Laguardia. La Diputación alavesa no sólo hace aguas con el Rioja, y eso a pesar de la falta de competencias. Otros de los olvidados son dos cultivos tradicionales en Álava, como la patata y la remolacha. A estos tubérculos también les dedicaban tiempo desde el sindicato UAGA en la reciente comparecencia ante la comisión correspondiente de las Juntas Generales.
Según afirma el presidente del sindicato agroganadero, José Antonio Gorbea, "a partir del año próximo, de 2014, las ayudas a los agricultores que se dedican a la remolacha están en el aire". Y no sólo las económicas. También lo está el último Plan Sectorial que se hizo para estos dos años y que nació ya con recortes del orden del 25%. Un plan que estuvo financiado por el Gobierno Vasco y la Diputación alavesa y que, como otros productos, va camino de la liberalización, aunque otras regiones como La Rioja y Navarra van pactando recursos que hacen viables las explotaciones.
Para Gorbea, algo inexplicable es que a nivel europeo el azúcar es un bien escaso. Lo compran en otros países y pagan por él precios muy altos. Según declaró el presidente del sector remolachero de UAGA, Arturo Bazán, en una entrevista a un medio agrario, en Álava hay 200 explotaciones dedicadas a la remolacha, con unas 2.300 hectáreas y una producción cercana a las 235.000 toneladas al año, que tienen como destino la planta de la azucarera de Miranda. A su juicio, "el próximo año se acaba la organización común de mercado (OCM), que establece un sistema de cuotas y un precio mínimo para la venta de este tubérculo del que se extrae el azúcar refinado. Esta normativa comunitaria obligó en su día a los productores alaveses a reducir en un 50% su producción y llegó, además, acompañada de un caída del 36% de los precios. Esto se ha compensado hasta ahora con subvenciones tanto europeas como de la Diputación y del Gobierno Vasco, que firmaron un plan sectorial hasta 2014. Ahora, todo ello va camino de desaparecer. Se habla de liberalizar mercados y el sector está preocupado".
En otras zonas, como es el caso de vecina región de La Rioja, los sindicatos pactan directamente con la azucarera y eso permite unos mejores precios que, hasta ahora, se complementaban con paquetes de subvenciones, vía gobierno regional.
Pero se avecinan ahora nubarrones negros para este tubérculo y el campo comienza a movilizarse porque desde UAGA ya se advirtió de que si para septiembre u octubre, antes de decidir si se inicia una nueva campaña, no hay avances en cuanto a precios, habrá que echarse a la calle y plantear movilizaciones. Con el precio actual, sin ayudas, la remolacha estará por debajo de los costes de producción, con lo que el desmantelamiento del sector es "seguro".
En esta tesitura, UAGA tiene un objetivo claro, que la industria pague un precio digno por la remolacha. El sector tiene claro que es la industria quien debe mantener la rentabilidad del cultivo, puesto que las ganancias se quedan en la empresa privada. De hecho, mientras actualmente el precio de la remolacha es el más bajo de la historia, el precio del azúcar en los dos últimos años ha llegado en ocasiones a niveles de récord.
Las organizaciones firmantes, además, quieren advertir de que, si la situación no cambia, el sector remolachero estará en grave riesgo de desaparición. Este cultivo ha permitido mantener el tejido social de muchos pueblos durante años, al tratarse de un cultivo rentable y medianamente seguro. Ya con la última OCM, el número de explotaciones remolacheras se redujo notablemente en el conjunto del Estado. Sólo en Álava y Trebiño, en los últimos doce años han desaparecido la mitad de las explotaciones que se dedicaban a este cultivo.
Patatas a precio de saldo La patata también estuvo presente en las explicaciones que dieron los responsables del sindicato agroganadero en las Juntas Generales para llamar la atención de la Administración foral sobre los problemas que viven los agricultores alaveses. De ser un cultivo importante como complemento a las economías domésticas en el medio rural, el cultivo, a pesar de las importantes ayudas informativas, formativas y tecnológicas que facilita el Gobierno Vasco a través Neiker, se atisba como un producto que cae su producción debido a que su mercado habitual de exportación, Europa está aumentando su producción y bajando la demanda, según Gorbea.
Esta campaña, además, ha sido abundante en cantidad, pero con calibres inferiores, lo que está propiciando nuevas caídas de precios que ya rondan los 0,16-0,18 euros por kilo de patata, que son los ingresos que llegan al agricultor, por lo que muchos productores se están planteando abandonar esa actividad por falta de rentabilidad, de una parte, y de apoyo de la Administración, por otra. Ante esta tesitura, el sector primario se pregunta si no está asistiendo al final de dos de los cultivos que más nombre han dado a Álava, un territorio cada vez con más dificultades para sacar el agro adelante.