dicotomía entre izquierda y derecha proviene del siglo XIX, considera que el planteamiento de Ikune pasa más por "creer que siempre es más inteligente el colectivo que el individuo, por eso nuestra apuesta es por canalizar esa inteligencia mediante la participación". Así, en lugar de presentar "una ideología que defino y tengo clara, para que mi trabajo sea convencer a los ciudadanos de que es la mejor", Ikune quiere que las ideas que se vayan aportando a través de la participación se incorporen a su programa. Y esas contribuciones, apunta, pueden llegar tanto desde los asociados como desde "cualquier persona que desee aportar, sean o no de Ikune".

En cuanto a los postulados de movimientos como el 15-M, Barrios explica que Ikune pretende "canalizar el descontento generalizado por medio de las estructuras jurídicas actuales", a pesar de que "no nos gusta el sistema actual". Sin embargo, "la ausencia de sistema es mucho más peligrosa que el propio sistema", y por ello la propuesta de Ikune pasa por "apurar todas las opciones que él mismo da para ser cambiado".

¿Se puede? "Se puede, sólo hace falta la fuerza necesaria para hacerlo y eso depende de si los ciudadanos reaccionan o no", señala Barrios. Otra duda que surge al hilo de la idiosincrasia de Ikune es si la horizontalidad puede impedir que surjan los necesarios liderazgos en una formación política. "La horizontalidad la aplicamos a los procesos y programas participativos, porque consideramos que es el futuro, pero sabemos que para llegar a ello, los líderes y promotores de Ikune tenemos que hacerlo posible", explica su portavoz, quien asegura que las personas que más capacidad de liderazgo han demostrado son aquellas que "desde cero han creado unas estructuras nuevas y han movilizado a gente en base a un proyecto común", y no quienes "sólo se han portado bien dentro de sus estructuras y se sientan en los tronos con el único objetivo de mantenerse en ellos".

Y en mitad de una crisis, que significa "un cambio", Barrios cree que los abanderados de esos cambios no serán precisamente "los interesados en que todo siga como está, porque les va bien".

Según explica el portavoz de Ikune, tratar de entrar en esa especie de coto reservado no es tarea fácil para un ciudadano común y corriente. Barrios tenía "la vida solucionada", había sido profesor de la Universidad de Deusto, de Ingeniería Informática, y fundó varias empresas de tecnología, "líderes en sus sectores y con más 50 trabajadores".

Un día, todo eso se evaporó, y no sólo eso, Álvaro no fue bien recibido en el nuevo mundo en el que había aterrizado. "Primero se sufren las risas y los ninguneos de los que se piensan que solo ellos tienen derecho divino a entrar en política", señala. "Cuando empiezan a ver tu fuerza, la apuesta va por hacerte invisible y por ahogarte económicamente, moviendo todos sus tentáculos económicos y financieros para que no puedas seguir con todo esto", señala, y por último, "si no te tumban con los pasos anteriores, el tercer paso es la difamación y el uso de sus medios para desprestigiar tu capacidad, pasado y planteamientos". Barrios habla incluso de "detenciones, amenazas, insinuaciones... Pero seguimos adelante porque creemos que tenemos la obligación de ofrecer esta forma de hacer política a la ciudadanía".

El portavoz de Ikune, por último, ve en la legislación más reciente un intento de restar poder a las administraciones más cercanas en detrimento de las superiores, no tanto por ahorrar como por limitar la capacidad de actuación de movimientos ciudadanos, y en ese sentido ve una clara "involución". Ante esta situación, pide una posición activa de los ciudadanos. "Somos políticos, sí, pero que no se nos meta en el mismo saco que ellos, ni desde el punto de vista de la dificultad, financiación, riesgo o consecuencias. Somos vecinos hartos de que nos tomen por niños pequeños incapaces de poder tomar decisiones, y por eso ofrecemos el cambio, que se produzca o no, depende de los ciudadanos".