Carne roja que invita a comer, pasteles multicolores, huevos ecológicos, botes de tomate... son elementos habituales que se exponen en un mercado. Otra cuestión es que estén pintados. Sobre paneles extraíbles o sobre el mostrador, en pantallas que cubren las tiendas e, incluso, acompañados con trozos de tela. Así luce ahora el mercado Gasteiz, en el número 33 de la Avenida. El Ayuntamiento de Vitoria ha emplazado aquí la cuarta edición de Muralia, el proyecto que desde 2009 ha decorado 40 locales vacíos de zonas como la plaza de la Provincia o la calle Gorbea. Pero en este ejercicio se estrena bajo techo.
Entre el 19 y el 30 de noviembre, los artistas plasmaron sobre los puestos del mercado los bocetos seleccionados por el Consistorio. Hubo 36 propuestas y 15 fueron escogidas. Las hay imaginativas, realistas, fáciles de retirar, pegadas a cada puesto o, incluso, en tres dimensiones, pero el denominador común es el color que dan a un recinto comercial que, de esta forma, reivindica su diversidad. En el comercio, la crisis obliga a tirar de ingenio para atraer clientes y nuevos comerciantes para la decena de puestos vacíos. En el mundo artístico, a aprovechar cada ocasión para demostrar el buen hacer de una comunidad, por desgracia, habituada a sobrevivir como puede.
estíbaliz vera
"Los artistas ahora deben moverse el doble o el triple"
Estíbaliz Vera, vitoriana de 26 años, repite en Muralia. Esta artista quedó en segundo lugar en la primera edición, en 2009, y su mujer en las nubes aún puede verse en el número 1 de Ricardo Buesa. Quienes quieran conocer mejor su obra también pueden pasarse por la calle Herrería, a la altura de la torre de doña Otxanda, donde dirigió parte de un proyecto -Eskuz Esku- del Itinerario Muralístico. En ambas se refleja su estilo, aunque las diferencias son evidentes: "En el Itinerario son talleres colaborativos, donde conoces las ideas de mucha gente, y en Muralia es más un trabajo individual. Aunque siempre intento transmitir un mensaje, en este caso sobre la alimentación sostenible".
Vera ha pintado sobre la verja de un local, que antaño fue una tienda de vinos, situado junto al acceso al mercado por la calle Abendaño. Lo más difícil fue adaptarse a la superficie ondulante. Acabó el trabajo en diez días, en jornadas de ocho horas. Pero reconoce que no le importa que el resultado desaparezca si la tienda vuelve a ocuparse: "El mundo cambia, las paredes también". Para esta artista, participar en Muralia es una forma más de "pagar las facturas", dado que la situación actual obliga a los artistas a moverse "el doble o el triple. Hay que buscar y buscar. Parece que los artistas siempre tienen que adaptarse a lo que pueden".
marta gil
"Tras los recortes, toca buscar nuevas oportunidades"
Marta Gil, natural de Guadalajara pero afincada en Vitoria, es otra de las artistas que han participado en el Itinerario Muralístico. De hecho, dirigió la parte del mural Eskuz Esku más cercana a la calle Zapatería. Este año se ha sumado a Muralia, en parte atraída por la ampliación de los premios, en parte por la satisfacción mostrada por otros compañeros que participaron en esta iniciativa. "Todos los años hay murales muy interesantes, y esta vez por fechas podía hacerlo y me animé. Además, ves el trabajo de otros artistas y siempre hay una competencia sana", explica.
El diseño de Gil se distingue porque no está sobre uno de los puestos, sino que se le ha permitido colocarlo junto a un tramo de escaleras. Parte de pintura, parte vinilo, el boceto no podía adaptarse a la verja metálica que le había tocado en suerte. Así que ya forma parte de la decoración del mercado. Pero, aunque la obra de esta artista plástica pueda verse en Vitoria, ella medita dejar la ciudad: "La situación es difícil. Muy dura. Con los recortes en cultura, toca seguir buscando nuevas oportunidades". Y advierte de que su caso no es anecdótico.
eduardo alsasua
"Este proyecto es un reto, una forma de aprendizaje"
El pintor Eduardo Alsasua repite este año en Muralia. En 2011 se llevó el primer premio con su mural, inspirado en la moda, colocado en un local de la calle San Antonio. En pleno centro. Ese espacio al parecer se va a convertir en una clínica dental. Así que la obra de Alsasua, que no podía retirarse y adaptarse a otra lonja, ha vuelto a manos de su autor, que ha querido conservarla.
Para este vitoriano, participar de nuevo en Muralia supone "un reto, una forma de aprendizaje". Porque esta vez se trataba de pintar un puesto en el mercado de la Avenida. En concreto, una carnicería. "Al principio siempre dudas de si vas a hacerlo bien, pero enseguida me gustó la idea. Hice el boceto, me seleccionaron, y lo más difícil fue trabajar sobre la superficie", explica. El autor ya tiene asumido que, si finalmente el puesto se ocupa, habrá que retirar la pieza, pero "Muralia consiste en eso. Igual a mí me interesa que se vea y que la obra esté el mayor tiempo posible, pero también que este mercado tenga vida".