dESDE hace varios años, en Álava no se sacrifica ni un solo perro abandonado. Los centenares de animales -canes y gatos- que todos los años llegan a la perrera de Armentia son adoptados por familias, principalmente alemanas, lo que le solventa a la Diputación y a los ayuntamientos del territorio un problema importante -la custodia de estos animales es competencia municipal y foral- y tranquiliza las conciencias de todo el mundo. No importa cuántos perros sean desechados por sus amos como si fueran un juguete. La demanda de las familias del centro de Europa siempre supera a la oferta. Por otro lado, esta alternativa al sacrificio no sólo ha llegado a Álava, el resto de comunidades del Estado, y otros países mediterráneos, también exportan miles de perros y gatos cada año a Alemania, Suiza o los Países Bajos.
La asociación alavesa Vicky Moore lleva una década peleando por romper esta imagen que entiende idílica. Denuncia la existencia de una zoomafia a nivel europeo y alerta de que los animales desaparecen administrativamente cuando suben al camión que les lleva a su nuevo destino. A los perros se les implanta un microchip, como es preceptivo, pero no se les inscribe en los registros vasco y español -el REGIA y el REIAC, respectivamente-, con lo que desaparece la trazabilidad. Su situación censal no cambia, siguen figurando como propiedad de sus antiguos dueños si ya tenían microchip con anterioridad, y directamente dejan de existir si no llevaban este dispositivo. Hay que tener en cuenta que, por ley, cualquier venta o cesión de un animal debe incluir su inscripción en censos oficiales, su identificación y la aportación de la cartilla sanitaria. Por otro lado, Rosa Letamendia, presidenta de la asociación Vicky Moore, afirma que las exportaciones no sólo se producen desde la perrera, sino también desde casas particulares, lo que contribuye a aumentar el descontrol que existe sobre esta práctica que, insiste, se reproduce sistemáticamente en todas las comunidades autónomas. En los pocos casos en los que al perro se le da de baja en España, el traslado no figura en las bases alemanas y al animal, también en este caso, se le pierde la pista.
Según Letamendia, los transportes de los animales no se realizan con las mínimas condiciones y muchos perros mueren en el trayecto como consecuencia del hacinamiento y la falta de ventilación. Además, asegura, en muchos casos los trayectos que se realizan son "rocambolescos", lo que empeora las condiciones de los animales y contribuye a que se les pierda la pista. En Álava la Diputación cumple con su parte de control, e introduce los datos de los animales en el sistema informatizado TRACES, desde que el 10 de julio de 2005 la Ertzaintza paró a un camión en el que viajaban medio centenar de perros procedentes de Armentia, todos ellos con chip. En sus pasaportes no figuraba ni el nombre del propietario donante ni el del receptor, y el conductor no llevaba ni el obligatorio plan de viaje ni el certificado sanitario.
En todo caso, denuncian en la asociación Vicky Moore que las irregularidades en los registros de los animales se siguen produciendo. Una vez en Alemania, los perros que salen de Armentia siguen perteneciendo al Ayuntamiento de Vitoria, afirma Letamendia, pese a que se asegura que ningún animal es trasladado sin tener una familia de acogida esperándole. Por otro lado, aseguran en la Protectora Vicky Moore, el Consistorio se niega sistemáticamente a facilitarles los datos de los animales que llegan a Armentia.
Tras la interceptación de julio de 2005, este colectivo trató de indagar sobre el destino de los perros a través del TRACES, previa solicitud a la Diputación. En la mayoría de los casos no figura el cambio de propietario, siguen registrados en el REGIA pese a haber cambiado de país. En algunos casos el TRACES señala que se pueden consultar datos en la asociación alemana Tasso, y en otras de Países Bajos y Suiza.
Según Letamendia, cuando defensores de los animales se han desplazado a Alemania para interesarse personalmente por el destino de los perros, pues en España son asociaciones protectoras las que gestionan los envíos y en muchos casos tratan de averiguar qué pasa con los canes, se encuentran con evasivas o fotografías de los animales; nunca se llega a acceder a la familia de destino.
A la vista de lo que parece estar ocurriendo, la pregunta se antoja evidente. ¿Cuál es el destino real de estos animales, si es que realmente no son adoptados por familias alemanas? "Si esto fuera como dicen, cada familia alemana habría adoptado cuatro o cinco perros", afirma Letamendia, que carece de pruebas sobre el destino final de los perros, pero tiene sus sospechas.
el episodio de cádiz Otra interceptación de un vehículo lleno de perros, esta vez en Cádiz y por iniciativa del Seprona -el grupo de protección de la Naturaleza de la Guardia Civil-, destapó una escabrosa historia. Fue el 9 de julio de 2011 cuando los agentes, según publicó el periodista Younes Nachett, pararon a una furgoneta cerca de El Puerto de Santa María en la que viajaban decenas de perros. El conductor fue detenido por un delito de maltrato animal y a los pocos días se arrestó a dos veterinarios por falsedad documental, pues las cartillas de los animales estaban falsificadas. Su destino era una asociación de Italia que alegó tener comprometidos a los adoptantes de los animales, aunque en la propia web de este colectivo los perros se anunciaban en busca de propietario, y además se pedía dinero para su mantenimiento, pese a que estaban confiscados en Chiclana, según Nachett.
Los guardias civiles se percataron, además, de que un animal, con un evidente tumor, llevaba un cartel con una dirección, un teléfono y el nombre incompleto de una mujer, un cartel que el conductor trató de ocultar. De hecho, su actitud puso a los agentes sobre la pista de la directora de un centro de investigación oncológica de la región del Veneto.
Un año antes el Seprona averiguó que otra mujer, representante de un grupo farmacéutico italiano, había trasladado al país transalpino un centenar de perros y tenía relación con la misma asociación protectora que recibió a los perros de El Puerto de Santa María. En Italia está prohibido sacrificar perros -por eso muchos viajan a su vez a Alemania- y las perreras reciben siete euros diarios por cada animal que custodian.
Según la organización Save the dogs, todos los indicios apuntan a que estas empresas farmacéuticas -las más importantes radicadas en Alemania-, y también curtidurías, laboratorios cosméticos e incluso fabricantes de comida para perros son los receptores últimos de los animales. Sin embargo, no hay pruebas. Por otro lado, y la propia Save the dogs lo reconoce así, si se coge el toro por los cuernos y se paralizan estos traslados, el número de animales sacrificados en el sur de Europa crecerá exponencialmente. Es materialmente imposible dar refugio y buscar propietario a los miles de perros que cada año se abandonan en el Estado.
Ante esta situación, Vicky Moore propone que se garantice la trazabilidad de los animales mediante la creación de un registro oficial europeo, y que los archivos que se van a crear en los ayuntamientos alaveses, ahora que la Diputación ha delegado en los municipios el cuidado de los animales, se registren en el REGIA y el REIAC. La correcta cumplimentación de los pasaportes cuando los perros viajen fuera del país sería la tercera pata para garantizar que los animales no terminan en manos de redes mafiosas.