Vitoria. La salud financiera actual de Gasteiz y los "despilfarros" cometidos en el pasado generaron ayer una intensa marea de cifras en el Ayuntamiento. También de reproches y dudas, las que generan unas arcas cada vez más maltrechas por la crisis y todas esas inversiones mutiladas al calor de los recortes. La caja de los truenos se destapó cuando el concejal de Hacienda, el popular Manu Uriarte, desveló que la Tesorería municipal sólo contaba el pasado 30 de septiembre con 25 millones de euros entre cuentas corrientes y depósitos, una cifra que oscila constantemente en función de los ingresos que recibe el Consistorio -el más importante, a través del Fofel- pero que a día de hoy no cuadra ni al PSE ni a Bildu.
En consecuencia, ambos grupos pusieron en duda que el Gobierno municipal vaya a poder acometer en los próximos meses las inversiones necesarias para levantar los equipamientos que hay planificados en los nuevos barrios, como el centro cívico de Zabalgana. El responsable de Hacienda, entretanto, garantizó que "los proyectos se van a hacer y los pactos se van a cumplir" y acusó a socialistas y abertzales de generar un alarmismo innecesario, especialmente a Bildu.
Fue su concejal Antxon Belakortu quien se mostró más incisivo, logrando incluso en última instancia de boca del interventor general, el órgano de control económico del Ayuntamiento, la confirmación de que parte del dinero destinado a inversiones en los nuevos barrios -el que proviene de la venta de suelo municipal- se ha destinado a sufragar gasto corriente. La cifra exacta quedó en el tintero, pero Uriarte no salió indemne de las críticas de Belakortu pese a sus constantes llamadas a la calma. "Saca usted unas conclusiones rocambolescas que siempre se acercan a lo que quiere decir", le espetó Uriarte. "¿Cómo piensa salir de ésta? ¿Usted sabe el boquete que está preparando el PP en la ciudad?", le preguntó antes el concejal abertzale.
El edil de Hacienda insistió varias veces en que esas cantidades, dividendos de la sociedad urbanística Ensanche 21 por la venta de suelo, "se gastarán íntegramente en inversiones, que es a lo que estamos obligados", garantizando de nuevo que los equipamientos verán la luz tal y como ya ha prometido el alcalde, Javier Maroto. Su antecesor, el ahora portavoz socialista Patxi Lazcoz, fue el primero en poner en duda la claridad de las cuentas, "absolutamente sorprendentes" a su juicio, advirtiendo de que "faltan muchos millones de euros" y recordando que hace un año, "por hacer el cálculo exacto", en Ensanche 21 había "100 millones" al margen de los ingresos del Fofel. "No cuadran las cuentas", advirtió el ex alcalde, acusaciones que Uriarte volvió a negar reiteradamente aunque sin ofrecer demasiadas explicaciones.
No sólo se habló ayer en el Consistorio del presente y el futuro, sino también del pasado. El pago de 2,4 millones a la constructora Corsán-Corviam para zanjar los errores del Gobierno de Alfonso Alonso con la obra del vial de Sidenor también sirvió a los grupos para desahogarse con el actual Consistorio, del mismo color político que aquél. El propio Belakortu, quien destapó el pacto con la constructora para evitar un gasto mucho mayor, calificó de "patética" la forma de gobernar de los populares y acusó al Ayuntamiento, también al actual, de "poner todos los recursos no para que la ciudad prospere, sino para que el PP prospere". En medio de este debate también habló el portavoz del PNV, Gorka Urtaran, para recordar el rosario de proyectos fallidos durante los últimos años debido a la "mala gestión" del PP o a las "disputas políticas" de los conservadores con el PSE. En "35 millones de euros a la basura" cifró Urtaran el gasto en planes que nunca vieron la luz como el BAI Center, el auditorio de la Senda o la estación de autobuses prevista inicialmente en el parque de Arriaga. "Dejen de una vez de lado esta política despilfarradora", censuró el portavoz jeltzale, política propia de una "década negra".
Tras el enredado debate entre grupos, los portavoces de las asociaciones vecinales Zazpigarren Alaba y Errota Zaharra comparecieron en el turno popular de la comisión de Hacienda para pedir al Gobierno municipal "cambios" en las ordenanzas fiscales que próximamente comenzarán a debatirse en el Consistorio. Su exigencia, la misma que comparte otra veintena de asociaciones, pasa por congelar de cara al próximo ejercicio las tasas, impuestos y precios públicos, para suavizar la "muy preocupante" situación que están atravesando muchos vecinos.