cORREN tiempos difíciles para las empresas y los trabajadores de Álava. La crisis socava la moral y la economía de los principales motores del territorio histórico, que asisten a una sangría de recortes, despidos y cierres con un goteo incesante y, en la mayoría de casos, irreversible. El futuro depende como nunca de proyectos tangibles y de beneficio constatable para la economía, ansiosa por hallar nuevas vías de mercado que supongan cierto alivio para sus empresas. Proyectos como Arasur, que tras unos años deambulando sin un rumbo fijo -acumula una deuda que a día de hoy asciende a 55 millones de euros-, parecía haber encontrado este verano una solución del agrado de todos los actores implicados con una inversión de diez millones de euros.
El objetivo era diáfano: impulsar el parque logístico como plataforma para el tráfico de mercancías que parten o provienen del Puerto de Bilbao. Una suerte de puerto seco de 65.000 metros cuadrados, complementario a otros similares como el futuro Telof de Pancorbo o los de Zaragoza y Murcia. Arasur pasaría así a formar parte de la red de instalaciones logísticas de la dársena vizcaína. Un nuevo rol con el que uniría su nombre al CTV y el aeropuerto de Foronda potenciando un enlace logístico de calado nacional e internacional ahora mismo en estado de inanición. A cambio, la inversión correría a cargo -a partes iguales- del Gobierno Vasco, el Puerto de Bilbao y la Diputación alavesa, impulsora en su día de Arasur bajo el auspicio del entonces diputado general, Ramón Rabanera, curiosamente, correligionario del actual jefe del Gobierno foral, Javier de Andrés.
La luz empezaba a atisbarse al final del túnel, pero ahora vuelve a atenuarse de la mano del propio Ejecutivo del citado De Andrés. Para sorpresa del Gobierno Vasco y los responsables del Puerto de Bilbao, la Diputación se negaría ahora a aportar los tres millones de euros que le corresponden de los 10,1 millones en los que se ha tasado el presupuesto para la adecuación del recinto a las necesidades técnicas de este nuevo puerto seco.
De esos diez millones, tres irían a parar a la creación de una playa de vías -con un plazo estimado de año y medio para su construcción-, otros tres estarían destinados a la adquisición del terreno y cuatro a la urbanización de la parcela. Sin embargo, el castillo de naipes que podría ejercer de nuevo eje para la economía alavesa está ahora a punto de venirse abajo por la negativa de la Diputación a desembolsar los tres millones que le corresponden. Según apuntaban recientemente distintos diarios económicos de tirada nacional, el Gabinete popular consideraría inapropiado que ambas instituciones -Gobierno Vasco y Diputación- aporten la misma cantidad de dinero, y estimaría que Lakua debería hacerse cargo de un porcentaje mayor que esos tres millones. Este periódico intentó ayer sin éxito obtener una respuesta clara de la Diputación al respecto. Fuentes forales se limitaron a apuntar que el caso "todavía se encuentra en estudio" y tampoco supieron aportar una fecha concreta de solución a una disyuntiva que mantiene en vilo a buena parte de los entramados empresariales de Álava y del conjunto de Euskadi. Sin ir más lejos, hace apenas unas semanas este diario conoció lo sucedido con un grupo de empresarios guipuzcoanos, ligados al ámbito cooperativo del Alto Deba, que mostró su deseo de instalarse en el recinto. Sin embargo, aquella iniciativa se topó con lo que consideraron como "una cierta apatía" de la autoridades alavesas.
A día de hoy, la indecisión foral a la hora de poner sobre la mesa su parte correspondiente se antoja como el único obstáculo real para el despegue de Arasur. De hecho, hasta la fecha, el proyecto de este nuevo puerto seco adyacente a los viales de la A-1 estaba pendiente de la autorización necesaria a cargo de ADIF (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), pero según ha podido constatar este medio, dicha autorización no supondría de ningún modo un muro para la viabilidad del proyecto.
