Vitoria. El palacio de Eskoriaza-Eskibel de la capital alavesa ha abierto sus puertas a la Fundación Museo del Ferrocarril Vasco, que resumirá a los vitorianos los 150 años de presencia en Euskadi de un medio transporte que hubo de languidecer durante décadas ante el auge del automóvil, y que ahora parecer renacer de la mano de las políticas sostenibles.

De hecho, la exposición del palacio vitoriano, aperitivo del VI Congreso de Historia Ferroviaria que se celebrará en el Palacio Europa los días 5 y 7 de septiembre, nace gracias al galardón Green Capital que Vitoria luce con orgullo durante 2012. La fundación con sede en Azpeitia se ha convertido en protector de la capital verde europea, "escaparate ideal", según la organización de la muestra, para divulgar el potencial del tren para la sociedad del siglo XXI.

La exposición persigue dar a conocer la historia del ferrocarril en el País Vasco y poner en valor el patrimonio ferroviario de Euskadi, en su mayoría custodiado en el Museo Vasco del Ferrocarril de la localidad guipuzcoana.

Diseñada para recibir tanto a familias y turistas como a centros educativos y de mayores, asociaciones culturales y universidades, la muestra presenta la realidad socioeconómica que supuso el desarrollo ferroviario en Euskadi durante siglo y medio, y cuenta para ello con la ayuda de numerosas fotografías antiguas y documentos históricos custodiados habitualmente en Azpeitia.

Tras analizar la influencia del tren en el desarrollo urbanístico, tecnológico, comercial, industrial o geográfico de los tres territorios vascos, la exposición da a conocer la situación actual, con el TAV en plena fase de construcción, y destaca la apuesta de las instituciones europeas por este medio de transporte desde el punto de vista de la sostenibilidad.

La exposición, comisariada por Carlos Larrinaga, de la Universidad de Granada, arranca explicando cómo se organizaba el transporte en Euskadi antes de que la inauguración del tramo Miranda de Ebro-Olazagutia iniciara una nueva era. Esperando la llegada del ferrocarril cuenta cómo se recibió aquella máquina ultramoderna que los indios norteamericanos bautizaron como caballo de hierro y que en el Estado echó a andar con un handicap que arrastraría hasta nuestros días, un ancho de vía que sólo con la llegada de los aves se ha empezado a homologar con el resto de Europa. La segunda parte de la exposición cuenta esta historia, y también la de los ingenieros de caminos que diseñaron los trazados, o los modelos de gestión empresarial de las antiguas compañías privadas.

Los trenes de vía estrecha en Euskadi, el paso de la máquina de vapor al motor diesel o la permanente evolución tecnológica de este medio de transporte conforman el tercer espacio de una muestra que culmina mirando al futuro.

Así, quienes ser acerquen por el palacio del Casco Medieval, espacio elegido por ser el único disponible con capacidad para albergar la muestra, podrán conocer el nuevo marco de gestión ferroviaria diseñado por la Unión Europea, basado en la apuesta por la alta velocidad.