Amurrio. La asociación de mujeres Aurreraka de Amurrio ha cerrado esta semana su ciclo de charlas sobre igualdad de género, con un café-tertulia en el que los asistentes debatieron en torno a la custodia compartida, de la que se ha planteado recientemente una ley en el Parlamento Vasco, provocando que muchos padres y madres hayan mostrado su incertidumbre y dudas acerca del alcance real y las repercusiones de este cambio legislativo. Pero a la par, esperanza en aquellos que quieren ejercer su función de padres y abuelos, y la ven limitada a un severo régimen de visitas.
El objetivo del encuentro, que contó con la presencia de la asociación La Terraza y una abogada especializada, no era otro que invitar a la reflexión. Ya sea por lo delicado o por lo actual de la cuestión, lo cierto es que concurrieron a la cita personas de muy diversas sensibilidades que, con sus argumentos, recuerdan aquel episodio bíblico del Libro I de los Reyes que describe el recurso que utilizó Salomón para averiguar la verdad en un caso judicial que se le presentó: la disputa entre dos mujeres por la custodia de un niño del que ambas decían ser madres, y que el rey de Israel resolvió con la amenaza de partir a la criatura en dos con una espada y entregar una parte a cada una. Entonces, la verdadera madre, para que no mataran a su hijo, pidió que se lo entregaran a la otra que, callada, aceptaba el veredicto sin rechistar. Así el rey con su sabiduría descubrió a la impostora y entregó el niño a la verdadera.
A día de hoy, una sentencia de este calibre sería impensable, pero sí se espera de la ley el mismo resultado: que en cuestiones de menores y custodias se vele por que queden atendidos los derechos de los niños, dejando de lado las rencillas entre sus progenitores de las que ellos no tienen culpa alguna.
En Euskadi se registran al año más de 4.000 disoluciones matrimoniales, y el 36% de los procedimientos de separación o divorcio termina en contencioso, ya que las partes no llegan a un mutuo acuerdo. El drama se acrecienta cuando hay de por medio progenie menor de 18 años, que se da en cerca del 52% de las parejas que ponen fin a su relación, y llega la hora de establecer los términos de la guardia y custodia de esos menores.
La realidad actual es que ésta la obtiene en casi un 81% de los casos la madre, mientras que el padre no alcanza el 7%, y aunque cada vez hay más custodias compartidas, no llegan al 12%. Además, en convenios de mutuo acuerdo son sólo un 7% de los hombres los que solicitan la custodia, y la cifra se eleva hasta el 23% en los contenciosos. "Con el divorcio llega el shock de que te alejan de tus hijos, porque la realidad es que la ley actual -aunque no lo estipule ningún artículo- otorga la custodia por defecto a la madre, si no quiere compartirla y no hay acuerdo, por el simple hecho de ser mujer, aunque a los que consideramos que sufrimos una injusticia se nos ha abierto una luz de esperanza tanto con el anteproyecto de Ley y la reforma del Código Civil que se ha planteado recientemente para todo el Estado, como la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) admitida a trámite por el Parlamento Vasco para reconocer por ley la custodia compartida como modelo preferente, para que se proteja a los menores en procesos de separación", explica Javi, miembro de La Terraza, una asociación surgida en 1997 de padres, madres, abuelos y abuelas con ámbito de actuación en Euskadi a los que les une el hecho de sufrir la separación de un ser querido.
Un drama que también afecta a los abuelos. "Los hay de primera y de segunda, ya que los paternos se convierten en abuelos visitadores. En la asociación hay muchos que se echan a llorar cuando entienden el alcance de la frase Verás a tu nieto cuando lo estipule el régimen de visitas. Es algo abominable que quien no lo ha vivido en carne propia no puede entender, pero es la realidad. "En el grupo trabajamos para que esto cambie", apuntan desde el colectivo, convencidos de que el cambio legislativo propuesto hará descender la contenciosidad y el daño moral que ocasionan en los niños años de juzgados, mientras sus padres se pelean por la vivienda, la pensión alimenticia y el reparto de bienes gananciales.
