hay secretos sonados que adquieren tal rango únicamente cuando pierden su virtud arcana y salen a la luz para asombro de unos y sorpresa de otros. Éste es el caso de uno de los últimos hallazgos aparecido en unas excavaciones junto a la Catedral Vieja, faro de un Casco Viejo gasteiztarra asentado en una colina a la que se le barruntan miles de historias por descubrir. En concreto, unas obras realizadas durante las últimas semanas en el cantón de Santa María han dejado al descubierto el horno de campana más grande de España. Se trata de un molde que corresponde con una tañedora de alrededor de cuatro metros de diámetro. La más grande conocida hasta la fecha está en Toledo y tiene 2,5. Y hay es, precisamente, donde nace un nuevo misterio porque al menos se sabe que ninguna de las campanas de la seo vitoriana ha salido del foso rescatado del olvido.
En esta ocasión ha querido la providencia que el hallazgo llegue en un proyecto que poco o nada tiene que ver con las campañas de excavaciones que ha protagonizado el templo gasteiztarra. De hecho, las obras que han rescatado el molde nacieron para dar servicio de alcantarillado, agua, luz y gas a la catedral. Y así, entre palada y palada, el subsuelo deparó una nueva sorpresa que se suma a las que durante estos años ha liderado la iglesia principal de la ciudad y a los que quedan por engrosar el catálogo. No en vano, el horno no ha sido el único elemento en aparecer. Junto a él, han visto la luz el foso y el contrafoso que rodeaban la primitiva Gasteiz y una serie de enterramientos medievales. Son los teloneros que acompañaban en su letargo subterráneo a una gran fosa para la fundición de una campana. Se cree que fue utilizada por artesanos itinerantes, y que por sus dimensiones habría servido para dar forma a la campana más grande que se conoce en el conjunto del Estado, según avanzan desde la Fundación Catedral de Santa María.
Los restos conservados, según ha documentado el Grupo de Investigación en Patrimonio Construido de la UPV/EHU, parecen corresponderse con la técnica biringuccio, o de la falsa campana en arcilla, registrada ya en otros puntos de la catedral a partir del siglo XV, y que adquirieron su momento de mayor auge en el siglo XVI. Este sistema de producción se caracteriza porque el modelado, la cocción del molde y el posterior fundido de la campana se realizaban en una fosa, que ha sido exhumada en los trabajos arqueológicos. El molde tiene planta rectangular, de esquinas redondeadas, y unas dimensiones de seis por cinco metros de longitud y una altura conservada de 0,5 metros. En su base se abre una gran cruz o aspa cuyos brazos poseen una longitud similar a las dimensiones de la fosa, una anchura que varía entre los 0,50 y 0,60 metros y una profundidad máxima de 0,50 metros.
En principio, no se tienen pruebas de que el fruto del molde descubierto llegase a tañer. De haberlo hecho, sería una campana de dimensiones sobresalientes. De hecho, a la Catedral de Santa María se le conocen nueve campanas, ubicadas en la torre y distribuidas en tres niveles según sus funciones -volteo y repique de señales, repiques de señales ordinarias y toques de reloj-, aunque ninguna de ellas es de tamaño tan importante. Se sabe que al menos ocho de ellas fueron fundidas en Vitoria, y que probablemente la de las horas, de finales del XVI, fuese hecha muy cerca de la torre. >m.g.