Espejo. Un día magnífico, en cuanto a sol y temperatura, invitó a la gente a invadir todos los rincones de Espejo para disfrutar de una nueva edición de la Feria de la Patata que, este año, se ha adelantado para desterrar los fríos del invierno. Como tal feria de la patata los agricultores dispusieron de zonas cerca de la UCEIS de los Bomberos donde pudieron aparcar sus camiones cargadas con las patatas casi recién arrancadas de la tierra y a un precio interesante, así que más de uno regresó a casa con uno o dos sacos al hombro.

Jesús Mari Ríos, de Valdegovía, es uno de esos agricultores que ofrece patata kenebec y espunta. La primera, de carne blanca, se deshace más y se utiliza para cocer. Y la segunda es muy delicada y más fina. "La gente suele pedir estas dos variedades y monalisa, según para lo que la vaya a usar", explica. Este año, "las patatas son más pequeñas, pero también hay más y de muy buena calidad". Con esta perspectiva, el año es "bueno para nosotros" porque, aunque los precios no lo sean, se compensa con la cantidad.

Y no es para menos, porque comprar un saco de 25 kilos de patata kenebec a doce euros, es para no pensárselo dos veces. Eso fue lo que le ocurrió a un vecino de Labastida, Reinaldo, que acudió a la feria a por su cargamento de este tubérculo. "He cogido dos sacos de 25 kilos y otro de diez porque, aunque tengo huerto, este año apenas sembré patatas. Por eso venimos a Espejo". Otros años, la visita ha sido a otras localidades. "Normalmente, a Bernedo y Maeztu, pero en Valdegovía hay muy buena patata. En Rioja Alavesa los huertos son pequeños, por eso nos interesa traerla de otros lugares. Personalmente prefiero la de la Montaña. Para mi, la patata alavesa es lo mejor", apunta.

En otros lugares de Espejo se habían situado otros puestos. En la plaza cercana al frontón fueron muchos los que colocaron los stands con quesos y panes elaborados a la sombra del Gorbea. También artesanos tallistas de la madera de Bóveda, que también mostraron su oposición al fracking en su municipio, como el sábado se hizo en Kuartango.

Otro joven muestra en su puesto las diferencias que hay entre las semillas de legumbres, según sean transgénicas o no, mientras las trabajadoras de Neiker explican a los interesados las diferencias entre las diferentes variedades de patata que se suelen sembrar en Álava.

La mañana comenzó con un concierto de campanas desde la torre de la iglesia mientras en la calle se abrían los puestos y los Miñones y la Ertzaintza trataban de canalizar el tráfico de los cientos de vehículos que iban llegando. A primera hora de la tarde se procedió a la comida popular, cuyos vales se habían estado vendiendo a lo largo de la mañana. Y para amenizar la fiesta, la organización contó con la Banda de Salinas de Añana y animación de calle con gigantes y bicicleta musical. Para los niños se prepararon castillos hinchables y talleres infantiles en un espacio vetado al tráfico.