Queda poco menos de un cuarto de hora para que den las doce del mediodía y apenas siete personas bajan en la última parada del tranvía de Abetxuko. La nueva marquesina ubicada junto a la plaza del 1 de Mayo tiene sólo dos semanas de vida y poco ajetreo. "Hay muy poca gente que lo usa, quizá es que todavía no se han enterado de que pueden hacerlo", comenta con cierto asombro Brahim Kias, que trabaja en el recurso que Cáritas tiene en este barrio.

Pero nada más lejos de la realidad. La segunda línea del metro ligero de Vitoria acaba de estrenar su ampliación hasta el centro de Abetxuko tras años de debate y dos intentos fallidos. En el barrio ha sido durante mucho tiempo uno de los grandes temas de conversación y motivo también de algunas desavenencias. Finalmente, el tenso debate mantenido entre dos asociaciones vecinales, una contraria al trazado, Uribe Nogales, y otra a favor, Cauce Vecinal, ha terminado dando la razón a esta última.

Lo cierto es que las dos nuevas paradas -Kristo y Abetxuko- cuentan todavía con pocos usuarios, si bien es cierto que en las horas punta el número de viajeros se dispara. Aunque algunas casas lucen todavía mensajes contrarios al trazado, el tranvía tiene cada vez más adeptos. Es el caso de María Ángeles Marchena, que lo usa continuamente. "En el barrio tenemos lo justito y bajo mucho al centro a hacer compras; además, a cierta edad subir esa cuestita se hace duro", explica en referencia al tramo de calle que había que recorrer hasta ahora, cuando el tranvía sólo llegaba hasta el puente. También opina así Josefa Ciudad, que vive en Madrid pero viaja periódicamente hasta Vitoria para visitar a su hija, que reside en Abetxuko "Es muy cómodo, me bajo en la estación de autobuses y cojo el tranvía en El Corte Inglés", asegura.

El temor a los ruidos y vibraciones se va disipando poco a poco aunque todavía hay tramos en los que el hierro chirría con ganas. Será que le falta aún mucho por rodar. Sin embargo, nunca llueve a gusto de todos y ya hay quien lamenta que los vagones de Euskotran no entren más. El tranvía llega sólo hasta la iglesia, lejos de las zonas por las que continúa extendiéndose la ciudad en este enclave, algo que algunos no ven con buenos ojos. Es el caso de Vicente Gallardo, que lleva más de 50 años viviendo en Abetxuko y que observa que algunas zonas del barrio como las que se accede a través del Paseo de los Nogales o por el final de la calle El Cristo están quedando cada vez más aisladas. "No hay tiendas y la gente mayor que vive allí no puede llegar andando hasta la parada", denuncia. "Esos vecinos pagan sus impuestos igual que nosotros, y no tienen acceso al tranvía", comenta sobre este asunto Juliana Teomiro.

A esta circunstancia se le añade el hecho de que desde que se estrenaron las nuevas paradas del tranvía, el Ayuntamiento ha decidido eliminar la línea de autobús que daba servicio al barrio, una medida que ni partidarios ni detractores del metro ligero comparten. "Es cierto que el tranvía es más cómodo y rápido, pero el bus tenía muy buenas conexiones y nos daba muchas más opciones", afirma Carmen López.

La línea dos del tranvía es la segunda en llegar a la capital alavesa tras la inicial de Lakua en julio de 2009. Entonces se quedó justo a las puertas del barrio. Tanto Alfonso Alonso como después Patxi Lazcoz intentaron sin éxito extender los raíles hasta el corazón de Abetxuko. Finalmente, y pese a la oposición del Parlamento Vasco, el ex edil socialista buscó la forma de retomar el proyecto junto con la asociación Cauce Vecinal, anunciando el inicio de las obras antes de verano de 2011.