Vitoria. La imagen de muchas calles de Vitoria es inconfundible. Persianas bajadas y carteles informando del cese de muchos negocios comerciales han configurado una nueva fisonomía urbana ligada a los efectos de la crisis económica más dura de los últimos decenios. No en vano, la recesión, aparte de en los trabajadores, se ha cebado especialmente con el tejido comercial de las calles y plazas gasteiztarras. Los datos así lo atestiguan y dibujan en el horizonte un panorama sobrecogedor que incluye hitos, casi históricos en lo negativo, como la bajada de ventas que han experimentado la inmensa mayoría de minoristas, incluidas las de alimentación, hasta ahora exentas en gran medida de los vaivenes de la debacle económica. En concreto, las ventas bajaron durante los tres primeros trimestres de este año que está a punto de acabar en relación a lo observado en 2011, tal y como señala el Informe de Coyuntura Comercio Minorista de Vitoria.

En concreto, entre enero y marzo se vendió un 2,8% menos que en el mismo periodo del año precedente; entre abril y junio, se bajó un 8,2%; y entre julio y septiembre, un 1,9% menos, datos similares a los experimentados por el resto de Euskadi. Tales condicionantes configuran una situación en la que la demanda interna sigue mostrando fuertes signos de debilidad. No es para menos. La tasa de desempleo está desbocada y los ERE se han convertido en pan nuestro de cada día. Quien más quien menos ha sufrido y sufre en carnes propias el empeoramiento de sus condiciones laborales, con salarios precarizados y con el poder adquisitivo aguantando de un hilo.

Al respecto, desde la Unidad del Gabinete de Estudios del Ayuntamiento de Vitoria, autora del referido informe, al que ha tenido acceso este diario, se apuntala el efecto pernicioso de buena parte de las medidas adoptadas sobre la propia subsistencia del comercio minorista gasteiztarra. En concreto, el análisis recuerda la subida del IVA durante el pasado mes de septiembre. Sin embargo, pese al repunte impositivo, lo cierto es que la bajada de ventas en el tercer trimestre de este aún 2012 fue inferior al de otras temporadas. Tal circunstancia puede obedecer, a la persistencia del efecto de las rebajas de verano.

Sea como fuere, lo cierto es que ni las tiendas de alimentación se han salvado de la quema. El informe aquí desgranado recoge que las ventas en estos establecimientos en el primer trimestre de 2012 descendieron un 4,3% con respecto al año 2011; la bajada se agudizó en el segundo trimestre hasta alcanzar un descenso del 7,8%; entre julio y septiembre, el derrumbe se atenuó hasta el -0,7% en relación al mismo periodo del pasado ejercicio. En el resto de productos el descenso de las ventas fue de un 1,6% en el primer trimestre del año, de un 8,5% en el segundo trimestre y de un 2,9% en el tercer trimestre del año. Por su parte, las ventas en equipamientos para la persona en la comparativa interanual fueron un 0,5% menores en el primer trimestre del año, descendieron un 9,5% en el segundo trimestre y un 5,9% en el tercer trimestre del año. La compra de objetos para el hogar fue un 5,3% menor en el primer trimestre, un 10,3% menor el segundo trimestre y un 0,6% menor el tercer trimestre. El comercio especializado en otros bienes de consumo vio descender sus ventas un 3,9% entre enero y marzo, un 10,3% desde ahí hasta junio y un 1,1% en el tercer trimestre del año.

Todo ello ha repercutido negativamente en las plantillas de tiendas y comercios, que han aminorado casi al mismo ritmo que las ventas. Según el informe, las ventas y el personal ocupado en el comercio minorista tuvieron un similar comportamiento en el primer trimestre del año con descensos cercanos a 3%. En el segundo trimestre el descenso de éstas fue de un 8,2% mientras que el personal ocupado descendió un 0,7%. Entre julio y septiembre, las ventas fueron un 1,9% menores y el personal ocupado tan sólo un 0,2%.