vitoria. Fernando Hernández ha sido el gerente de Arasur desde la constitución de ésta como sociedad en 2003. Ha pasado una década desde su nombramiento en una de las legislaturas con gobiernos del popular Ramón Rabanera. En ese tiempo, el directivo ha tenido que lidiar con un proyecto que nació como la gran esperanza de la logística alavesa y que ha acabado besando la lona a base de puñetazos directos a la sien. Pese a todo, el reciente acuerdo entre el Gobierno Vasco y el Puerto de Bilbao para la construcción de un puerto seco en 65.000 hectáreas del centro logístico ha recalibrado de nuevo el punto de mira del complejo de Rivabellosa, que asiste expectante ante un hipotético futuro con más movimiento empresarial en sus naves del que existe en la actualidad. Todo parecía atado y bien atado, pero la Diputación alavesa se niega a sellar el acuerdo inicial, que establecía un pago a tres manos de los 10,1 millones en los que está presupuestada la dársena seca, circunstancia que ha dejado un tanto descolocados a todas las partes, incluidas el hasta ahora gerente, que tras diez años en el puesto va a jubilarse en las próximas semanas al cumplir 65 años.

"Me siento satisfecho de cómo queda Arasur tras mi marcha. Hemos terminado con la refinanciación de la deuda y el proyecto está consolidado con el acuerdo para la nueva terminal ferroviaria. Ahora es el momento de que empuje gente nueva", asume Fernando Hernández, que en principio continuará ejerciendo su trabajo al frente de Arasur hasta el próximo mes de enero, cuando llegará el turno de su marcha. Ésta sorprende al llegar en un momento crucial para el futuro del parque logístico. Precisamente por ello cabe preguntarse si su despedida es más decisión ajena que propia.

"No me he planteado la posibilidad de continuar. Hemos hablado mucho y por mi parte quería cumplir una etapa que considero cerrada. Llevamos años luchando y peleando por alcanzar un momento como el que tenemos ahora, con el beneplácito del Puerto de Bilbao y el Gobierno Vasco. Este proyecto no se le puede escapar nunca a Álava, y espero que no sea así", sostiene con rotundidad, muy seguro también al ser cuestionado sobre la repentina negativa del Gabinete de Javier de Andrés a poner su parte de las tres en las que se dividió en su momento los 10,1 millones de euros de la playa de vías del Puerto de Bilbao. "Entiendo que la Diputación entrará y participará en el proyecto con la tercera parte tal cual está establecido en el convenio con el Puerto de Bilbao y el Gobierno Vasco. Confío en que esto siga adelante y dentro de un año más o menos empiecen ya los movimientos de tierra para la construcción del puerto seco", zanja el directivo, que afrontará una nueva etapa personal con su jubilación en apenas dos meses.

el tiempo pasa Por ahora, parece que el hombre encargado de sustituir a Fernando Hernández en la silla presidencial de Araba Logística -gestora de Arasur- no tiene aún rostro definitivo. El elegido, o elegida, será el que se encargue de encarar una nueva y crucial etapa para el centro logístico de Rivabellosa, una vez la Diputación alavesa decida por fin asomar la cabeza y anunciar oficialmente cuándo aportará -si es que lo hace- los tres millones de euros que le corresponde pagar a escote junto a Lakua y el Puerto de Bilbao.

Mientras tanto, Euskal Trenbide Sarea trabaja ya junto a los técnicos del puerto bilbaíno en la elaboración del proyecto definitivo del puerto seco para poder iniciar las obras en la segunda mitad de 2014. Un momento en el que ya contarían con la autorización necesaria a cargo de ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias). Un trámite obligatorio que no supondría ningún obstáculo para la viabilidad del proyecto.

De cualquier forma, y como bien apunta el que durante diez años ha sido gerente de Arasur, parece claro que la apuesta por relanzar este parque pasa por ser uno de los ejes estratégicos de la economía alavesa, que hallaría en la dársena seca de Rivabellosa el acompañante perfecto para potenciar la logística provincial junto al CTV y Foronda. Por ahora, la pelota sigue en el tejado del Ejecutivo foral, que parece dispuesto a dejarla allí arriba sine die por su propia cuenta y riesgo.