Gasteiz. Las aguas de la política vitoriana andan revueltas desde el inicio del nuevo curso, entre las acusaciones de contratos a dedo para la red Gürtel, las pesquisas que la Fiscalía está realizando sobre las bonificaciones en las tasas de alquiler del Iradier Arena, la polémica de las nuevas tarifas para los vados y la comisión de investigación del alquiler de las oficinas de la calle San Antonio. Tal es la turbulencia que hasta el chorro de unos cuantos grifos domésticos ha estado bajando turbio estos días. La semana pasada, los vecinos de distintas zonas de la ciudad descubrieron con sorpresa cómo ese líquido que debería de ser transparente -o casi- salía verdoso, amarillo y hasta ligeramente marrón. El color tiñó de preocupación los hogares por una posible falta de potabilidad y, ante las denuncias ciudadanas, Amvisa lanzó este miércoles un mensaje de calma a través del buzón ciudadano de la web municipal asegurando que el agua seguía siendo "apta para el consumo". No obstante, al poco rato se ponía manos a la obra para eliminar esas inquietantes tonalidades.
"Está ya todo solucionado", aseguran desde el Ayuntamiento gasteiztarra. ¿Pero qué es lo que pasó para que salieran colores del grifo? Amvisa dice que la turbidez y esa pigmentación no habitual se ha debido "a una circunstancia puntual asociada a la evolución natural de la calidad del agua en el embalse en esta época de año". Una explicación no demasiado clara, pero que continúa con final feliz. En todo momento el líquido proporcionado "ha cumplido con todos los parámetros exigidos por la reglamentación técnico-sanitaria, siendo el agua apta para consumo", afirma la sociedad municipal. Eso sí, sus expertos recomiendan para futuros casos "dejar correr el agua unos minutos para favorecer la renovación". Una cosa es que el género suministrado sea potable y no haya problema en utilizarlo para beber o cocinar, y otra muy distinta que tenga una excelente calidad.
De normal, eso sí, Gasteiz puede presumir de adecuados estándares. Organismos internacionales han otorgado a su agua una buena calificación y han destacado que los procesos de potabilización se ajustan a las necesidades de una ciudad que aspira a un desarrollo sostenido y sustentable. Los niveles de cal y fluor, por ejemplo, son casi indetectables. Amvisa afirma, además, que recibe "pocas quejas" y las que llegan suelen tener que ver con la percepción sobre el olor y sabor. Por eso, desde 2004 se han ido reforzando los controles organolépticos y los análisis sensoriales, por medio de un panel de catadores que analizan estos dos factores. Los resultados ayudan a reforzar los distintos tratamientos que se llevan a cabo en la ETAP (estación de tratamiento de aguas potables) de la capital alavesa.
Como unidad de control y vigilancia de la calidad del agua en todas las localidades que beben del pantano, Amvisa dispone de un laboratorio equipado con el instrumental necesario y dotado por personal cualificado para realizar los controles de agua que garanticen su potabilidad. Los resultados se envían al Departamento de Sanidad a través de un sistema informático y, además, desde finales del año 2007 estos datos están disponibles para el ciudadano a través de la web http://www.osanet.euskadi.net/r85-20699x/es/j15aWar/j15aindex.jsp. La sociedad municipal cumple así las normativas, aunque siempre procura ir más allá de lo que establece la ley realizando "una vigilancia especial" de la evolución de metales mayoritarios (hierro y manganeso) que puedan originar alteraciones en la calidad del agua, la presencia de protozoos patógenos, el progreso de las microalgas y sus toxinas, la aparición del mejillón cebra y la llegada de posibles nuevos contaminantes.
Estos días, sin embargo, Amvisa no pudo evitar que se desatara la alarma en buena parte del este y sur de la ciudad al detectarse tonalidades aparentemente amenazadoras en el suministro doméstico. Por suerte, casi una semana después de los primeros hallazgos, "el problema fue resuelto". Para la próxima ocasión, los vitorianos ya sabrán que no hay nada que temer aunque mejor será que dejen el agua un rato correr.