Vitoria. "¿Qué tal se viene hasta aquí?", preguntó sobre las 11.00 horas una pareja mayor a uno de los usuarios que se apeaban del tranvía en Abetxuko junto a la plaza del 1 de mayo. "¿Pero nos subimos aquí mismo?", dudaron. Los vecinos deben acostumbrarse aún a la nueva parada final del barrio, situada en su zona centro y no junto al puente como hasta ahora. La línea del metro ligero se ha extendido, por fin, 750 metros por las calles La Presa y El Cristo y ayer se estrenaban también las nuevas paradas: la ya antigua marquesina final pasa a denominarse Kañabenta y, además, se cuenta con otras dos estaciones, Kristo y Abetxuko.

Euskotren anunció esta misma semana que comenzaba el nuevo recorrido. Con este anuncio no sólo se acaban las últimas semanas de ensayos, sino también una larga polémica que motivó que en el barrio hubiera un tenso debate entre dos asociaciones vecinales, una contraria al trazado -Uribe Nogales- y otra a favor -Cauce Vecinal-. Esta línea fue la segunda en llegar a la ciudad -tras la inicial de Lakua- en julio de 2009. Entonces se quedó justo a las puertas del barrio, nada más pasar el nuevo puente. La idea era crecer hacia el interior, pero las críticas vecinales hicieron que ese proyecto se descartara por primera vez durante la última legislatura de Alfonso Alonso en el Ayuntamiento, en 2007. Justo en víspera de unas elecciones. Residentes de la zona temían los ruidos y vibraciones, el paso del metro por calzadas estrechas y que, con el trazado de las calles La Presa y El Cristo, no se diera servicio a todo el barrio, porque el metro se quedaba a la mitad, lejos de las zonas por las que se continúa extendiendo la ciudad en este enclave.

Durante la pasada legislatura de Patxi Lazcoz hubo otro intento. De nuevo hubo discusión política, medioambiental -sobre si se habían seguido los trámites necesarios- y vecinal porque se retomaba el mismo proyecto antes aparcado. El Parlamento Vasco votó en marzo de 2010 en contra de la ampliación y desde el PSE, defensor de esta inversión, se dudaba de que hubiera una "tercera oportunidad" para el tranvía de Abetxuko. Pocos meses después, el gabinete Lazcoz y la asociación Cauce Vecinal buscaron cómo retomar el proyecto, cuyas obras se anunciaron para antes de verano de 2011. Y así fue.

La opinión de vecinos y usuarios Las casas de Abetxuko lucen todavía mensajes de No al trazado impuesto del tranvía, y tanto vecinos como usuarios conocen de memoria los beneficios e inconvenientes del sistema. Francisco José Díez, funcionario que trabaja en un piso tutelado en la zona, valoró ayer que, con esta ampliación, el tranvía le deja "casi en la misma puerta" de este recurso de los servicios sociales, por lo que el sistema le parece "más cómodo". Otro usuario, Pedro Aguilar, también subrayó los pros del metro mientras se ponía al tanto de los nuevos horarios: "Mi mujer y yo somos mayores, así que para nosotros desde luego es un avance".

Ninguno de los dos, por cierto, utilizaba el servicio de autobús lanzadera que conectaba la antigua parada final del tranvía con el resto del barrio. Preferían caminar que esperar. Ambos también están al corriente de las dudas generadas en el barrio, como las que mantiene Antonio Durán, vecino desde hace más de cuatro décadas de la calle La Presa: "Va casi vacío hasta esta zona. Y sí se nota mucho el ruido en casa, casi más que en la calle, que sobre todo se debe a los raíles. Y más cuando sube hacia el centro del barrio que cuando baja". Otra vecina de la misma vía desde hace 30 años, Ana Quílez Toledo, también reconoció estos inconvenientes, pero matizó que "los coches también hacen ruido" y se mostró a favor de la ampliación: "Esta tarde espero probarla".

Uno de los encargados en testar el sistema -que, por cierto, mantiene en general sus frecuencias, de 7,5 minutos en el eje central y 15 minutos en los dos ramales, a Ibaiondo y Abetxuko- fue el director vasco de Transportes, Mikel Díez Sarasola, quien destacó que ayer era "un día feliz para la movilidad sostenible de Vitoria". Desde Euskotren calculan que la extensión dará servicio a cerca de 3.500 personas, pero cualquier gasteiztarra ya puede ponerla a prueba. El corazón de Abetxuko ahora tiene raíles.