"Puede sorprender, pero el 60% de las más de 80.000 firmas recogidas para la ILP es de mujeres, y es la primera vez que se tramita un asunto en el Parlamento Vasco por iniciativa legislativa popular, porque cada vez afecta a más gente. "Sólo pido que se apruebe una ley de una vez por todas y entre todos por el bien de los menores a los que estamos metiendo en una guerra que ni les va ni les viene, porque ellos quieren estar tanto con su madre como con su padre. Ojalá la nueva norma salga adelante, funcione y podamos cerrar mañana mismo la asociación porque la ley actual es un desastre", subrayan desde el colectivo.
En el lado opuesto están los colectivos que trabajan en favor de los derechos de las mujeres. Consideran que, más que una modificación legislativa profunda en esta materia, lo que se necesita es un cambio social a favor de la corresponsabilidad e igualdad. Entienden que la custodia compartida ha de ser una alternativa más a valorar minuciosamente en cada caso, y que así lo permite la actual regulación. Otro dato a tener en cuenta es que los hogares con presencia de mujeres en el mundo laboral han pasado en la última década del 30 al 47%, pero el tiempo medio diario que dedican hombres y mujeres a los trabajos domésticos sigue siendo muy desigual, ya que es de hora y media para ellos y de tres y media para ellas. A ello hay que añadir que entre quienes solicitan reducción de jornada para el cuidado de los hijos sólo un 7% es hombre y un 5% entre los que se acogen a la excedencia para el cuidado de menores. Unos indicadores de corresponsabilidad que muestran que se están concediendo custodias compartidas en una proporción similar a la de la implicación previa de los hombres en el cuidado. Además, las voces contrarias al cambio legislativo creen que detrás de las solicitudes de custodia compartida se esconde, en ocasiones, la utilización del cuidado de los menores como solución para la situación económica de los progenitores, que tiene más que ver con el ahorro en gastos de vivienda, pensiones y deducciones fiscales que con el bienestar de los niños.
Para la abogada Juana Balmaseda, presente en el debate de Amurrio, la custodia compartida es la receta perfecta para unas familias y el veneno para otras. Es una opción que no tiene por qué ser preferente, ya que por sí no garantiza el bienestar de los hijos, y su éxito depende de que se cumplan muchos factores: posibilidades económicas, ausencia de conflictos y respeto entre la pareja o estilos educativos similares. El foco hay que ponerlo en los menores y exigir que no se haga un menú para todos. "Tampoco la custodia monoparental es la solución. Hay que pedir a los jueces una ley que responda a cada circunstancia concreta", asevera.
De hecho, Balmaseda considera que con la legislación de 2005 se puede funcionar perfectamente. "No me parece correcto decir que por ser mujer se le otorga la custodia de facto; un juez no puede resolver en base a eso. El problema es que vivimos en una sociedad en la que hombres y mujeres somos iguales ante la ley, pero no en la vida diaria, nos guste o no, y eso es lo que hay que cambiar", reclama.
Empobrecimiento para ambos En el debate también salió a la palestra el empobrecimiento que todo divorcio acarrea para ambas partes. Algo que para los hombres ha sido durante muchos años sinónimo de pérdida total: salir de casa, pasar una pensión alimenticia, no ver a sus hijos más que en los días de visitas, no poder económicamente con todos los gastos y tener que regresar a casa de los padres. De aquí que se este usando como argumento contrario al cambio legislativo que mucha gente quiera la guardia y custodia compartida para tener acceso a ayudas sociales o reducción de jornadas laborales. No en vano, la realidad económica que vivimos es la que es, y no estaría de más que las personas que obtengan una custodia monoparental sean flexibles y fomenten la posibilidad de que su hijo esté con su expareja porque, en casos de ruptura, los que más lo sufren son los niños. Como reza el spot de la Fundación Filia, Los padres se divorcian, los hijos no.