Los 200 trabajadores encargados de la limpieza de la fábrica de Mercedes han decidido airear sus trapos sucios. Desde el lunes están celebrando paros de una hora, en los turnos de una a tres de la tarde, para protestar por la decisión de la empresa de no respetar su actual convenio y aplicar el estatal. Esta medida conlleva serios perjuicios para los empleados; entre otras, 220 horas más de trabajo al año, que no se completen sus bajas por incapacidad temporal, la posibilidad del despido libre y la eliminación de pluses relativos al manejo de tóxicos, transporte, calzado o vestuario. "Nosotros no pedimos subidas salariales ni mejores condiciones. Sólo que nos dejen el convenio como está, pero se niegan a negociar", denuncian los delegados sindicales. Por eso, los afectados han decidido tomar medidas drásticas. Dentro de medio mes, tras las dos semanas de paros, los empleados -contratados a través de ISS, Garbialdi y Gigabar- iniciarán una huelga indefinida.
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