De cualquier forma, el Gabinete de Javier de Andrés parece dispuesto a levantar un muro de contención alrededor de Arasur a pesar de los 55 millones de euros de deuda que lastran el recinto en estos momentos, aunque ésta fuera renegociada con Kutxabank, Caixabank y el Banco Santander el pasado mes de abril. Curiosamente, un mes antes de la negociación de dicho débito, el otrora diputado de Promoción Económica, Luis Viana (PP), accedía a la presidencia de Araba Logística, la firma que gestiona Arasur, para compaginar su nuevo cargo con la vicepresidencia segunda de la entidad Kutxabank.
Así las cosas, el Puerto de Bilbao se encuentra estos días pendiente de la decisión definitiva de la Diputación. De hecho, sus responsables confían en que el diputado general asuma que la apuesta que realizaron este verano por el puerto seco de Pancorbo no supone un impedimento para la viabilidad de su nueva infraestructura en Arasur, como temía un Javier de Andrés que el pasado mes de mayo llegó a asegurar que la apuesta del Puerto de Bilbao por Pancorbo suponía "una afrenta a Álava". Una frase que el diputado general disparó en presencia de multitud de empresarios en el VI Foro Transmodal, celebrado en Vitoria-Gasteiz.
polémicas palabras Allí, ante la sorpresa de muchos de los presentes, De Andrés cargó con una contundencia inusitada contra el Puerto de Bilbao -su presidente, Asier Atutxa, también se encontraba entre los invitados-, por "ignorar a Álava" en base "a mentiras" frente al proyecto de Pancorbo, cuando éste ya había asegurado que, finalmente, los dos proyectos no iban a ser excluyentes. De hecho, el Puerto de Bilbao participa a día de hoy en cinco puertos secos y pasará a hacerlo en tres más próximamente, incluido el propio Arasur, Diputación Foral mediante. El mismo día que las declaraciones de De Andrés provocaron miradas de sorpresa y cuchicheos entre los empresarios presentes, la consejera de Medio Ambiente y Política Territorial del Gobierno Vasco, Ana Oregi, mostraba su confianza en que, con el aterrizaje del Puerto de Bilbao, Arasur se convertía "en un diamante en bruto para la logística alavesa y vasca".
"La oferta logística de Álava es difícilmente superable como puerta de la península hacia el centro de Europa o el interior del Estado. Hemos de saber aprovechar nuestros ingredientes: Jundiz ofrece un potencial único y el aeropuerto de Foronda está muy cerca con unas de las mejores condiciones y aptitudes para este fin", explicaba a los presentes una de las consejeras alavesas del actual Ejecutivo autonómico. Así, aclarada la "afrenta" que el Gabinete foral puso sobre la mesa aquel día en el foro transmodal, las aguas parecían haber vuelto a su cauce con la luz verde a la playa de vías en el recinto logístico alavés, pero ahora el río se muestra quizás más revuelto que nunca ante la falta de acuerdo institucional. Con todo, lo que muchos de los diferentes protagonistas de este serial no acaban de comprender es el germen de tan controvertida decisión foral, especialmente por la procesión de declaraciones que el diputado general viene realizando los últimos años sobre la importancia de un proyecto clave para Álava.
"Arasur sólo tendrá futuro si el Gobierno Vasco y el Puerto de Bilbao se implican", aseguraba sin ir más lejos Javier de Andrés el pasado mes de abril. Palabras como las citadas son las que llevan a pensar ahora a las mismas fuentes que la negativa del máximo responsable del Ejecutivo foral a dar el visto bueno a los tres millones de desembolso se basa únicamente en la imposibilidad de apuntarse un tanto en una operación que lleva años dilatándose en el tiempo. Por ahora, la realidad es que el motivos de esta sorprendente decisión sobre la viabilidad de Arasur es una pregunta para la que la Diputación alavesa no parece tener respuesta. Y si la tiene, no quiere darla.