Vitoria. Entre todos la mataron y ella sola se murió. Así podría interpretarse el proceso de elección de Síndico en Vitoria, una figura la del defensor vecinal que está más en la cuerda floja que nunca. La oposición no ha consensuado de momento un candidato alternativo al presentado por Javier Maroto -la secretaria del Pleno, Idoia Martínez Peñalva-. Y como ni PNV, ni PSE ni Bildu están dispuestos a que la letrada asuma el puesto dejado por el abogado Javier Otaola, el alcalde tiene las manos libres para prescindir de la Sindicatura. Una opción que tampoco parece disgustar al resto de partidos, más que nada por el dinero que cuesta el Síndico al Ayuntamiento. De no haber acuerdo final, las funciones del defensor vecinal pasarán a manos del Ararteko, cuya oficina también está en Gasteiz.
Y es que, tras varias reuniones, la última ayer, los grupos de la oposición no han consensuado un sustituto para Otaola. A pesar de que había varios nombres sobre la mesa, todas las propuestas han ido cayendo, unas por el perfil político de los candidatos y otras porque los propios consultados no están por la labor de asumir el cargo. Aun así no tiran la toalla y habrá nuevos encuentros en los próximos días. Ello implica que el alcalde tendrá que posponer del Pleno del lunes el punto correspondiente a la elección del Síndico.
El nombramiento del defensor vecinal requiere el respaldo de las tres quintas partes de la Corporación municipal, aunque todos los partidos han manifestado en reiteradas ocasiones que lo ideal sería un acuerdo por unanimidad para que su figura no se vea salpicada ya desde el principio por los vaivenes políticos.
Hasta la fecha sólo Otaola ha desempeñado esta labor pero ya ha rebasado el máximo de años que la normativa le permite permanecer en el puesto, y toca por tanto elegir un heredero. Un proceso que llega en el peor momento para las arcas municipales debido a la merma de ingresos y las deudas que tiene el Ayuntamiento. La delicada situación financiera es precisamente la razón por la que Maroto aboga por una persona de la casa, un funcionario municipal que ya esté en la nómina del Ayuntamiento y cuyo coste sea inferior al que supondría contratar a un profesional de fuera. Sin embargo, su apuesta por la secretaria del Pleno no ha cuajado. La oposición piensa que Martínez Peñalva debe permanecer en su silla actual, al frente del máximo órgano jurídico del Ayuntamiento. Además, nacionalistas y socialistas están molestos con la forma en que el alcalde anunció sus intenciones: primero la relevó de su cargo y después propuso que ocupase la Sindicatura con la única intención, según la oposición, de quitársela de encima. Así las cosas y mientras los grupos estudian los pros y los contras del último nombre que ayer se puso sobre la mesa, la renovación del Síndico está en el aire. La incógnita está en si esta situación es temporal o definitiva.
Las asociaciones de vecinos son hasta la fecha los únicos que de forma pública se han posicionado a favor de la desaparición de esta figura. Considera que su labor ya es desempeñada por el Ararteko, Iñigo Lamarca, y por tanto no es necesaria.