vitoria. Hace ya 28 años que se inauguró el Mercado Gasteiz. Fue un 20 de noviembre, una fecha que quedó grabada en la mente de los comerciantes. "Como para no acordarse, era el aniversario de la muerte de Franco y ese día esto estaba a rebosar de gente porque había lunch gratis", recuerda Esteban Manjón, que regenta una charcutería. El suyo es, de hecho, uno de los dos comercios que quedan de aquellos tiempos, por lo que es un testigo de excepción de la progresiva degradación que ha ido sufriendo este pasadizo ubicado en el número 33 de la Avenida de Gasteiz.

De los 24 puestos con los que se abrió el mercado, tan sólo 11 están en activo. El resto ha ido poco a poco bajando la persiana, la mayoría obligados por el paso del tiempo. La media de edad de los comerciantes es elevada y las nuevas generaciones no han querido recoger el testigo para servir detrás del mostrador, por lo que las jubilaciones han dejado caer este mercado de barrio en el olvido. Así lo atestigua el propio Esteban, que se ha quedado sólo en la zona más baja, la que da a la calle Abendaño. "Soy el único superviviente de esta parte, algunos han intentado retomar el negocio pero no han durado más de tres meses", explica el charcutero que, pese a las dificultades y la soledad que le rodea en su día a día, confiesa que nunca ha pensado en tirar la toalla. "Me gusta el trabajo que hago", añade.

Así las cosas, atraer nueva clientela resulta más necesario que nunca para no dejar morir este mítico establecimiento. En este sentido, el Ayuntamiento de Vitoria estudia acometer una reforma dentro de un plan de actuación que tiene como objetivo recuperar los mercados de barrio. El proyecto pasa por modernizar suelos, paredes y techos y dotar a los locales de un nuevo estilo que capte la atención de quienes todavía no conocen este mercado.

En la mente de todos los comerciantes está la Plaza de Abastos de Vitoria, con un proyecto ya aprobado gracias a una inversión de dinero público y privado que permitirá darle el impulso necesario para recuperar su actividad. No vendría mal seguir sus pasos, pero antes tendrán que llegar a un acuerdo sobre cómo abordar dicha reforma y, principalmente, sobre qué parte del coste total de la obra recaerá sobre los interesados y qué parte sobre el Ayuntamiento. "Lo más difícil va a ser convencer a los puestos que no están en activo de que participen económicamente en la reforma, ellos son los que más trabas nos podrían poner", asegura Raquel Don, administradora del Mercado Gasteiz, y dueña de la panadería que también vio nacer esta galería comercial.

A lo largo de todo este tiempo, los distintos negocios han conseguido ganarse la fidelidad de sus clientes, que no han sucumbido a la tentación de los grandes supermercados que se han abierto en la zona y buscan en este mercado calidad y, sobre todo, un trato familiar. "Yo tengo clientas que vienen desde hace 28 años, les guardo el pan que les gusta, me llaman por teléfono para hacer un encargo y hacen la compra incluso cuando se han olvidado la cartera. ¡Eso no ocurre en el Consum!", exclama Raquel.

También opina así Ana Ansotegi, la pescatera, que reconoce que con el tema de la crisis cada vez "mima" más a sus clientes, que son muy fieles. "Les abrimos las anchoas para que las puedan rebozar y muchas otras cosas más, en definitiva, aquí les hacemos la rosca. Pero este mercado necesita un poco de alegría para que venga más gente", opina, mientras atiende a Maite Nanclares y su marido Eder Morán, una pareja que descubrió este establecimiento hace un año y que, pese a vivir en Txagorritxu, acude semanalmente a comprarle pescado. "Tienen muy buen producto pero sí es cierto que se echa en falta ver a gente joven comprando, está un poco dejado", apunta Maite. Una apreciación que comparte con Ángeles Amadoz, una de esas clientas de toda la vida. "Si va a ser esta la solución para que venga más gente, que lo hagan", afirma tajante.

El proyecto de regeneración, de hecho, no sólo pasa por un lavado de cara sino que se pretende utilizar la cultura para estimular la actividad comercial. Sin ir más lejos, el mercado ha sido elegido para acoger la nueva edición del concurso Muralia, que se desarrollará entre el 19 y el 30 de noviembre. Los participantes iluminarán las persianas de los locales cerrados con distintas creaciones artísticas que girarán en torno a un tema en común: la alimentación. Los comerciantes esperan que la iniciativa dé a conocer este espacio entre la gente más joven y que lo conviertan en su mercado de barrio como ya lo hicieron las generaciones pasadas.